(LA
VOZ DEL TECLA, N.º 135-22 de Noviembre de 1913)
En primer término, bajo las amplias
bóvedas del coro capitular, vése al venerable párroco actual D. Juan Rey
Iglesias teniendo a su derecha al coadjutor don Sergio Martínez y rodeados
ambos de la sección B.ª de los niños asistentes al catecismo; en segundo lugar
divisanse los arcos que dan acceso a las naves laterales, coro bajo, arco
toral, ornamentado de artísticos frescos, representando los escudos de las
órdenes militares, los fundadores y bienhechores del monasterio, y terminado
por dos escudos que una simbólica águila imperial prende de sus garras,
finalmente destacase en el fondo la capilla mayor con su altar, preciosa joya
del arte cristiano y ornamental.
Refieren importantísimos autores,
entre los que se cuentan Mariana, Lafuente, Manrique, Florez, Murguía, Padín, y
lo consignan en su Historia de Bayona
los literatos e historiadores D. José de Santiago y D. Ulpiano Nogueira, que
por el año de 1132 unos piadosos ermitaños, que elevaban al cielo sus preces en
la iglesia de S. Cosme y S. Damián, sita en las ásperas montañas de S. Colmado
que se hayan entre Bayona y Tuy, acudieron al Obispo de Tuy D. Pelayo, para que
les permitiese pasar y vivir en Loureza. De aquí pasaron a Oya donde el rey de
Castilla y de León, D. Alfonso VII, llamado el Emperador de España, donó a
dichos religiosos los predios que eran de su propiedad. Nos refiere Manrique en
sus Anales que los primeros monjes
que dieron comienzo a la monumental obra de la iglesia y monasterio fueron los
llamados monjes negros siguiendo a
estos los de la Orden del Cister que trabajaron en la construcción del templo
hasta su extinción. Parece ser también que la ermita que hay al paso por la
sacristía fue la primera que los monjes tuvieron como habitación y que
alrededor de ella se levantase la suntuosa fábrica, admiración de propios y
envidia de extraños.
Oya,
Noviembre de 1913
Nauj Yer Saiselgui
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