jueves, 31 de julio de 2014

(BAIXO MIÑO) EL TERREMOTO DE LISBOA, 1º DE NOVEMBRO DO 1755 (II)

El Monasterio de Hoya, que debe su fundación al Señor Emperador Don Alonso, su aumento, y conservación a los demas señores Reyes de esta Monarchia esta alas orillas del Mar Occeano. A la quasi igual distancia de dos leguas entre las Villas de Bayona y La Guarda. Este el dia 1º de Noviembre del presente año, en que la Yglesia de Dios celebra la festividad de Todos los Santos, estando para entrar a cantar la tercia con la solemnidad acostumbrada, y preparados los Ministros para la Missa Mayor, a cosa de las diez menos quarto se empezo a sentir un temblor de tierra algo lento, que fue creziendo en tanto grado los cinco, o seis minutos que duro, que parecia undirse todo el Edificio, desquiciandose como de facto se desquiciaron las maderas y vigas de los Claustros asta (…) caer los mismos sillares, y piedras donde tenáin su asiento. La Yglesia y mas bobedas de el Monasterio hacian tal sentimiento, y desunión entre si, que todos consintieron, en que se venia a tierra el templo, y Casa, huiendo toda la Jente de ella, a excepción de Algunos Monges, que clamaban a Dios desde el retiro por la misericordia en tanto conflicto. Muchos de los que salieron del Monasterio vieron mover de tal manera la torre nuebamente construida, que les parecía imposible el que pudiese mantenerse:

            Los estribos que estan arrimados a la frontera del Monasterio se apartaban de la pared quasi una vara viendose por entre dicha pared, y estribo otros edificios contiguos: el ruido, que hubo mientras duró el terremoto fue como un trueno que suena a lo lexos sin interrupción alguna, motibado lo mas del cruxir de piedras y edificio. Se observo en el movimiento de la torre, y un piramyde que está sobre la Yglesia, que el movimiento, y terremoto caminaba de Naciente a Poniente, o al Contrario. No paró aquí el conflicto de los Monges y naturales de esta Jurisdicción: Porque haviendose restituido todos a la Solemnidad de la missa y tercia, volvio a repetir aunque mui de paso el terremoto, y acabada de celebrarse se vio venir una montaña de Agua de Mar con tanta prisa y ruido que parecía querer sorber el Monastterio. Llegó a su murralla, y bolvio a retroceder con la misma fuerza. Vino segunda vez, llego al mismo sitio, y se bolvio a retirar con el mismo impetu. Prosiguio otra vez, y se reconocio menos furioso el golpe de agua, y se quedo más atrás, pero lo que es de notar, y lo que, y lo que nos tuvo más aturdidos el ver que asta las dos de la mañana siguiente perseveró el fluxo y refluxo de las aguas del mismo modo, sin que se observase marea, ni curso regular; lo que hizo entrar en tal desconfianza a la Comunidad, que dispuso quedarse personas en vela aquella noche para avisar en Caso de que hubiese novedad mayor en las aguas. Antes del terremoto no hubo mas indico ni señal que un aire furioso en la noche antezedente.
            Las quiebras en el Monasterio que ocasiono fueron: desplomarse y abrirse la pared y bobeda del Cruzero de la Yglesia; sentirse los edificios todos abrirse un arco de una Capilla, en que descansa la escalera principal de la Yglesia de modo que fue preciso postearla para que no se venga a tierra; y ademas de esto toda la fachada principal, que cae a la plaza de Armas del Monasterio, se desplomó un palmo, y amenaza ruina en opinión de Nuestros experimentados. Sus habitantes, por la Divina Misericordia, no han padecido más daño, que aquel susto natural a todo viviente, ni que en la Jurisdicción de el Monasterio se observo mas daño, ni desastre que haverse muerto del susto una muger mui anciana y mal paridose otra de alli a unos dias. Por lo que se ha hecho el Novenario de hacimiento de gracias con la asistencia de la Santa Comunidad (…) su Pueblo exponiendo a las milagrosas y devotas Ymagenes de Santo Eccehomo y nuestra Señora del Mar, que aporto sobre un lebr (…) en las orillas de este Mar quando la Impia Isabela desterró de su Reyno estas Santas efigies y a cuia protección se atribuie nuestra libertad y amparo en semejante apuro.
            Esto es lo que pue (…) verdaderamente testificar como lo hago para que conste adonde convenga y sea necessario. Estando en este Monasterio de Santa María La Real de Hoya a cinco días del mes de Diziembre de mil setecientos cincuenta y cinco años Dr. Manuel Troncoso. Abad de Hoya.


EFECTOS DEL TERREMOTO EN OIA -8 de diciembre de 1775-
Libro de Acuerdos y Cartas Ordenes del año 1756


            Juan de Villela, Escribano Insolidum de numero y Aiuntamiento de la Jurisdición y Cottos de Hoya, certifico y hago fee en verdadero testimonio para que constte adonde convega y sea nezesario en como el dia seis pasado de estte corriente mes hallandose Su Merced la Justticia de estta Jurisdicion en su casa de Ajunttamiento que tienen en este Arrabal, en ella han hauierto carta orden de su Señoria los Señores de la ciudad de Tuy. Insertto en ella cartta orden de su Magestad expedida para que se le de quenta del subseso que en cada Pueblo de sus Reinos se ha experimentado el dia primero del corriente mes (Digo en el pasado de noviembre) y hauiendo su merced dicha Justicia y Reximiento echo comparecencia (…) y de mi escribano personas de Avilidad y Cristiandad de las quatro feligresias de que esta Jurisdición se compone en virtud del (…) miento que hivieron.  Declararon que en ella no subsedió cosa alguna mas que el susto que en el temblor que hubo (…) las nuebe y media del dia primero de dicho mes de noviembre causó a ttodos sus moradores y hauiendole manifestado asimismo la certificación que el Reverendo padre Abad da de lo subzedido en su Monasterio y de lo mas que fuera de el espresa hauer subcedido hallan ser ziertos y solo Añaden que en la dicha parroquia vieron que el rio de ella al tiempo del temblor principal pararon sus aguas y quedando seco de ellas y de inproviso bolvieron a su correr y para que tanbien constte mandaron dicho (…) re publicos se incluia dicha certificación del (…) Padre Abad con estte ttestimonio  que signo y (…) mandado de su merced dicho (…) en el (…) de Hoya a ocho dias del mes de Noviembre (…) Año de mil setecientos cincuenta y cinco. En testimonio de Verdad. Juan de Villela

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