III
LOS CULTOS DEL VOTO
(2ª parte)
Acabada la gran Misa se forma la procesión, yendo delante
las siete cruces parroquiales y los estandartes de las Cofradías del país,
detalle que se ha descuidado hace pocos años. En los días del historiador P. E.
Florez (1765) eran unos cuarenta los estandartes, los cuales, como dijo un
escritor americano, constituían un hermoso cuadro al ver flamear, agitados por
el viento, esta multitud de estandartes y banderas de variados colores,
pertenecientes a todas las parroquias.
Antiguamente
también iban “todos descalzos con seus bordons nas maos, salvo o priol que
va vestido con sua vestimenta liturgica e calzado”. Dice después la Regla
que “tomen un cramor a porta do curral de fora”; es decir, que al llegar
a la puerta del cercado de la capilla, se postran todos de rodillas y comienzan
las letanías cantadas en tono gregoriano: INDULGENTIA, KIRIE ELEISON, repitiéndose
INDULGENTIA: CHRISTE ELEISON, e inmediatamente, SANCTA MARIA: ROGAI A
DEUS POR NOS, DEUS, OUVID A NOS, KIRIE ELEISON, DEUS OUVID A NOS, y
levantándose todos seguidamente, y en igual tono prosigue el canto de la
letanía de todos los Santos, alternando el nombre de éstos con la invocación:
Santa Tecla, etc. caminando todos lentamente hasta la explanada del púlpito de
piedra. Allí se posa la imagen de la Protomártir en una mesa de granito, y
sentándose todos, se predica el sermón del VOTO. Dicen las antiguas
constituciones que “todos seían et ouvan mui entendudamente de algun dos
monjes o sermón da vida perduravil ou da saude”.
Acabado el
sermón se bendice el pan, después de la proclamación de cargos y oficios para
el año próximo, se reorganiza la procesión que se dirige al pico del “Facho”, “o
outro cabezo que está contra o aguion”, donde arrodillados todos al llegar
se reza a coro los salmos graduales y los penitenciales, con sus letanías,
versículos y oraciones, catándose al fin el VENI CREATOR SPIRITUS y el
Evangelio de la Ascensión del Señor. Antiguamente el día segundo se cantaba el
de Pentecostés.
Terminado
esto se ordena de nuevo la procesión, y continuando el canto de la letanía como
antes, se va al otro pico de “San Francisco” –“o outro cabezo que está
contra o abrego”. Allí se hace conmemoración de la Virgen en su Natividad,
regresando todos a la capilla procesionalmente donde se termina el “clamor”
o rogativa con la oración oportuna.
Van después
todos los eclesiásticos al refectorio de la Congregación, que es una casa
techada con planchas de piedra, y allí se sirve a aquellos y a los oficios de
la Hermandad pan y agua.

Durante la tarde todos debían
ocuparse en prácticas piadosas y “tratar separadamente e con toda pousadía e
honestamente das cousas espirituaes e non dar temporaes... primeiramente das
iglias que facer, ou das pontes que caen, para renovar, para ajudar os
queimados ou aqueles a que arden o que avian ou ajudar os estraños, ou para
defender as viuvas e os orphoos qe sen padre e sen madre, para remeir os
cautivos qe jacen en terra de mouros, para reformar a paz entre aqueles qe ha
non an, e asi falen de todas las outras obras qe son de misericordia, e isto
asi feito tomen cada huun de seus dobrares e de seus mantees daquela razao e
den dela por amor de deus”.
Hasta hace pocos años al día siguiente, martes, se
repetían todos los actos del lunes con la única diferencia de que en vez del
sermón se hacía públicamente por votación, o por promesas, la elección de
cargos, se pujaba la subasta piadosa de algunos oficios, terminándose con una
frugal comida en el refectorio de la Cofradía a los eclesiásticos y oficios de
ésta, durante la cual había lectura espiritual.
Al terminar
se baja en procesión la imagen de Santa Tecla a casa del mayordomo, donde
permanece hasta el domingo inmediato en que se lleva solemnemente a la
parroquia de La Guardia.
Además de
este día del VOTO hay otras tres fiestas en el transcurso del año, las
cuales son también de JUBILEO, con facultad concedida a todos los
confesores para absolver de pecados reservados a los que acudían a la capilla
de Santa Tecla. Son estos días de JUBILEO, el 23 de septiembre (Santa
Tecla), y lo segundos de las pascuas de Natividad y Pentecostés.
En estas tres festividades jubilares concurren fieles de ambos sexos en grandes
multitudes para lucrar estas gracias espirituales, acudiendo también muchos
romeros del otro lado del Miño.
A la
festividad del VOTO, y también a las otras, han concurrido
también muchas veces los prelados diocesanos, siendo el último el Excmo. Sr.
Obispo don Antonio García y García que en el primer año de su pontificado
asistió a todos los actos del VOTO.
Debo
terminar estas cuartillas recogiendo las frases del Padre Enrique Florez que
dicen: “En estas festividades lo más notable y digno de que
fuese imitado, es que en estas concurrencias no se oyen jamás instrumentos
musicales, ni se hacen bailes u otras cosas que suelen profanar algunas
Romerías, resultando que buscan lo sagrado sólo para cosas sagradas, implorando
la protección de la Santa con espíritu de penitencia y devoción”.
Tales
son los actos que en este monte de Santa Tecla vienen celebrándose hace Ochocientos
años, sin interrupciones, ni intervalos. Quiera Dios que el próximo año de
1938, año de paz definitiva para España, sea de gran renovación espiritual que
enfervorice el espíritu de la comarca.
Juan
Domínguez Fontela
Julio-Agosto de 1937.
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