III
LOS CULTOS DEL VOTO
(1ª parte)
A ruego de
muchos lectores de mis artículos anteriores, voy a publicar una breve
descripción de los actos que se celebrarán el próximo lunes, día 16, en la
festividad del VOTO.
Este se
instituyó como testimonio público de gratitud de toda la comarca de La Guardia,
por el beneficio de la lluvia, después de una pertinaz sequía de siete años que
asoló el país a mediados del siglo XIV. “Agobiados los pueblos por esta
extraordinaria sequedad –dice el P. Florez en su “España Sagrada”-, que padecía
el territorio, acudieron al referido monte al patrocinio de la Santa, y
lograron el beneficio de las aguas tan oportunamente que conocieron ser efecto
de su intercesión”. (Tomo XXII, Capítulo XVI).

He aquí una
ligera relación de los cultos de este día: En su madrugada todos los
eclesiásticos del antiguo concejo, que no están impedidos, juntamente con
grandes multitudes de varones del país y de las comarcas vecinas, con exclusión
absoluta de mujeres, comienzan a subir al monte, sucediéndose unas a otras
estas agrupaciones, según avanza la mañana. “Todos en sembra, ajuntados en
huun” – como dicen las antiguas constituciones-, “vaan a aql. Monte hu
se mostraron p. Muitas veces as virtudes de deus”.
Según llegan a la primera estación
de la VÏA-SACRA un sacerdote, o un seglar piadoso, inicia las
meditaciones de la pasión de Jesucristo en su marcha y subida al Calvario. Es
este un acto emocionante y sublimemente espiritual, saturado de recogimiento y
fervor silencioso, únicamente interrumpido por el rezo colectivo de aquella
multitud de hombres penitentes.
La sublime
majestad de los panoramas que desde allí se disfrutan, y los tenues rayos de la
luz solar que entonces alborea, comenzando a dar color y vida a toda la
naturaleza, dan a aquel cuadro un carácter de tal grandiosidad y poesía que el
alma no puede menos de sentirse conmovida y transportada a las regiones
superiores del espíritu.
Terminan
las estaciones del VÏA-CRUCIS en la puerta misma de la capilla. La mayor
parte de los que no lo han hecho en sus pueblos entran seguidamente en ésta para
recibir el Sacramento de la Penitencia, y para participar en la Sagrada
Eucaristía, que frecuentemente allí se administra.
Al romper
el día ya se ha celebrado la Misa de alba. Durante la mañana van llegando otras
agrupaciones de varones, dedicándose después todos hasta las once a prácticas
piadosas. A esta hora hácese la procesión claustral alrededor del templo.
“Comienza
entonces la Misa mayor, como dice el P. Florez, más larga que las demás a causa
de que, por antiquísima e inmemorial costumbre, se dicen en cada tercio unas
veinte oraciones, la del día, las conmemoraciones de todo los patronos de las
parroquias, y otras varias “ad diversa”, según el Misal Romano, por las
principales necesidades temporales y espirituales”.
Antiguamente,
según las constituciones, se decían tres misas oficiadas: una de Réquiem por
los hermanos de la Cofradía, otra a la Virgen, y la tercera en honor de Santa
Tecla. Estas tres misas tenían liturgia especial en cuanto a las oraciones y a
los prefacios de las dos primeras. Estos, tales como los consigna la Regla son
hermosamente piadosos y doctrinales. Toda esta liturgia está basada en antiguos
códices que se conservan en archivos monacales anteriores a los siglos X y XI,
según he podido comprobar en la famosa obra del P. Martine De antiquis
Ecclesiae ritibus y en las obras de los PP. Toledanos, que dan a conocer la
influencia monástica de la Edad Media en la organización de esta Hermandad del
Clamor. De esta liturgia hemos hecho un estudio especial, confrontando todas las
frases de la misma con las fuente documentales de los archivos conventuales de
Toledo, Tours, Arlés, Senlis y otros, en los que se inspiró la liturgia del
monte de Santa Tecla.
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