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LA VOZ DEL TECLA, 28.06.1913 e 16.05.1914, LOS PRIMEROS BARCOS DE PESCA DE VAPOR DE LA GUARDIA
(NOTICIAS
DE LA PRENSA LOCAL, “LA VOZ DEL TECLA”)
N.º
114-28 de junio de 1913.
El
jueves por la tarde entró en nuestro puerto, por primera vez la lancha motora “San Antonio”, que por los señores
Rivas ha sido adquirida para dedicarse con ella a las faenas de pesca varios
marineros guardeses.
En
la Avenida de Ordóñez y muelles, numeroso público presenciaba la entrada del
vaporcito.
Ayer
a las diez fue bendecido dicho barco por el coadjutor de esta parroquia D. José
Vicente Álvarez.
No
podemos menos de felicitar a los señores de Rivas por la protección que han
dignado prestar a nuestros marineros, y ojalá haya imitadores, a fin de hacer
resurgir del letargo en que se halla nuestra clase marinera, y vuelva a ser
nuestro pueblo exportador de pescado en gran escala, como lo fue cuando en
nuestra Ribera se contaban más de 20 lanchas volanteiras que han
desaparecido totalmente.
N.º
115-5 de julio de 1913.
El
lunes han salido en la lancha motora “San
Antonio” , con objeto de presenciar en alta mar las faenas de la pesca,
algunas distinguidas personas de esta localidad. La circunstancia de haberse
cerrado de densa niebla, dio lugar a que el regreso se retardara, por lo que
cundió alguna alarma entre los familiares de los excursionistas que llegaron,
al fin, contentos y satisfechos de su viaje.
Vista
del varadero con los volanteiros.
N.º
160- 16 de mayo de 1914.
A la
iniciativa de D. Adolfo Rivas, debe que,
dentro de poco cuente La Guardia con una flotilla de lanchas pesqueras movidas
por vapor. Algunas de éstas aparecerán
en nuestro puerto durante el próximo verano, y no es aventurado asegurar
que el ejemplo de los nuevos empresarios será imitado por otros capitalistas
que parece cifran en la pesca un venturoso porvenir para nuestro pueblo.
Algunos
de los barcos de vapor en el puerto de La Guardia.
Si
tenemos en cuenta las condiciones excepcionales que reúne el marinero guardés
su carácter sufrido y resignado, su abnegación por el trabajo, su pericia en
las artes del mar y los conocimientos que posee de esta costa, no van errados
quienes esperan hallar en la explotación de la pesca, un filón que
proporcionará pingües rendimientos a los capitales que habrán de emplearse en
la adquisición de lanchas motoras.
Con
el resurgimiento de nuestro comercio pesquero vendrá, en plazo no lejano el
establecimiento de nuevas industrias, como son las de conserva y salazón, que,
dado el carácter emprendedor de todo hijo de La Guardia, no tardará en fundarse
en esta localidad, y en ellas encontrarán el modo de ganarse el cotidiano
sustento nuestras familias.
Pero
un impedimento grandísimo se presenta para la realización de planes tan
halagüeños.
Repetidas
veces, en los comienzos de las obras de nuestro puerto, hemos oído de boca de
los más caracterizados marineros guardeses que aquellas habían de resultar
inútiles, y a fe que acertaron.
Barcos
de vapor en nuestro puerto. Al fondo la apertura de la Focella.
Cuando
por primera vez logramos poner nuestros pies sobre el inconmovible Baloeiro pasando por encima del cierre
de la Focella, cuando de labios de
un grupo de personas allí reunidas salían palabras de encomio para aquella obra
que parecía gigantesca e indestructible, tuvimos ocasión de oír a un viejo y
curtido pescador, pronunciando, con la ingenuidad y sencillez propia de la
clase, las siguientes palabras: Para
primavera hey de atravesar este paso moitas veces na jamela.
Vapores
en el puerto, a la derecha de la grúa, el cierre de la Focella con los bloques.
Las
miradas de los circunstantes se clavaron en nuestro hombre de mar que con ambas
manos en los bolsillos y fija la mirada en el suelo marchaba tranquilamente
hacia la Atalaya.
Y
pasados unos meses, las pequeñas embarcaciones cruzaban aquel paso mientras las
olas, con la tranquilidad propia de la estación, parecían abofetear con
desprecio los bloques con que un día se había querido obstaculizar su paso y
que, como burlados de su impotencia, después de haber sido juguetes del mar
embravecido, yacían hacinados en deforme montón sobre los arrecifes de la
playa.
Más,
tarde las palabras y ruegos de nuestros marineros que protestan, a su manera,
contra el proyecto de construcción del varadero y claman por que se les
construya en su lugar una dársena de abrigo, son ahogadas por la voz de la
ciencia que se obstina en hacer el primero y no el segundo que fue siempre el
sueño dorado de nuestras gentes del mar, a fin de que encerrando allí,
fondeadas y amarradas sus embarcaciones, pudieran librarse de la dura faena de
varar en la ribera, como venían haciéndolo, sus pesados barcos.
A la
izquierda de la imagen el Varadero.
Y
según su entender explicaban prácticamente y por anticipado, el porqué había de
resultar inútil el varadero.
Las
olas, decían, llegan a la Ribera, paralelas a ésta, mientras que en el varadero
han de embestir oblicuamente, y así como en la Ribera nos ayudan a varar el
barco, en el varadero tenderán siempre a atravesarlo, inutilizando todo
esfuerzo para ponerlo a salvo de las olas. Y estos vaticinios tuvieron, como los
anteriores en la Focella exacta confirmación.
Una
tercera preocupación parece haber tomado cuerpo en los marineros de La Guardia
y creemos que no están del todo equivocados, sí del Estado no se consigue el
remedio, que consideramos, sino posible, muy difícil, por lo menos.
Hemos
oído decir, más de una vez que, con el tiempo, la Ribera de La Guardia será en
la boca del puerto. Dentro de éste fondeaban no hace muchos años, algunos
barcos de vela de regular calado, que hoy les sería imposible entrar en él por
hallarse completamente cegado con las piedras de las destruidas obras y arena
que de año en año van aumentando considerablemente, hasta el extremo que el año
pasado hemos visto, durante el verano, que algunos muchachos llegaban a pie
hasta la mitad del puerto.
Si
nuestros gobernantes, sí las personas más influyentes no trabajan con actividad
y con verdadero interés. Si no se
consigue en breve plazo la reforma del proyecto y continuación de las obras del
puerto de La Guardia y de su completa limpieza, nuestro pueblo perderá el
nombre de puerto de mar, será un pueblo de la costa y en él será infructuosa
toda iniciativa que tienda a mejorar la situación de nuestra sufrida clase
marinera y dar movimiento y vida a nuestro pueblo.
N.º
176.- 5 de septiembre de 1914.
La
flota pesquera de este puerto ha sido aumentada por dos magníficas lanchas
motoras, de nueva construcción. Llevan éstas los nombre de “San José” y “El
Pilar”. La primera entró en el puerto el viernes 28 por la tarde, y es
propiedad de los Sres. D. Ricardo González y D. Arturo F. del Valle.
La
segunda llegó el domingo, a eso de las 11, y pertenece a la Marítima Guardesa , Sociedad
constituida por los Sres. D. Antolín Silva, Sres. De Troncoso, D. Emilio
Zabaleta y D. Cándido González Pacheco.
N.º
188.- 21 de noviembre de c1914.
En
la noche del viernes al sábado del actual, tuvo lugar un abordaje entre dos
lanchas motoras de este puerto.
Eran
éstas el “San José” , de los Sres. González y F. del Valle, y “El
Pilar” propiedad de la Sociedad
Marítima guardesa.
Antonio
Martínez Vicente
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