jueves, 13 de febrero de 2020

LA VOZ DEL TECLA 03.08.1918 Nº 382, (TOMIÑO - GOIAN) Monumentos Prehistóricos


Monumentos Prehistóricos
EN GOYÁN
(LA VOZ DEL TECLA, N.º 382, 3 de Agosto de 1918)
                                                                                              Dedicado al Dr. D. Juan
                                                                                                                             Domínguez, ilustre
arqueólogo gallego.
El hombre primitivo, indefenso y expuesto a los rigores de los agentes atmosféricos, procuró refugiarse debajo de los árboles, en los huecos de las rocas o de los barrancos o en cualquier otro sitio donde encontrase algún abrigo. Más tarde construyó esas primitivas moradas, los palafitos, a las orillas de los ríos y lagos principalmente, pues dedicados a la pesca y caza, elegía sitios cómodos para buscar el alimento necesario para él y la prole. Después, cuando el número de familia fué en aumento, edificó esas curiosas poblaciones de altura que tanto llaman la atención, donde se reunían una o varias tribus y colonias, y que andando el tiempo tuvieron que emigrar a otros puntos, quedando siempre la huella del hombre primitivo, por los monumentos toscos que nos dejaron labrados con instrumentos rudimentarios como las hachas silíceas. Esta edad es llamada por esta razón edad de piedra, porque aún no se sabía trabajar los metales y por lo tanto no había ni fundiciones ni talleres de forjado.
En este rincón de Galicia quedaron restos patentes de esa primitiva arquitectura, que obedecía a la necesidad de defenderse también contra los animales que le rodeaban, pues el hombre desde que nace hasta que muere lucha siempre en su propia defensa, y a dar a conocer esa primitiva arquitectura se dirigen estos ligeros apuntes.
En la cumbre del monte de S. Lorenzo de Goyán existe un sitio, cuyo nombre tradicional es Outeiro dos Fornos, donde se observan varias rocas en disposición simétrica; y entre estas rocas monolíticas llaman más la atención cinco por su tamaño gigantesco. Son semiesféricas por arriba, y en su base tienen unas aberturas por las cuales cabe una persona.
Puede observarse que estas excavaciones no son naturales, sino hechas por el hombre para que le sirviesen de vivienda, siquiera fuese transitoria, para alguna familia de las muchas que en estos tiempos remotos residían en esta región del Miño, que por causas que no conocemos tuvieron que emigrar a otros lugares, dejándonos como único recuerdo y herencia su hogar, que era su única riqueza.
Describiré a grandes rasgos uno de esos monolitos que siempre llamaron la atención de los vecinos del monte y sobre todo de la gente joven y pastores, que por allí apacentaban sus ganados. Como hemos dicho, son semiesféricos por arriba, y uno de ellos, el que estamos describiendo, tiene también un aspecto prismático en conjunto, y está sostenido y calzado por otras pequeñas rocas. En su base se observan dos grandes aberturas toscamente labradas, por las que, como hemos dicho, cabe una persona; su interior es abovedado. Los otros cuatro monolitos son parecidos.
Los naturales de aquí les llaman Fornos das abelleiras a estas piedras.
En esta descripción expongo solamente lo que he visto y observado, y que a la ligera describo para dar a conocer a los lectores de LA VOZ DEL TECLAlo mucho que por esos lugares existe de estas épocas remotísimas, y para que sirva de estímulo a los que quieren iniciarse en estudios arqueológicos, y deseando al mismo tiempo que personas competentes nos expliquen mejor lo que significan estos testigos mudos de tiempos remotos.
                                                                       Francisco Nóvoa Alvarez
                                                                                              Goyán, 30 de Julio de 1918.



sábado, 8 de febrero de 2020