NUEVO HERALDO
(AÑO I/Nº 1 do SÁBADO 30 de XUÑO do 1934)
(páxinas 11 e 12)
Una gran obra
benéfico-social; el Centro Sanitario
La
Tuberculosis es una enfermedad curable siempre que sea diagnosticada y tratada
en sus comienzos. Si tienes tos, si enflaqueces, si pierdes apetito y fuerzas
acude inmediatamente a tu médico o al Centro Sanitario para que te reconozcan y
vean por el Rayos X
PRENDA DE
DEVOCION
Una prueba de la
devoción patria de los guardeses emigrados es este edificio de piedra noble,
sobre una colina, al pie del monte, con un porche barroco a la entrada, unos
machones de granito y una solana sobre el espectáculo, en sesión continua de la
campiña maravillosa. Soberbio edificio. Trescientas mil pesetas de edificio.
Fue donado, suma sobre suma, por la aportación de los ausentes, de los que roen
el pan de la emigración y cavilan en Galicia todos los días y sueñan con el lar
patrio todas las noches. Ellos pensaron en un hospital que nunca fue posible
habilitar.
Pero la obra de los emigrados no se perdió, porque sobre
un flanco del inmueble donado campea hoy este rótulo: “Centro Sanitario”. Aquí
está, en efecto, una de estas policlínicas establecidas por la República fuera
de las vértices urbanas, acaso –y sin acaso- la obra benéfico-social mejor
pensada, mas necesaria y de mayor eficacia de cuantas pudo abocetar el régimen.
Ocho médicos de balde
He aquí una gran obra
El “Centro
Sanitario” de La Guardia no se quedó en iniciativa, como tantos otros. Por
Galicia anda ya la fama de su instalación y de su labor. Veámoslo.
Dentro,
pulcritud absoluta. A lo largo del edificio corren unos pasillos claros,
enjalbegados y borrachos de luz. Rematando uno, se abre una sala llena de
mujeres y de arrapiezos. Nos enteramos de que hoy, como viernes, funcionan en
el “Centro” las clínicas de Odontología y Tisiología. Nos enteramos por este
hombre vivaz, entusiasta, decidor y activo que resulta que es el administrador
del establecimiento.
Y
ya descubierto, es el señor Pantaleón el que, en ausencia del Director señor
Casal, nos va informando entre nuestro interés creciente.
El
Centro atiende a todos estos servicios: Médico Infantil de Higiene pre-Escolar,
don José Galarza; de Oftalmología, señor Seoane; de Higiene Social, don Emilio
Rolán: de Puericultura, don Manuel Estévez Viana, y de Otorrinolaringología,
médico militar, señor Cruz.
Todo ello, además de los de
Tuberculosis y Odontología, que hoy, como viernes, les corresponde funcionar y
que usted va a examinar por si mismo. Los otros servicios tienen dos días cada
uno a la semana.
Gritos a las madres
A
través de un dédalo de pasillos damos con el gabinete del odontólogo, a quien
le corresponde la guardia de hoy. Por esos mismos pasillos, al correr, como
quien no quiere la cosa, se hace propaganda sanitaria. Unos rótulos en los
frisos, son como altos que se dieran a la imprevisión popular constante, al
descuido maternal, a la rutina y al abandono. He aquí, por ejemplo, este cartel
aleccionador: “Lo mejor para evitar la muerte de los niños de pecho, es la lecha
de la madre”. O ese otro: “si no puedes criar al pecho, consulta al médico
antes de darle el biberón” Gritos a las madres desde una pared. Y parece que
cada leyenda ha montado allí una aduana para evitar que docenas, que cientos de
arrapiezos pasen del claustro materno a la huesa, en una estadística de
mortalidad que espanta y avergüenza a España delante de las naciones
extranjeras, tan cuidadosas, tan meticulosas, tan vigilantes de la vida de los
niños.
Se regalan bocas sanas
El Gabinete de
Odontología funciona bajo la dirección del reputado especialista don Félix
Vivar Ibeas. Cuando entramos en el recinto, cuidado y blanco, un rapaz se
desgañita infundadamente en la silla giratoria. Un niño de cinco años: Jesús
Alonso Vicente.
El doctor se
esfuerza en convencerlo de que no puede dolerle, porque la anestesia le evitará
la “pupa”. Es perfectamente inútil. Al final el médico se decide. Un chirrido,
Dos. Y saltan dos muelas.
--¿Te ha
dolido? – Pregunta el médico.
-- No señor.
-- Dos caries
menos
-- ¿?
-- Exactamente.
Funciona este gabinete como auxiliar y complemento de la Sección de Higiene
Escolar a la que en el “Centro” se atiende preferentemente. Claro es que aquí
se hacen extracciones y empastes a cuantas personas lo necesitan. Todo
absolutamente gratuito, por supuesto. Pero la higiene dental en los niños tiene
una trascendencia médica para su futuro, que no es posible desconocer. Aquí se
les prepara para que puedan poseer una dentadura sana y permanente. Algunos
vienen en estado lamentable.
-- ¿…?
-- Más. Mucho
más. El promedio es de cuarenta “clientes”. Un día han llegado a practicarse
¡ciento doce extracciones! En el de hoy fueron diez y nueve personas las que
han pasado por esta clínica.
-- ¿…?
-- Vienen los
enfermos, o directamente, en los días de consulta, o enviados por mis
compañeros de las otras dependencias. Al examinar cualquiera de ellos a un
paciente que crean tenga necesidad de examen bucal, me lo envían. Yo lo veo y
extiendo su ficha correspondiente. En ella constan los apellidos, el nombre, el
domicilio, los días y las horas de consulta. Esta tarjeta, firmada por la
instructora lleva al dorso un encasillado, en el cual se fijan los días que
debe volver. La presentación de esta tarjeta –como en la misma se advierte- hay
que hacerla siempre que se venga a la consulta.
Si queréis hacer magnífica obra
benéfica-social, apoyad a la Gota de Leche. Lleva repartidos en sus dos
primeros meses de funcionamiento 5.823 biberones.
De cuánto es capaz una preocupación
Una organización interna admirable
El señor Pantaleón
nos descubre después toda la organización interior.
Nada
más admirable. Resulta que en registro general se lleva una ficha de todo
cuanto dictaminado ha de someterse a alguna de las especialidades comprendidas
en la órbita sanitaria del Centro. Esta ficha anota después la sección a la que
pasa. Y cada una de ellas lleva a su vez otra ficha en la que se repiten los
datos personales y se anotan los días en que le corresponde al enfermo repetir
la visita.
Algunas
de estas fichas son particularmente interesantes. He aquí, por ejemplo, la del
Servicio Médico Infantil. Se anotan los detalles todos: antecedentes
familiares, datos obstétricos, historia de la lactancia, peso del niño al
nacer, sueño, época en que dio los primeros pasos y en que le nació el primer
diente y en que comenzó a hablar…Se registra incluso si duerme o no solo el
pequeñuelo. El examen médico, escrupulosísimo, y minucioso, investiga el
aparato digestivo y el respiratorio, el sistema nervioso y el endocrino; los
ojos, el oido, los órganos genitales, el esqueleto, los dientes, el tropismo
muscular. Es admirable. Todas las dolencias infantiles, desde el sarampión
hasta las anginas, desde la escarlatina hasta la difteria, desde el coqueluche
hasta la varicela, son rigurosamente anotadas. Se tienen en cuenta las
inmunizaciones y las reacciones de tuberculina, Shik y hasta Wasermann. Y aún
después se lleva una gráfica dietética y la historia del peso, talla y
perímetro torácico en el primer año. Ninguno hubiera exigido tanto.
La vacuna B.C.G. contra la tuberculosis
se aplica gratuitamente a los recién nacidos. Todas las madres deben avisar al
centro Sanitario el mismo día que nazca el nene.
Tu salud no es la tuya
No podemos cohibir
el elogio para el estado, la Inspección Provincial de Sanidad, que tan enorme
entusiasmo, tantísimo desvelo y tanto amor pone en la dirección de esta
empresa, de la cual el doctor Andueza es verdadero obsesionado. El
administrador aun nos llena de más asombro:
--
Pues al lado de toda esta labor científica va la labor social. La institución,
además, envia a cuantas han sido madres dentro de la jurisdicción del Centro
–Distrito de Tuy-, y en cuanto el Juzgado nos envia este dato, folletos
explicativos, conteniendo consejos higiénicos que deben guardarse con los
niños, peligros que les acechan, normas que deben presidir la lactancia y la
indicación de que acudan, a la menor duda posible, al médico. La clínica de
Puericultura es la más concurrida. Su labor es imponderable.
También nos
enteramos que en otros aspectos, como el que atañe a las dolencias venéreas, la
institución benéfica de La Guardia realiza una gran obra, humana y previsora.
Reparte cuadernos gráficos en los que se divulga que las enfermedades secretas
ya no lo son; en los que se reacciona contra el viejo rubor fatal de no
someterse a tratamiento, en los que se avisa de los peligros y se mencionan los
castigos, en los que se hace saber al ciudadano consciente: “Tu salud no es la
tuya; te debes a los tuyos, a la sociedad y a la raza”
Tuberculosis, Tuberculosis,
Tuberculosis
Debe y haber
de la naturaleza en Galicia
De pronto
oímos un rumor, como de máquina de cine, al entrar en una sala, y el
administrador nos informa de que estamos en el Gabinete de Tisiología.
-- El más
importante, como usted comprenderá –añade- de todo el Centro Sanitario.
Bien lo
comprendemos. La Naturaleza, que tan manirrota fue con Galicia, nos puso el
contrapeso del clima, fatal para las enfermedades pulmonares. Ahí está la
gráfica espantable de la mortalidad por tuberculosis gravitando sobre nuestra
tierra. Y en el índice máximo de esa sierra, El Ferrol y Tuy precisamente, en
donde se ha montado una clínica gratuita de Tisiología dentro de un
establecimiento de tipo benéfico. Pero como aun queremos saber más, obtenemos
la venia oportuna y penetramos en la sala.
Acaba de
encenderse la luz, y los quince o veinte hombres que aguardan turno para ser
objeto de examen radioscópico aparecen un momento un poco deslumbrados. De
ellos, cuatro o cinco, desnudos de medio cuerpo para arriba, aguardan a que les
hagan emparedarse en el aparato de Rayos X, un médico joven y talentoso –-don
Dario Alvarez Blázquez – que, dotado de unas gafas, un mandil de plomo, unos
guantes hasta el codo y una paciencia hasta el infinito, va despachando a los
presuntos o efectivos enfermos, como si despachase pases a la vida o a la
muerte.
-- S.E., dice,
alternativa, y la enfermera que fue del Centro Sanitario –-esa mujer adorable
que se llama Araceli Loriga, que, está glorificando, por el altruismo de su
obra, un apellido del héroe que fue su hermano el aviador Joaquín, ya glorioso-
va apuntado en el cuaderno de notas las indicaciones del doctor.
Aduana de
salud
Hablamos con
el médico, en la misma sala, interrumpiendo unos momentos su labor fatigante.
--¿…?
-- Si, señor.
Los viernes y lunes se hacen investigaciones sistemáticas en personas
aparentemente sanas y desprovistas de antecedentes hereditarios. Naturalmente
que se hacen también, y con un cuidado escrupuloso, en personas con antecedentes
hereditarios y, sobre todo, con familiares de enfermos que siguen tratamiento
en el Centro. Se investiga igualmente a los niños, enviados como sospechosos,
de higiene escolar y pre-escolar, a las mujeres mandadas también como enfermas
desde la Sección de Maternología. Un ligero interrogatorio. Una radioscopia.
Los que, después de este examen, confirmen las sospechas o corroboren su
enfermedad, pasan ya a la consulta de los miércoles, donde se les ve otra vez,
pero ya detenidamente, sometiéndolos a examen clínico completo –exploración,
análisis de esputo, cuotireación, radiografía, sedimentación, etcétera,
etcétera—instituyéndoles tratamiento.
--¿…?
--Eficacísimo.
Gracias a este procedimiento de la investigación sistemática –sigue añadiendo
el joven y ya afamado médico doctor Alvarez Blázquez—se logra captar una
cantidad enorme de tuberculosos precoces e inapetentes, a los que se sorprende,
casi siempre, en un momento muy propicio para su curación.
--¿…?
--Por
supuesto, que se les aísla y se les educa para que no constituyan un peligro
para sus convecinos. De este modo eliminamos una gran profusión de focos
bacilíferos, que antes se hallaban ignorados y diseminados, sembrando gérmenes
entre familiares y vecinos. Y de esta forma, además se consigue para los
enfermos un tanto por ciento de posibilidades de curación de muchísimo más
volumen al que se lograría esperando a que vinieran voluntariamente a la
consulta, cuando el mal estuviese ya muy avanzado.
--¿…?
--La lucha
necesita intensificarse en Galicia y en toda España. Hace falta crear el número
de Centros precisos para atender a esta necesidad imperiosa de vigilancia y de
defensa individual y social. Pero será preciso también, crear los hospitales de
aislamiento, para recluir allí a los casos doblemente graves, por el
padecimiento y la potencialidad del contagio. Y los Sanatorios, para los que
necesiten de una vida sanatorial imprescindible a su curación y para practicar
en ellos las intervenciones quirúrgicas de la especialidad.
En España,
¡Cuánto resta por hacer! En el extranjero, en países de menor capacidad de
población y de más difícil penetración del mal, de menor extensión tuberculosa
y con menos habitantes, se multiplican los Sanatorios. Desde las grandes
naciones alemana y francesa, hasta las nuevas y pequeñas nacionalidades como
Estonia y Finlandia, el régimen sanatorial está cubierto. En Galicia, en
cambio, a pesar de las excelentes estaciones medias de que dispondríamos, no se
ha pensado lamentablemente en eso.
Una
estadística elocuente
--¿…?
--Desde que
estoy encargado de esta sala –hace menos de tres meses—se han hecho
cuatrocientas investigaciones sistemáticas, habiendo pasado por consulta más de
cien enfermos sospechosos y confirmados. Veintidós siguen por ahora,
tratamiento. Neumotorax, inyecciones endovenosas, de oro y de calcio, que pone
el Centro mismo, sin el menor desembolso de los enfermos. Sobre alimentación:
todos los lunes el Centro reparte aceite de hígado de bacalao. Se hace un
reparto de quinientas raciones. El dato me parece elocuente.
Prevenir es mejor que curar. En el
Centro Sanitario se aplican gratuitamente las vacunas preventivas contra la
viruela, fiebre tifoidea, difteria, etc.
Las tres glorias
Todavía
visitamos, en el primer piso, el despacho del director. Da a una esplendida
solana, que domina el panorama milagroso, tan fuerte, detallado y mimoso, que
parece un fondo de primitivo flamenco.
Salimos.
Salimos a la gloria de la tarde, de la preocupación humanitaria, de la justicia
benéfico-social. El Tecla, desde lo alto, empieza a sombrear la tercera gloria:
la del paisaje.
A.S.
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