Una fotógrafa descubrió por casualidad la losa, reutilizada como
dintel, y mandó por SMS la imagen de la que sería la única que se conoce de un
abad de este monasterio.
«El hallazgo nos ha entusiasmado
a todos, no se conocía la lápida de ninguno de los abades de este monasterio»,
afirma Fernando Javier Goberna. Él es el presidente de ACAMO, la asociación
cultural de Amigos do Mosteiro de Oia, única
abadía cisterciense de la Península ubicada frente al mar. Una de sus
colaboradoras, la fotógrafa Lorena González, acaba de descubrir la primera y
única lápida fúnebre que se conoce de un abad de este monasterio.
Ha sido un hallazgo casual, por
lo que explica Goberna, pero sin restar mérito a los resultados. Miles de
personas habrán pasado por delante del alpendre que atesoraba esta joya
arqueológica desde, al menos, un siglo, según los cálculos de Fernando Javier
Goberna. Solo Lorena González posó sobre él su objetivo y envió al presidente
de la asociación un sms desde el mismo alpendre. «Ella me dijo en su mensaje:
creo que deberías ver una piedra existente en una construcción cercana a mi
casa». Tan próxima a su vivienda como al propio monasterio, del que le separan
no más de 200 metros .
Goberna acudió a la llamada y allí se toparon con la pieza, «que funciona como
dintel de la única puerta de una pequeña construcción situada en la calle
central de El Arrabal». La emoción fue en aumento hasta que localizaron el
elemento definitivo e identificativo que confirmó sus sospechas. «La
identificación del báculo abacial no dejó lugar a dudas, estamos ante una
lápida sepulcral procedente del antiguo monasterio».
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