miércoles, 19 de junio de 2013

(NUEVO HERALDO) Nº 4 de 21 DE JULIO DE 1934


El Rosal celebrará, los días 24 y 25 las “Fiestas del Pilar y el “Día de Galicia”

Fraternidad
El Rosal, en tiempos no muy lejanos, - acaso haya gente que lo ignore- perteneció al Municipio de La Guardia. No sabemos si ganó o perdió con separarse de esta villa. Quizá lo que pierda en su vida económica se compense con lo que gana en su vida espiritual, porque nada halaga tanto a un pueblo como su propia independencia, aún cuando le cueste cara.
            Sea lo que fuere, El Rosal, a pesar de los rozamientos que surgen alguna vez en el choque de intereses agrarios, es y será siempre el pueblo hermano, para el que tiene La Guardia, como vínculo indestructible, la efusiva cordialidad que nace de un mismo abolengo. Y así, el alma guardesa, dende quiera que se encuentre, sufre y goza con las penas y alegrías del alma rosaleña.
            Ningún pueblo contribuye más que el de La Guardia a la brillantez de la mayor fiesta que se celebra en El Rosal. A esa fiesta, la de la Virgen del Pilar, aportan los guardeses tanta animación como todos los poblados del valle.
            Bajo el cielo propicio, acogidas a la sombra de un pinar, o al amparo de una alquería, o al abrigo de un emparrado, cuyos néctares evocan el numen del Anacreonte, las gentes de La Guardia, estremecidas de júbilo, difunden por El Rosal el entusiasmo con que asisten a la Fiesta del Pilar.
            De este mismo júbilo, de este mismo entusiasmo participa el NUEVO HERALDO, que anhela fervientemente la prosperidad de El Rosal

Un Recuerdo
            Hace ya muchos años, cuando todavía no se había fundado la Sociedad Pro-Monte, estando en el Tecla un grupo de niños, llegaron unos forasteros a la cima del Santa Tecla, y después de extasiarse contemplando en todas direcciones los incomparables panoramas que desde allí se divisan, fijaron su atención preferentemente hacia el Norte, y uno de ellos sostenía que aquel paisaje tan encantador por necesidad debía tener un nombre. Llamaron a los rapaces y al contestarles el más avispado que aquella maravilla que estaban viendo se llamaba “Valle del Rosal”, el forastero exclamó: Nombre bien puesto, vive Dios, pero yo le llamaría “Jardín de flores”
            Pensamos como el forastero, porque no otra cosa es ese pueblo viril, con sus huertos floridos y cuidados con mimo; sus viñedos, que producen los ricos mostos que pueden competir con las más afamados de otras regiones; sus casitas blancas y su gente sencilla y afable, fuerte y digna. Al ir a El Rosal todo hace creer que se está en un grande, en un inmenso jardín.  X

A festa do Pilar
Quixéronola quitar. ¡Mal pocado! Fai d’isto uns dezaseis anos; arremeteron no Axuntamento conta a festa do Pilar con o pretesto de que non había fondos ou que era preciso dedicalos a outros menesteres. As necesidades cubríronse, desfondouse ao Axuntamento, algúns dos concexales que tal falcatruada pedían xa están no outro mundo e a festa túvose e terase namentras que non falten, como oxe sucede, media ducia de mozos cheos de ánimos que se dan conta de que “quen non avaza, arrecua” e queren que o Rosal non soio non arrecue senón que avance, empuxandoo e removendo as suas autividades….
            Os que vivimos n’esta hermosura de pobo, n’este rico vial para onde ten necesidá de volver os ollos os turistas que o Tecla, sin querer ver algo bo; os que esquí vivimos, temos que recordar que dende rapaces festexamos ó Pila c-a estrea dos zapatos ou unha monteira, ouvindo as músecas e abrindo a boca pr’os foguetes de luces….
            Os q’están en terras de fora tolean por non poder pasar o día aquí e botar un trago máis a conta d-a festa.
            Preguntaille ó comercio d-A Guardia para quén vende n’estes días…todo pr-o Pilar do Rosal; as costureiras e xastres para quén cosen; ós zapateiros para quén traballan; preguntaille ós camións para onde acarrexan as gaseosas, cervezas e sifóns…: todo pró Pilar do Rosal; porque si o día está bó (ogalá que chova, santiña querida) hastra os pozos deixan de botar auga de tanta que d’eles se tira.
            ¡E queriannos quitar a festa!.... S’enriba hai que porlle outra: “O Día de Galicia” E non lle cadra mal. Santiago, Galicia. O Pilar, Relixión, Patria pequena. ¡ Que de cousas boas, que de recuerdos feiticeiros e agarimosos nos querian quitar!...
Viva o Rosal
Na festa de Galicia
Chea d’encantos
                                        ¡Viva o Pilar!                             S. Alvarez

Grandes Fiestas
En la Villa de El Rosal los días 24 y 25 de julio, dedicadas por el Ayuntamiento al “Día de Galicia” y por el pueblo rosaleño a la Virgen del Pilar, con arreglo al siguiente:

P  R  O  G  R  A  M  A
D  I  A   24 :
A las 8 de la mañana.- Una salva de bombas iniciará el comienzo de las fiestas, y al mismo tiempo las gaitas del país recorrerán las calles de la villa.

A las 12.- Repique general de campanas, gran tirada de bombas. Hará su entrada en la Plaza de la República la brillante

B a n d a    d e    M ú s i c a    d e    T a b a g ó n

A las 6 de la tarde.- Hará su entrada la laureada

B a n d a    M u ni c i p a l    d e    P u e n t e a r e a s

Que dirige el competente maestro señor Beristain. Desde dicha hora hasta las ocho nos obsequiarán ambas bandas con un concierto de música selecta.

A las 8.- Solemnes vísperas en la iglesia parroquial.

            A las 10.- Dará principio una GRAN VERBENA, durante la cual lucirá una sorprendente iluminación eléctrica, quemándose gran variedad de fuego de los acreditados pirotécnicos Sres. Fernández, de Lanhelas (Portugal). Al retirarse las bandas continuará el FOLION, amenizado por una afamada charanga, hasta las 6 de la mañana.

D I A   25 :
A las 7.- Salva de bombas, dianas por las bandas de música y gaitas.

De 9 a 11.- Gran concierto musical por las referidas bandas en la Plaza de la República
           
A las 11.- Solemne función religiosa en el templo parroquial, estando a cargo del panegírico un elocuente orador sagrado de justa fama. A su terminación saldrá la procesión por los sitios de costumbre.

A LAS 6 DE LA TARDE.- Darán principio unas entretenidas cucañas y seguidamente un animado baile y paseo de moda, amenizados por las expresadas bandas de Puenteareas y Tabagón.

A las 9 de la noche.- Una monumental tirada de fuegos dará por terminadas las fiestas.

LA COMISION
El Rosal, JULIO DE 1934

El Pilar, la fiesta del pueblo
La premura del tiempo nos impide recopilar todos los datos que hubiéramos deseado para corresponder a la amable invitación de NUEVO HERALDO. Pero, sin temor alguno, podemos afirmar que el origen de la Fiesta del Pilar, la fiesta del pueblo por antonomasia, se remonta a la fecha en que nuestra parroquia y las de San Miguel, Tabagón y Eiras resolvieron separarse de La Guardia y formar rancho aparte, constituyéndose en municipio independiente. (¡Cuántos arrastres de algas nos hubiéramos ahorrado sin este altivo gesto de nuestros antepasados!...)
            Una de las primeras cosas que –sin duda- se les ocurrió a nuestros abuelos al constituir el nuevo Ayuntamiento –después del solemne juramento de ritual: “Juramos por Dios y los Santos Evangelios guardar y hacer guardar la Constitución de la Monarquía y ser fieles a S.M. Dª Isabel II”, etc., etc.,- fue dotar a la flamante institución municipal de un santo patrono, recayendo la elección, por razones que ignoramos, en esta valerosa virgen baturra de gloriosa estirpe patriótica –como diría un orador al uso-, grabándose su imagen en el sello oficial.
            Desde entonces –hace 87 años- viene celebrándose, sin interrupción y costeada por el municipio, la fiesta de la patrona de nuestro Ayuntamiento, siempre con el “voto en contra” de los ediles de las parroquias de la Ribera sin más excepciones que las de toda regla, Y si bien no han conseguido nunca sus propósitos de abolirla del todo, lograron, sin embargo, reducir bastante la cantidad presupuestada para tal objeto, por cuyo motivo, actualmente es casi indispensable ayudarla con una suscripción popular para que no decaiga en importancia.
            El año 31 sufrió la fiesta el tropiezo más serio de su existencia, estando a punto de quedar definitivamente rota su tradición, salvándole la favorable coyuntura de coincidir su celebración con el “Día de Galicia”, Nuestros ediles de entonces, fieles cumplidores de las disposiciones laicas del Gobierno de la República, resolvieron suprimir de la fiesta la parte religiosa y continuar celebrándola solo con carácter cívico bajo la denominación de “Fiesta de Galicia”, lo cual no quita para que el pueblo siga llamándole del Pilar.
            Salida con bien la fiesta del más duro trance que se le presentó, todas las tentativas tendientes a suprimirla van hacia el fracaso, y es que el arraigo de la fiesta en el alma del pueblo supera y elimina a las frías “razones” de economía, por cierto muy discutibles, que aducen sus contrarios. Además, un pueblo que pasa hambre o que come a medias todo el año, ¿Qué resolvería con un “bolete” más al fin  de la temporada? Nada; en su ignorancia, sabe muy bien el pueblo que el hondo malestar social que le agobia tiene otra solución, tal vez más compleja. Y como no sólo de pan vive el hombre, de ahí que no se resigne a perder la alegre expansión que la fiesta le proporciona a cambio de tan poca cosa, y que muy bien pudiera resultar, como dice el refrán de los que por espíritu de economía no fuman ni beben vino, que “el diablo se lo llevará por otro camino”, y nos quedásemos sin el santo y la limosna. ¡Tantas son las cargas que nos acechan de arriba…!

            Para hacerse tan sólo una idea de lo que significa la Fiesta del Pilar para un hijo del Rosal que aún no tenga atrofiada su sensibilidad, es menester…ser rosaleño. Desde que se empieza a corretear tras de los cohetes hasta que damos con los huesos en San Antonio, la fiesta tiene siempre atractivos para todos los vecinos. Y aún con mayor intensidad cuando nos hallamos ausentes: en las rudas faenas del tejar en Castilla, de quintos en el Servicio Militar, ausentes en Sevilla o América, donde quiera que el rosaleño se encuentre el 25 de julio, lo primero que le acude a su memoria, como visión más agradable del terruño, después de los caros afectos, es el Pilar. La película de la fiesta se desliza por la imaginación del emigrado con nostalgia, con “morriña”, recordando a personas y cosas que incitan al retorno. En carne propia lo hemos sentido. La banda de música portuguesa, de pantalón encarnado, charreteras doradas e imponente casco prusiano; la Charanga del tío Victoriano; el Pousadoiro y Cidro, que nos concedían el alto honor de acarrear faroles; el tío Isidoro, que tiraba los cohetes con maestría sin igual, encendiendo unos con otros…eran cosas que nos producían “tremenda” emoción en nuestra adolescencia de emigrantes.               Santos

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