lunes, 24 de octubre de 2022

(A GUARDA) ETERIA ESCRITORA GALLEGA DEL SIGLO IV por Juan Domínguez Fontela, FARO DE VIGO, marzo/1939

 


Muy poco se sabe acerca de la vida de la religiosa, cuyo nombre encabeza estas líneas. De sus escritos no resta más que un gran fragmento descubierto en 1884 por el investigador Gamurrini en la Biblioteca de una Cofradía de la ciudad de Arezo, en Toscana, pero desde entonces viene la escritora Eteria ocupando la atención de muchos teólogos, historiadores, ascéticos, liturgistas y filólogos, de tal manera que, de todas las obras modernas dedicadas a estos estudios, rara será aquella en que no mencione y comente a esta nuestra insigne paisana. Podemos decir además que hoy son más de treinta las monografías que en ella se han ocupado desde el hallazgo del “Itinerarium” de que es autora.

            Y antes de nada quiero dejar consignado que las referencias a esta gloria desconocida de Galicia no son de ahora. Ya en 1737 Huerta en su “Anales del Reino de Galicia” había publicado en lengua castellana latina la notabilísima carta de San Valerio dirigida hacia el año 650 a los monjes del Bierzo, de donde la reprodujo en 1762 el M. E. Flórez en el tomo XVI de la “España Sagrada” confrontándola antes con códices de Carracedo, Toledo y El Escorial. Pero en la insigne escritora nadie fijaba la atención. Sólo después y merced a la eruditísima monografía del sabio benedictino Dom Feratín  publicada en 1903 se hizo luz sobre su patria, dejando éste plenamente demostrado que era nacida y educada en Galicia y que procedía de un monasterio de la misma región.

SU IMPORTANCIA DOCTRINAL

Es grandísima la que encierra el “Itinerarium” de esta escritora. Uno de sus méritos más importantes es la comprobación del culto eucarístico, la celebración pública de la Misa, la frecuencia de la comunión en los fieles en aquella remota edad en que vivió nuestra escritora. Empeñase el luteranismo en sus múltiples sectas, y el hipercriticismo racionalista en presentar estos hechos históricos, de origen apostólico, como invenciones de la Edad Media posteriores al primer milenario de la Era Cristiana, pero a la suma incontable de testimonios patrióticos, arqueológicos e históricos de la Apologética católica presenta, adhiéranse como prueba de valor científico incalculable para el teólogo polemista las referencias que hace Eteria de su asistencia a la misas diarias y dominicales, a estos actos del culto tradicional católico durante su peregrinación a los Santos Lugares. La historia de la Liturgia, a la que hoy tanta importancia pedagógica se concede, halla también en el “Itinerarium” de Eteria una gran fuente de investigación y comprobación. Basta pasar brevemente la obra de Enrique Kellner “El Año Eucarístico” para convencerse del mérito extraordinario de la obra de Eteria.

            Merced a ésta se conoce hoy la antigüedad y el origen de muchas ceremonias del culto, especialmente de la cuaresma y Semana Santa que hoy siguen celebrándose en toda la iglesia como en el siglo IV se celebraban en la Palestina. Por la brevedad prescindo de otros aspectos de esta obra.

PATRIA DE ETERIA

            Hoy nadie puede dudarlo. Algunos escritores la hacen gala. El mismo Kellner en su “Año Eclesiástico” citado repite la errónea opinión. Algún sabio escritor gallego la hace berciana. Nada más inexacto. Eteria es gallega, y no de las regiones interiores de este antiguo reino, sino de la costa, de su litoral. Después de la disertación monográfica de Dom Feratín no caben incertidumbres.(1)

            En efecto San Valerio al referirse a Eteria en su carta a los monjes del Bierzo emplea estas palabras: “En tiempo en que la fé católica apenas había alumbrado con sus rayos “estas playas del extremo occidental emprende la bienaventurada virgen Eteria…, su viaje alrededor de todo el mundo”, y más adelante escribe: Nacida en el litoral extremo del mar océano, se dio a conocer en Oriente” “Quae extremo occiduo Maris Oceani littore exhorta”… Ambas referencias son pertinentes exclusivamente a Galicia. Los escritores antiguos coetáneos a Eteria así mencionaban a nuestra pequeña patria. Idacio llama a Galicia “extremitas oceani maris occidua” y  dice: Gallaecium Wandall occupant et Suevi, sitan in “extremitate occeani maris occidua”. Los vándalos y los suevos ocupan la Galicia situada en el “extremo occidental del mar océano”.

            Nosotros nos aventuramos a concretar más este punto. Opinamos fundadamente que Eteria es la diócesis de Tuy y que nació en alguno de los pueblos ibérico-romanos de su histórica provincia, que pudiera ser La Guardia, Bayona, Vigo o cualquiera de sus “civitates” o “vicus” hoy olvidados. La región de “Turonium”- hermana toponímicamente del “Turo-

(1)Ya antes el P. Flórez, en el tomo XV, pág. 360 y sig. de su “España Sagrada” había afirmado su naturaleza gallega. Y a pesar de la categórica manifestación del sabio agustino, la ilustre peregrina siguió pasando desapercibida entre los nuestros.

nium” franco-romano hoy Tours- comprende la extensa zona de La Guardia, Bayona, Vigo estando limitado al norte por el río Anceu o de Vigo, llegando hasta la comarca de Celeiros y Riba de Tea, y limitada al naciente por el Río Miño desde La Guardia hasta Salvatierra y el referido lugar de Celeiros. Idacio al hablar de la invasión de los Vándalos en 445 a esta comarca emplea también la frase de San Valerio “littore Gallaeciae”. “Vandali navibus Turonio in “littore Gallaeciae” repente advecti familias esplunt plurimorum”. Los Vándalos arribando inesperadamente a Turonio en la orilla, de la costa, de Galicia hacen cautivas a muchas familias.

Recuérdese la frase de Valerio: “Quae extremo occidui maris occeani litoris (litore) exhorta” y se verá el paralelismo geográfico identificado con el paralelismo filológico de estas frases.

¿Pertenecía la ilustre peregrina, que estaba íntimamente recomen-dada a altos personajes de la milicia, de la iglesia y de la burocracia en la Palestina, a alguna familia distinguida, hispano-romana de las que habitaban en los castros del monte de Santa Tecla, y el “Opidum” de La Guardia, en la antigua “Erizana”, hoy Bayona, en las villas romanas de Tabagón, Civitanis, Rosal, Loureza, Mougás, Panjón, Alcabre, “Vicus Spacorum”, hoy Vigo, o en el “Castellum Tudae”.

Hay otro detalle muy significativo a favor de nuestra presunción. La virgen monástica Eteria profesaba cordialísima devoción a la Proto-Mártir Santa Tecla. Una de las etapas de su peregrinación, tal vez la más penosa, dura y peligrosa fué la que hizo a Seleucia para visitar el sepulcro de la insigne discípula de San Pablo. Desde que llegó a Palestina manifestó sus ansias para llegar hasta él. Para conseguirlo tomó la ruta de Targo en Cilicia y Ponpeyópolis, penetró luego en Isaura yendo a Corico y a Seleucia. Subió después la colina de Santa Tecla, situada a mil quinientos pasos de esta ciudad. En este montecillo, semejante al monte de Santa Tecla de La Guardia, halló la iglesia de la Santa Proto-Mártir donde estaba su sepulcro. Ante éste oró; allí leyó las cartas de Santa Tecla, dando gracias a Dios por haberle dignado cumplir sus deseos en todas las cosas, permaneciendo dos días en aquel santo cenobio de penitentes patrocinados por Santa Tecla.

Gran importancia histórica tienen estas referencias que nos transmite la misma ilustre peregrina, ¿Por qué estos deseos de Eteria por visitar el templo el sepulcro de la Proto-Mártir cristiana? Sabido es el culto que a la discípula de San Pablo, el gran Apóstol de España, existe en la comarca de La Guardia desde los primeros siglos del cristianismo. Cuando en el siglo XII se reorganizó la Hermandad del Clamor, o de Santa Tecla, ya existían aquí desde remotas épocas culto católico y penitentes cenobitas. La Regla de esta Hermandad, con influencias monacales, tiene muchos puntos de similitud con las Reglas Monásticas de San Isidoro y San Fructuoso.

¿Será este hecho un elemento básico para fijar el origen familiar, nativo y religioso de Eteria? La diócesis de Tuy tiene gran abolengo monástico masculino. Es también un hecho la existencia de muchos monasterios “duplices” y femeninos en nuestro obispado como p. e. en Tomiño, Donas, Salceda, Castelanes, Mosende de Louriña, Francelos de Ribadavia, Albeos, etc. ¿A cual de estos habrá `pertenecido Eteria, a cuyas religiosas, sus hermanas de hábito y profesión dedicó su notabilísimo “Itinerario”?  

 

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