De
la vida del siervo de Dios
H.
FRANCISCO GARATE,
DE
LA COMPAÑIA DE JESUS
I
El H. Francisco Gárate Aranguren nació el 3 de Febrero de
1857 en el caserío “Recarte”, situado en la parte derecha de la Santa Casa de
Loyola y a muy poca distancia de ella. Sus padres fueron Francisco y María
Bautista, sencillos y modestos labriegos, laboriosos, honrados y de una
religiosidad profunda.
Francisco fué el segundo de siete hijos que tuvieron,
cuatro varones y tres hembras. Francisco se distinguió ya en la niñez por su
modestia y por la obediencia con que servía a sus padres. A los catorce años,
pasó a Orduña (Vizcaya) a servir como criado en el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, regentado por los Padres
de la Compañía de Jesús.
Allí estuvo tres años, y allí se resolvió a seguir
aquella vocación admirable, para la que el Señor le tenía predestinado, de Hermano Coadjutor de la Compañía de
Jesús.
A principios de 1874, España se hallaba revuelta. Ardía
la guerra civil y el teatro principal de la misma eran las Provincias
Vascongadas. Entonces fué cuando Francisco Gárate con otros compañeros salió de
Loyola una mañana muy temprano, y caminando todo el día por los montes, llegó
al atardecer a la orilla del río Bidasoa y, atravesándolo en una barca, penetró
en Francia, y fué a dormir a San Juan de Luz. Al día siguiente se dirigió al
Noviciado que la Compañía de Jesús, retirándolo de España, había plantado en
Poyanne.
El día 2 de febrero de 1874, Francisco Gárate comenzaba
con todo fervor la vida religiosa. En los umbrales de los diecisiete años de
edad.
II
Desde el principio de su vida religiosa, fué ejemplar por
su caridad, amor al trabajo y alegría espiritual.
En
el año 1877, fué destinado a La Guardia (Pontevedra), como enfermero del
Colegio del Apóstol Santiago, que en su seno albergaba entonces, además de la
Segunda Enseñanza, los comienzos de la Universidad de Deusto y de la
Universidad Pontificia de Comillas.
Diez años más tarde, y mirando por su salud el H. Gárate
fué trasladado a la Universidad que meses antes se acababa de instalar en
Deusto en la primavera de 1886. En ella vivió los cuarenta y un años que le
restaban de vida, y siempre en el difícil y pesado cargo de Portero.
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