lunes, 21 de agosto de 2017

(A GUARDA) EL ECO DE GALICIA, "VISION DESDE LO ALTO DEL MONTE SANTA TECLA" libro Festas do Monte, 2017


            …Detén caminante tus pasos en lo alto de esta cima, y contempla arrobado por mística unción, la maravillosa perspectiva que ante tus ojos se dilata expléndida…
                               No será posible encontrar nada parecido.



            Bajo el sudario oro y azul que cae de los cielos para envolverlo todo, vibra, al unísono del suave latir de esta tarde magnética, la ola fecunda que brota ardiente de la tierra para sumirnos en un inquietante nirvana.

            Sobre nosotros la cúpula misteriosa de los cielos que ostenta irisaciones de gigantesco ópalo, a la espalda, el huraño rugir del embravecido océano al estrellarse impotente contra el pétreo acantilado, y al frente….al frente, la visión de maravilla de un panorama de ensueño, al que una cinta e plata parte en os, para reflejar mejor en su pulida superficie la emocionante belleza de esta tierras de Iberia: ¡Galicia! ¡Portugal!
           
            Alejado por la distancia que da la altura, se ve, allá en el fondo, el gris canario guardense. Cara al rugiente mar, parece sonreír, desafiándolo fiero, excitado por la inquieta caricia que brota poderosa y cálida de la tierra, como el ardoroso jadeo de una amante apasionada.

            Todo parece tener desde la altura, la perenne belleza de la que ha de subsistir siempre. Algo misterioso y lleno de ritual solemnidad hace tender al espíritu sus alas en un vago deseo de eternizarse.

            Pródigamente umbrosas y fecundas, descúbrense en considerable extensión las tierras fronterizas. Elevados montes, verdes colinas, pendientes suaves, como las formas de una impúber…¡valles frondosos!. Todo pasa ante nosotros con la atrayente visualidad de un alucinante estereoscopio.

            Silencioso y tranquilo parece descansar todo bajo un cielo de esmeril. Las casas lejanas, son un cante al variado verdor de los campos, el confiado pasar de unas blancas palomas, -rompe el silencio augusto de la tarde que muere- la nostálgica melodía de una canción del país.

            Es una voz de mujer la que lanza al espacio el melancólico tremar de su alma enamorada. En esta sencilla canción parece vibrar una ancestral saudade. Quizá encontremos la causa de este sentimiento nuestro en la emoción sentida al pisar por vez primera lo que fue solar de nuestros mayores. En los días que corren, el celo, la constancia, la oscura abnegada y entusiasta labor de unos hombres modestos, puso al descubierto, para admiración y respeto de todos, los cimientos de este pueblo prehistórico.

            ¿De que raza o de que tribu fueron estos primitivos moradores? Hagamos un ligero repaso retrospectivo en el que solo pueden seguirnos como buenas compañeras, la imaginación y la fantasía.

            Todos los pueblos quieren tener la infantil satisfacción de una antigüedad más allá de la historia y del recuerdo

            Un pasaje del historiador de los judíos, Josafá, hace creer a muchos que fue Túbal, hijo de Japhet y nieto de Noé, el primer hombre que vino a España.

            Por otra parte, dice el Génesis en uno de sus capítulos, en uno de sus capítulos, que después de la horrible confusión de las lenguas en la famosa Torre de Babel, castigo que el Señor envió a los hombres para humillar la audacia o la soberbia de los mortales que querían acercarse a los cielos y ser tanto como el que manda en ellos, Tharsis, hijo de Javán y nieto de Japhet, vino con los suyos a poblar las tierras.

            Dejando aun lado el campo de la fantasía donde no es posible hacer, por lo lejano de los tiempos y lo confuso de los textos una depurada investigación histórica, es lo más probable que sus primeros habitantes de España fueran los íberos de la gran familia escita, tribu nómada, dedicada como todas en aquellos tiempos, al pastoreo y a la guerra. (H.G.E.; Modesto Lafuente, I.I.c.I.) Estas gentes, que partieron de la India escita, se derramaron por toda Europa hasta llegar a su extremo occidental.

            Mas tarde, sus descendientes, opusieron tenaz y heroica resistencia a las invictas legiones de Roma. Están conformes todos los historiadores en calificarlos de audaces y bravos, y cuentan, que antes de dejarse hacer prisioneros, preferían darse muerte para no verse convertidos en esclavos de los arrolladores del mundo.


            En una retrospectiva visión, los vemos salir de estas sencillas viviendas circulares para empuñar valientes las armas y sacrificar la vida defendiendo la tierra sagrada.
           
            Detente ante los pétreos restos del solar de tus mayores y siente desde esta cima que debió de servirles un día de espléndida atalaya, el éxtasis bienhechor capaz de llevarnos más allá del dolor y del mal. Ellos desde este sitio, lanzaron ante el peligro sus gritos de guerra.

            Tú, hombre civilizado, eleva desde aquí un canto corajudo y vibrante en honor de todas las glorias e vieja y fecunda Suevia.
J. Fernández Sierra, La Guardia, 1922 EL ECO DE GALICIA (30.09.1922)

Recopilación en montaxe
Celso R. Fariñas
InfoMAXE

Publicado no libro das Festas do Monte de 2017






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