José F.
Vicente Sobrino con su hija de la mano delante de su tejera en Ourinhos
(Archivo de la Familia)
En la historia de la emigración guardesa, factible
obra monumental, uno de los tomos, y no el más pequeño estaría dedicado a la
emigración a Brasil y en él, el capítulo más importante a los Oleiros. Esperando
que alguien la escriba, valga este artículo para mantener su recuerdo. En la villa de La Guardia, como en
los demás pueblos del Bajo Miño, siempre hubo
tejeros y siempre hubo campesinos .Contados eran los
tejeros o alfareros profesionales que
vivían sólo de su industria, ya fuera de fabricación de tejas y ladrillos o de
cacharrería, ellos mismos se definían “ labradores y tejeros” de los que había
varios en el pueblo durante el siglo XIX .Uno destacó, especialmente, al
finalizar el siglo: José Antº Lomba Camiña que después de morir su padre, como
hijo mayor que era, supo aglutinar a su familia y demostrando la inteligencia
para los negocios que ya habíamos visto en su abuelo”. Perito agrimensor y
dueño de una Tejera”, y con un par de socios capitalistas,(1) formaron la
empresa “José Antº Lomba y Cía” que
arrancó con un gran impulso con el que recorrió el siglo XX , produciendo desde
el tosco ladrillo a la cerámica
decorativa (Compraron los moldes de la artística pero efímera “La Santa Cruz”) desde
la cacharrería al gres y desde el ladrillo refractario a la esteatita
dieléctrica, siendo el sostén económico, de un importante número de familias, que
por fin encontraron en ese oficio un trabajo digno.
Jarra de la cerámica “La Santa Cruz”( img. de la
izquierda) y otra de la cerámica “El
Progreso” (Colección del Autor).
La mayoría de los campesinos también tenían una
peculiaridad, no eran campesinos al cien por ciento: al llegar la primavera
sufrían una metamorfosis. Desde tiempos inmemoriales y hasta los años 60 del siglo XX, la mayoría de los
campesinos del Bajo Miño en condiciones físicas saludables dejaban el calor de sus hogares a finales del mes de Abril, y como
aves migratorias partían en grupos a sus lugares de veraneo. Esos grupos ya los
habían formado antes los patronos reclutando los obreros y criados, que necesitaban,
en la plaza del pueblo y desde ese momento dejaban de ser campesinos y
se transformaban en tejeros.
“Todos los años en una feria que se celebra
en la Plaza del Calvario de esta villa-a feira dos telleireiros- el día 18 de
abril, los que trabajan por cuenta propia en los tejares hacen provisión de criados
(chiquillos y hombres) y de caballerías…..”(El Rosal-Francisco Carrera, médico)
Los
niños, el primer año, trabajaban gratis para aprender el oficio, iban mal
vestidos, mal calzados y llenos de ilusiones; los que volvían lo hacían más
ligeros de todo. Formados en cuadrillas, con las caballerías que llevaban al
amo y cargaban herramientas y tocino
salado para el sustento tomaban el rumbo
hacia el tejar.
Algunos
no salían de Galicia pero los más los
más se iban a Castilla y a Extremadura a la par que los albañiles en la común
aventura de un díficil viaje por los
caminos que atravesando bosques, subían y bajaban nuestros terciarias montañas, teniendo que
protegerse del peligro de salteadores y a veces de ellos mismos:
“…en formal cuadrilla al pasar de madrugada por
Sierra Seca en el partido de Verín en el tránsito de un sendero estrecho, a la
subida de una pizarra cubierta de yelo
ha resbalado y cayo de ocicos Manuel Alonso, a cuyo tiempo se le disparó
la carabina que traia y iva con la competente licencia, a pesar que el gatillo
venia colocado en el descanso estaba cargada de postas y no solamente el tiro
varrenó y destruyó en dos partes la capa en que se había embozado para
preservarse del frio sino que causo una herida de gravedad a José francisco
Gómez en la canilla de la pierna izquierda..”(albañiles rosaleiros a mitad del sigloXIX)
Había
hielo porque era en el mes de Noviembre cuando volvían, porque entonces duraba
siete meses la campaña de los albañiles y también para los tejeros, como se lee en el contrato de
arriendo de A. Trigo, de Cividanes, que a finales del siglo XIX trabajó muchos
años una tejera en la provincia de Toledo.
“ 2ª
Cada año habrá de pagar la suma de 480 reales, en buena moneda, que es el
precio que hemos convenido, al regresar a su país, que es por el mes de
Noviembre”
Ya bien entrado el siglo XX vemos que el
regreso se hace aproximadamente a los cinco meses, para enlazar con la vendimia:
Salcidos: Los tejeros.-Algunos ya han
retornado a ésta y la mayor parte lo harán en la próxima semana, pues se acerca
San Miguel. (La Voz del tecla, 21 Septiembre de 1918)
Y
así continúa ya:
Vienen de las duras faenas de la tejera de
Cambre, Rafael Alonso González ………..y José Mª González Otero (Nuevo Heraldo,22
septiembre 1934)
La
estadía es más pequeña pero no menos terribles las condiciones sobre todo en
Castilla, sinhorario, sudando a mares, soportando luego las gélidas noches de
la Meseta y mal alimentados pronto se debilitaban y caían muchos enfermos de
malaria y pulmonía. Tengo el testimonio de J. Álvarez, de Cividanes, del hambre
que pasaba y de cómo ,un día , un gran lagarto ibérico tuvo la mala suerte de
pasar por donde pudo verlo y no tardó en
estar colocado encima de las brasas para convertirse en exquisito bocado.
Parece
que ya a mitad de siglo XX las condiciones eran mucho mejores y los viajes se
hacían en tren. Los destinos seguían siendo
a las mismas zonas de trabajo y como siempre pasó,muchos se asentaron en
esos pueblos (En un pueblo de Cáceres se podía oir hablar en gallego hasta
nuestros días); en Valladolid se casaron los albañiles y en Alonsótegui, detrás de Baracaldo, fue donde José y Oliria
(de los que siempre conservaré su recuerdo con cariño) residentes en ese lugar además
de presentarme a otros guardeses allí asentados, me enseñaron, a principio de
los 70 del pasado siglo,el lugar y los galpones que aún se conservaban de la
tejera a la que iban a ganarse el sustento hasta que cambiaron de oficio por
las oportunidades que le ofrecía la industria de la ría de Bilbao.
El salto del charco.
Muchos
de nuestros paisanos, bien porque aquí no había trabajo para todos, o por
querer unas condiciones de vida menos penosas, preferían la aventura americana. Veían como, después de
unos años los parientes volvían de las
antiguas colonias con la bolsa llena de duros y de libras esterlinas. Si antes ya
iban los guardeses a cualquier territorio de la Monarquía Española, con
preferencia por Nueva España y Cuba, desde mediados del siglo XIX el rumbo que
tomaban los españoles, sobre todo gallegos y andaluces era el de Brasil. Hubo
varias oleadas de emigrantes, a veces propiciadas por el propio gobierno
brasileño que necesitaba productores para un país tan grande y poco poblado y otras por los conflictos como las dos
grandes guerras que dejaron a los europeos hambrientos.
La
mayoría no sabían leer ni escribir pero sabían trabajar la tierra y hacer tejas
y no les faltaba la ilusión de iniciar un viaje en busca de la riqueza en aquellas lejanas tierras o
incluso empreder una nueva vida en ellas. Como además de ganas hacía falta
dinero para el viaje, con lo ahorrado y ayuda de familiares y amigos muchos
pudieron lograrlo, otros tuvieron que conformarse con la vida que conocían o
seguir intentándolo:
“….Le pido que me devuelva la Cédula de L. González,
que ayer le remití. Este es un pasajero que quería ir para Buenos Aires y
fiando de su palabra le escribí a V. más ahora resulta que no tiene el dinero
para el pasaje ni nadie que se lo preste…” (R. López)
Este pasajero perseveró y dos meses después
zarpó de Vigo en el vapor “Valpariso” rumbo a Buenos Aires.
Para
preparar el “papeleo”, (las cédulas había que pedirlas a Pontevedra) y comprar el
pasaje, hubo en La Guardia agentes marítimos que trabajaban a comisión
con los consignatarios de los puertos de embarque de emigrantes. Uno de ellos, D.
Ramón López, empezó con la oferta que le
hizo, en 1881, la importante casa consignataria de Oporto y Lisboa “Vasco Ferreira Pinto Basto”, cuando por culpa de su anterior agente en La
Guardia devolvieron a 29 emigrantes, que llegaron a Lisboa para embarcar, por llevar documentos falsos. Con ellos trabajó
para la Compañía de Vapores del Pacífico pero también, una vez introducido en el negocio, lo hizo para Manuel
Bárcena, de Vigo (Compañía de Vapores del Pacífico), y Estanislao Durán, de Vigo (la Mala Real Inglesa), etc.
Costaba por entonces, 1880, un pasaje para
Santos-Sao Paulo, 800 reales para un adulto y 400 para un niño y para Buenos
Aires 900 reales, que aunque no parezca una cantidad elevada, no eran
precisamente plazas de lujo, se hacía inalcanzable para muchos campesinos y
algunos negociaban para conseguir el
paquete completo por el mismo precio:
“ tengo dos pasajeros para Buenos Aires, más
no quieren dar más de novecientos reales cada uno, a condición de pagarle el
coche desde aquí “ (R. López)
Como
en el caso de los tejeros temporeros que
se quedaron en España vamos a hacer también el somero repaso que permiten estas
pocas páginas, de los paisanos que de simultáneamente en el tiempo emigraron a
Brasil. Muchísimos lo hicieron en el último tercio del siglo XIX y el primer
tercio del siglo XX. La mayoría tenía su destino en Santos, que hace de puerto
de Sao Paulo y en Río de Janeiro desde donde se esparcieron como una mancha por
todo el territorio hasta su lugar de establecimiento, tanto en el interior como
en la costa. Otros pocos, se fueron a
los extremos, como Ramón Lomba que escogió el tórrido clima de Recife
(Pernambuco), al Norte y otros se fueron
al Sur, donde el clima se parecía más al
nuestro, como Manuel González, del Pasaje, que se quedó en el comercio de Rio
Grande (Rio Grande do Sul) pero los más fueron a donde además de disfrutar
de un clima suave tenían más posibilades de encontrar lo que iban buscando, algunos no
fueron muy lejos y se establecieron en la costa en el negocio de la hostelería,
en Río(Laureano Alonso Portela en Niteroi), y en Santos (Aquí lo hicieron varios tomiñeses).
Archivo del autor
y
otros se adentraron por los estados de
Rio de Janeiro, Sao Paulo, Minas Gerais y Espiritu Santo donde se
dedicaron a la minería, al cultivo de la
tierra (facendeiros y Jornaleiros) o al oficio que tan duro les costó aprender
y que
ahora gracias a los conocimientos que de él tenían le iban a
proporcionar un medio de ganarse la vida; el de tejero. Las grandes extensiones
de los cafetales de Sao Paulo eran como un imán para gente con ganas de hacer
negocio en una tierra que iba a
depararles un futuro tan dispar. ´
….. Allí la vida es fácil, hay variedad de frutos que sólo hay que recogerlos y si
sueltas unas pocas gallinas y te despreocupas de ella, al poco tiempo tienes
docenas correteando por el terreno. Los cerdos andan sueltos por el centro de
la población, mientras que los esclavos (2)pasan en fila con los tobillos
engrilletados….J.F. Puebla (Sul de Minas).
Algunos
después de hacer suficiente capital, regresaron, para vivir aquí retirados o
montar algún cómodo negocio, otrosno tan cómodo, como hizo Manuel AnTº
González Portela que tenía una hacienda
en alquiler en Campo Alegre; en 1882 mandó dinero para ser sustituido en el
servicio militar (4.800 reales) y no ser declarado prófugo y regresó a Galicia.
No puedo saber si en su decisión influyó
la inestabilidad del país después del
golpe de Estado que instauró la república, pero seguro que ayudó la morriña de
la tierra y la familia y en 1884 ya
estaba montando una tejera en Stª Mª de Cortiñán (La Coruña). Como dato a
conocer, el pago por el arriendo del terreno era de 10 ferrados de trigo
anuales, más 100 reales por cada hornada de teja, un buen precio para el dueño si tenemos en cuenta que
normalmente se hacía un mínimo de seis hornadas.
Generoso Trigo González, natural de Cividanes e hijo
de Tejero. A principio del siglo XX se asentó en Alegre (Espíritu Santo) y allí
se quedó con su familia.
Unos se casaron allí con nativas, criollas o
mulatas: José Manuel González, hijo de Manuel González Portela (tejero) y
Manuela Vicente Español, casado con una brasileña y de profesión “oleiro”, se
estableció en Carangola. Otros se casaron allí con españolas: Rafael Alonso
González, de Pintán con María Vicente Puebla, de la Gándara.
En el
centro Rafael Alonso González y María Vicente Puebla, que salió de La Guardia
en Septiembre de 1929 para casarse con él, en Brasil. Lo celebran rodeados de otros
guardeses en Ypaussú (palabra que significa charca grande) cercade Ourinhos en
el interior del estado de Sao Paulo, frontera con Paraná Los
tejeros compartían el agua del lago con los temidos mosquitos.
Hubo
matrimonios que hicieron viajes juntos
desde España y nacieron alguno de sus hijos allí, como les sucedió a Juan F. Puebla y Mª Manuela Fariñas (Sta Rita
de Sapucaí), y también José F. Vicente y
Avelina Trigo (Ourinhos), entre otros y
por fin hubo los que ya casados tuvieron que viajar solos dejando a su familia
en el terruño, como le sucedió a José Mª Alonso González, dePintán, hijo de
labrador y tejero, que después de retornar del (Yucatán) Mexico y hacer el
servicio militar en Melilla, se casó en Cividanes y al año siguiente hizo de
nuevo la maleta, y partió pero esta vez con un destino distinto.
Algunos lugares en donde se establecieron los emigrantes guardeses. (A.
del autor)
Como
dijimos antes, la hambruna después de la I Guerra Mundial y las facilidades del
gobierno de Brasil que abrió las puertas a los emigrantes con cesión de tierras gratuita, con
ciertas condiciones y también la opción de comprarlas, con el fin de poblar
y hacer productivas las enormes extensiones de tierra del Estado de Paraná, al
Sur del Estado de Sao Paulo produjo una nueva oleada de cientos de miles de
emigrantes, mayormente portugueses y españoles, seguidos de italianos y
japoneses que desembarcaron en los puertos
de Rio y de Santos y como una marea cubrieron las ricas tierras rojas de
Paraná, ideales para la plantación de café; pero
también esa tierra roja era buena para
hacer los ladrillos con que construir las casas que necesitaba esa nueva población
en la que no faltaron los truhanes y las bellas señoritas de” moral distraída”
y que aumentaba por cientos con cada barco que llegaba, y que transformando la
selva en terreno de cultivo formaba nuevos pueblos donde se asentaban (3) y
nuestros paisanos sabían bien como hacer
esos ladrillos,así como las tejas con que cubrirlas.
izquierda
José Mª Alonso y a la derecha Jose F. Vicente, que llegaron a Santos el día 28
de Mayo de 1920, a bordo del vapor “Desna” (en el centro) de tres hélices y
11.483 Tn. (Archivo de la familia).
Algunos de los
que ya residían en Brasil se cambiaron a un nuevo lugar de asentamiento,
en esa “ tierra prometida” y hacia allí se dirigió José F. Vicente, en 1920, acompañado por José Mª
Alonso, ambos de Cividanes. José F. Vicente ya había desembarcado en Santos
cinco años atrás, aún soltero, a donde había llegado en el vapor Hollandia para
dirigirse a Murié, pero ahora en su mentellevaban trazado otro recorrido para
levantar con Manuel Rodríguez, también de Cividanes, una tejera. Desde Santos
se dirigieron a Assis, dentro también del Estado de Sao Paulo y desde allí a la
frontera con el de Paraná. No tardó José
Mª en tener su negocio operativo y un terreno listo para plantar maíz. Muchos
miles de tijollos (ladrillos) y telhas produjo en los siguientes diez años, en
los que trabajó duro y durante los cuales tuvo que sortear muchos
y variados escollos y, aunque en este pequeño trabajo no hay espacio para anédotas, decir
que tuvo que “convecer” a alguno de forma expédita ya que no había otra forma
en aquella selvática región, que le pagase lo que le adeudabao los recursos (4)
que tuvo que utilizar para intentar que las bandadas de monos no le saquearan
sus cultivos.
Libro de contabilidad de José Mª Alonso (Archivo familia)
Parte
de esos beneficios, se convertían en libras esterlinas de oro, como era
habitual hacer entre los gallegos allí emigrados, que luego ya en el pueblo, parte
de ellas se convertían en pesetas para comprar nuevos campos, viñas o matos, (algunos
también compraban bonos del Banco de España) y alguna quedaba de reserva en el
fondo del baúl o en lo alto de una viga del “fallado”.
Como
a José Mª le decía, su esposa, que no necesitaba dinero, pues estaba acostumbrada
a arreglarse trabajando sus campos y criando el ganado doméstico, dedicó una
buena parte de lo que ganaba en comprar terrenos en el estado de Paraná hacia
el límite del Mato Grosso, llegando a tener en propiedad 75 “alqueires”.(5)
Hizo
pocos viajes al terruño durante esos
años, las fechas las marcan el
nacimiento de sus hijos. La última vez que vino no estaba bien de salud por lo
que su esposa no le permitió volver, a pesar de su insistencia por la necesidad
de controlar por su mano todo lo que dejaba allí. Cuando unos años después ,su
hermano le avisó que fuera porque podía perderlo todo ya que el gobierno estaba
expropiando terrenos para el ferrocarril al Mato Grosso (ahora Mato Grosso do
Sul)tampoco le dejó marchar su esposa ,quizá porque veía que algunos vecinos fallecieron en ese lejano
país o en mitad del fatigoso viaje a través del trópico, y de nada valió que
mantuviera correspondencia (dificultada por el comienzo de la guerra civil
española ) con un apoderado brasileiro y enviase su escrituras y recibos de
pago de contribuciones para pleitear por
lo que era suyo. Los papeles se fueron “perdiendo” por las oficinas. Con el
gran incremento de la población y su constante desplazamiento, por la fundación
de nuevos pueblos, nadie conocía al Notario
en donde se hicieron años atrás y la
agencia encargada de vender las tierras ya no existía.
Documento de José Mª Alonso (Archivo de la familia)
Todos
los guardeses llevaron en su corazón la
morriña de su hogar, los colores de Galicia
y el olor de su tierra. Unos fallecieron sin lograr sus objetivos, otros se
establecieron felizmente, perpetuando allí los genes de nuestros ancestros y
los que regresaron trajeron el recuerdo
permanente de sus vivencias en ese gran país de acogida y en las retinas, la
vista de la ciudad de La Habana alejándose de la popa del vapor que los traía, después
de su última escala.
1.-Uno de ellos recién llegado de Puerto Rico.
2.-En 1888, Isabel,
la hija de Pedro II, entonces regente, eliminó de un plumazo la esclavitud, lo
que al año siguiente le costó el trono a su padre. Hubo revueltas, los grandes
propietarios apoyaron a los republicanos y se instauró la República que llevó a
cabo una represión brutal contra los monárquicos. La efectividad de esa ley aún
tardó varios años en llegar a todos los rincones del país. (En Estados Unidos
se hizo de la misma manera y les costó una guerra civil y la vida al presidente
“por traidor”, mientras que otros países como el Imperio Británico lo hicieron
sin problemas y sin perjudicar su economía, compensando a los dueños de
esclavos para que no se arruinaran).
3.-En el primer tercio del siglo XX emigraron a Brasil
casi 400.000 españoles
4.-
Se desplazaba en caballo y llevaba siempre un gran cuchillo y un “cachorrillo” tipo Lefaucheux.
5.-Un alqueir eequivale a 24.200 m2
Fuentes: Archivos privados-.Arquivo Nacional do Brasil – AHPPo-Prensa
local
Autor: José Magoal, publicado no libro das Festas da Guía de 2017
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