martes, 26 de septiembre de 2017

(A GUARDA) Las "Lujosas" camionetas de la postguerra, Libro Festas do Monte, 2017


Contados automóviles circularon por nuestro pueblo al comenzar del siglo XX y no fue hasta 1903 cuando se matriculó el primero en nuestra provincia. La mayoría de ellos ,hasta la I Guerra Mundial, se parecían más a un coche de caballos  que al nuevo concepto de diseño de  los años veinte por mucho que tirara de él un motor De Dion Bouton en vez del noble animal. Conservaron sin embargo, los automóviles, los términos para designar a aquellos viejos carruajes según su diseño o cometido: Sedán, berlina, coupé, laudenet, brougham, faetón, camión, carretela, etc; llegando alguna de estas denominaciones hasta nuestros días.

El camión era  un carro muy  fuerte para trasportar bultos y cajas mientras que la carretela transportaba pasajeros y una pequeña parte quedaba reservada para los bultos y se conservó este nombre de origen italiano cuando se convirtieron a motor ,como las “Benz” y después los pequeños camiones “Hispano Suiza” y otros de corta producción, hasta que llegaron las francesas  más baratas, que con caja abierta o cerrada Citroen, Renault ,etc., que allí  llamaban “Camionettes “ y tan prácticos resultaban  para pequeñas cargas tanto para uso particular como para  la industria, trajeron el nuevo nombre.

No se quedaron atrás los fabricantes americanos ,de esta clase de vehículos  y ocuparon pronto su cuota en el mercado guardés  y no sólo los de la  prolífica Ford; quizá  aquí teníamos una querencia  por ellos  debido al gran número de paisanos allí residentes  pero seguramente también porque eran vehículos bien hechos: En el verano del año 1927,e importado por el “Garaje Americano” de Vigo llegó en el vapor  “Chicago” un pequeño camión  Graham Brothers, fabricado  por la americana Graham Motor ,de peso total 2.200 Kg y 18 HP y con destino al cliente  guardés  “Vda.de Recaredo”. Este vehículo trabajó durante tres décadas en su feliz cometido de repartir el pan  en el pueblo (1) y aún después de su venta a un nuevo dueño resistió hasta 1965 año en que le llegó la “jubilación”

El estallido de la guerra civil en 1936 causó un completo transtorno en el parque móvil. Se priorizaron las necesidades bélicas y al quedar los centros industriales en la zona bajo el control del gobierno (Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao) ,en la zona de los sublevados  ya desde el principio de la guerra se convirtieron los talleres, ya fuesen grandes o pequeños ferroviarios o de automóviles en fábricas de material de guerra. Se requisaron los medios de transporte, tanto a motor como los buenos caballos de montar y de tiro y los pocos vehículos que quedaron a para uso de  sus dueños debían estar disponibles  para las autoridades  si se presentaba un servicio ocasional.  

Durante la guerra los vehículos hacían los transportes  que le requerían las autoridades (A.A.)

Algunas personas no querían entregar su preciada propiedad y decían que tenían el vehículo averiado; naturalmente era para desconfiar tanta avería por lo que se designó un inspector para verificarlas (2). Alguno alegó que tenía las cubiertas completamente gastadas, pero para disgusto también de alguno le encontraron las nuevas escondidas bajo la paja y a otros les pillaron el coche entero  y fueron” premiados”:…” pase al Parque de Automóviles a prestar servicio permanente durante un año, por haber infringido las disposiciones vigentes sobre ocultación de coches.”

Recibo, del año 1936, que se entregaba para poder cobrar el servicio (A.A.)

Salvo a los considerados desafectos a la causa, que se les incautaba, a los demás se les entregaba un Vale por la propiedad o servicio requisado, para que le fuera devuelto o cobrar lo que le correspondiese. Algún automóvil tuvo la suerte de quedar en manos de un chauffer, que también  éstos se requisaban, al servicio del mando. Pero era más fácil devolver un local que un automóvil que fuera destinado al frente para transporte de soldados o material de guerra y con jóvenes conductores inexpertos. A la empresa  de ultramarinos “Español y Pérez” le requisaron cuatro camionetas “Ford “ durante la guerra y sólo recuperaron, en Madrid y para vender allí mismo, los restos de la última. Como compensación les fue concedida una licencia para importación de un camión: Un precioso Dodge que causó admiración en los guardeses. 

 Cuando terminó la contienda había sido destruido en España un 40% del Parque Móvil contabilizado desde 1934. Sin los medios de transporte industrial necesarios ni opciones (3) para comprarlos hubo que recurrir al ingenio y fabricarlos  a partir de la  base de la que disponíamos: Los lujosos automóviles supervivientes .Muchos fueron los transformados en La Guardia; valgan de muestra los siguientes  ejemplos de la transformación a que fueron sometidos y constatar  como  pasaron  de disfrutar de un trato exquisito, privilegio  de su estatus, al trato esclavo y  con los miramientos justos para seguir tirando.  

El Renault de la familia de I. Carrera

Era este vehículo del  modelo Monasix, lo fabricó Renault a finales de los años veinte como continuación del Torpedo, de principio de la década y heredó muchas de sus características; destacaba de su diseño el morro inclinado hacia delante  y cerrándose como la proa de un antiguo barco. Tenía el radiador entre el motor y la cabina, por lo que las rejillas de ventilación, laterales abrían hacía adelante para tomar el aire, al revés de lo habitual, ya  entonces que eran de salida y con los radiadores  delante del motor.  


Tenía el automóvil de que hablamos el acabado de lujo  y cuando después de la guerra, el guardés D. Manuel González  necesitó una camioneta para atender  el transporte  que requería el cultivo de su finca no dudó en comprarlo y “sacrificarlo” por lo que pronto cambió su silueta al cambiar la parte trasera por  una caja de madera, y  con las ruedas delanteras más grandes, aunque, eso sí, el tapizado quedó de terciopelo. Con  su pequeño motor de 13 HP mal refrigerado por un radiador  tubular, sin aletas, que debido a su poca superficie de transmisión se calentaba excesivamente  en viajes largos, cumplió el cometido asignado, hasta finales de los 50. Pero no terminó aquí su laboriosa vida y adquirida después por D. Jesús Fernández  y  con un cambio de motor continuó sirviendo en los 60 para reparto  en la empresa “Gaseosas Santa Tecla”, cuya vieja camioneta  agotada por el servicio de guerra había sido sustituida por carros de caballos para llevar la refrescante bebida a sus  clientes.

La carretera del monte de Santa Tecla.

Vamos a buscar los otros ejemplos de vehículos transformados, en nuestro” Salón del Automóvil”  particular que es el Monte de Santa Tecla. Las miles de fotografías, hechas por particulares, o impresas en postales para la oferta turística, nos muestran una auténtica exhibición de todas las marcas y modelos de automóviles con los que guardeses y foráneos ascendieron a la cima para contemplar una de las vistas naturales más bellas del mundo.

El Oldsmobile de D. Manuel Martín (Postal s/Ed.)(Colección Autor)

En el escaparate de la entrada nos recibe, enmarcado por las bellas columnas, el “Oldsmobile”  fabricado ya por la General Motors Corporation, con 6 cilindros y una potencia de 19 HP ,…”de hermosa apariencia y digno de confianza”……que adquirió en el año 1929 el vecino guardés, D. Manuel Martín López(4).

Subimos por la serpenteante carretera hasta la plazuela de Campo Redondo, en donde se encuentra la Casa Forestal, Hubo en  este edificio y en distintas ocasiones, un servicio de comedor .En este caso, dotado de enseres por la Sociedad Promonte  y a cargo de Dña. Concepción Álvarez, además de las hermosas vistas del río Miño, encontramos  también la hermosa exposición de los automóviles propiedad de  personas asistentes a una importante celebración.

El “Buick” de D. José Mª Carrera Blanco

El Aparcamiento del “Restaurant del Tecla”. Postal de la S. Promonte (C.A.) y fotografía de un Buick del 1928 (Galería Red)

Podemos ver a la derecha y en primer plano, aparcado el “Buick “ de D. José Mª y  a continuación el de D. Florentino Carrera Blanco. Estos robustos coches ,modelo Sedán, salidos de la “cantera “ de Michigan, eran calificados por el fabricante como lujosos; en realidad era el coche de los banqueros y hombres de negocios ;Lo adquirió Florentino ,cuando estaba ya afincado  en  el barrio Vigués de Peniche, en el año 1925 y José Mª lo hizo en 1926, matriculándolo éste en la Capital porque allí tenía su residencia habitual ,aunque conservó  siempre una finca en S. Miguel de Tabagón, para venir a quitar la morriña del alma a la tierra que lo vio nacer. Con 6 cilindros y 27 HP, pasando de los 5 m de longitud total, 3040 mm. entre ejes y unas resistentes ballestas para soportar sus 2.500 Kg de peso eran estos imponentes coches ideales para convertirse  en duraderas camionetas, y eso fue lo que le aconteció al de José Mª,. Acabada la guerra y en  nuestra provincia, se convirtió en camioneta en manos de su nuevo propietario P.A. para servicio con productos agrícolas.


El “Premier” de D. Ángel  González Sobrino


Si  continuamos  ascendiendo desde la casa Forestal  llegaremos al aparcamiento de “Las Plazuelas”, hechas para este fin, por la Sociedad Promonte en el seno que hay entre los  picos del Facho y de S. Francisco, y es en ese lugar donde encontramos, unos años antes, y  podemos admirar un bonito coche americano descapotable (hasta la segunda mitad de los años 20 no eran frecuentes los cerrados)propiedad del emigrante guardés D. Ángel González Sobrino: Un flamante Premier Touring, último modelo.

D. Ángel González veía algo más en un coche que un mero medio de transporte; era un amante de los automóviles y de la belleza mecánica. Al contrario de los anteriores, que después de venir de Puerto Rico lo importaron ,cuando él llegó a Vigo, en el vapor  “Cádiz” en el verano de 1919 traía en la bodega del propio barco un precioso automóvil que no había sido fabricado en Detroit , sino en  Indianápolis por la Premier Motor Corporation.

D. Ángel González ,el segundo por la izqu.de la fotografía y flanqueado por sus dos hijas, con otros socios de la S. Promonte y parientes, delante del “Premier” (A.P.)


Conseguía con 6 cilindros una potencia de 28 HP y con el largo total de 4,55 m. disponía de una distancia entre ejes de 3.300 mm. Pesaba 1700 Kg y poseía  ya  un complejo sistema eléctrico. Hay que destacar,  como detalle curioso, que tenía tres aparatos de aviso: campana, bocina de aire y bocina eléctrica; el pasado, el presente y el futuro. Antes era  muy necesario y obligatorio advertir a los viandantes, ya que inundaban las calzadas de las ciudades, hoy nos prohíben tocar la bocina en ellas.

Los años pasaron y cuando D. Ángel creyó necesario sustituir al Premier por uno más moderno y cerrado, en el verano de 1930,trajo a Vigo, en el vapor Alfonso XIII procedente de New York un Packard Sedán Limousin, de la marca de lujo de Detroit “Packard Motor Car Company”.  Con 8 cilindros y 31 HP .Era este vehículo similar  a los Buick contemporáneos, pero como bien advertía la publicidad, con una belleza de líneas y perfección mecánica muy lejos de aquellos.

Quedó todavía, el Premier, unos años en la familia, pero al término de la Guerra Civil ni con el pedriguí que tenía pudo escapar al común destino. En manos de un nuevo dueño, el vigués L.G.D. acabó convertido en camioneta.

Cuando acucia la necesidad no hay miramientos para nada y si parece cruel cortar y estropear  un objeto tan bello, no cabe duda que su fabricante no lo vería tan innoble y aún estaría orgulloso de  la durabilidad de sus materiales y ver, como el robusto chasis y la gruesa chapa aguantaban  durante largos años los embates de las malas carreteras y un peso muy superior  al de su proyecto. Al igual que le pasó a un espléndido Rolls Royce que apareció después de la contienda escondido en un pajar, en la provincia de Orense,  y  convertido seguidamente a camioneta repartió el pan muchos años por las aldeas a las que se llegaba por abruptos caminos de monte.

Estábamos un país empobrecido que no podía importar todo  el combustible que hacía falta, por lo que estaba sometido a racionamiento y muchos optaron por el engorroso gasógeno, desarrollado por los alemanes que ya entonces, se habían embarcado en un conflicto que no se imaginaban como iba a terminar y miraban con lupa el consumo, sus fabricantes garantizaban que 2  ½ K  de leña equivalían a 1 l. de gasolina (3). 

Los turismos llevaban el generador del gasógeno en la parte de atrás, de “mochila”;los vehículos industriales, de “riñonera” (A.A.)

Pero no acabaron aquí  las penalidades  de esos carruajes tan avanzados mecánicamente, ahora improvisadas  camionetas. Cuando terminó la segunda Guerra Mundial los países que formaron la ONU decidieron bloquearnos  comercialmente  y nos quedamos sin abastecimientos, lo que afectó directamente a la industria del motor, la mayoría de fabricación extranjera por lo cual, se les acabaron los repuestos  a los proveedores y los combustibles quedaron sometidos a racionamiento más severo.

En cuanto al mantenimiento  hubo que echar mano de nuestro ingenio y paciencia para reparar o hacer de nuevo piezas mecánicas, que habían rendido ya tantos años de servicio. Levantado el bloqueo  en 1950 y eliminado el racionamiento en 1952 no mejoró sino muy lentamente la situación económica y por tanto la renovación del  parque móvil durante la década. De lo que antes carecíamos ahora podíamos disponer, pero  poca gente tenía dinero para pagarlo. Las cubiertas, ya todas de cámara,(5)se aprovechaban hasta lo imposible y ,con el desastroso estado de las carreteras, no era raro pinchar  3 veces en el trayecto de La Guardia a Tuy.

Precio “astronómico” de una cubierta en 1930 (A.A.)

Si entresacamos unas notas de las líneas del libro de trabajos del taller “Nuevo Garage“ podemos apreciar el sufrimiento de los componentes  y no encontré el cambio de una  sola pieza, como no fuera una correa, aros de pistón o un componente eléctrico: 
Eloy Domínguez. -Hacer un tubo nuevo para el carburador del Austin
Eloy Domínguez. -Soldar el soporte de la ballesta del Adler 
Vda. de Recaredo. -Renovar los pernos rotos de las llantas
Saracho. - Rellenar dos bielas del Krupp
Moto del practicante: Reparar en la fragua y abrir los dientes la estrella .                                           
José Mª Gándara. Sacar ballesta delantera y hacerle un capuchino.    
Jesús del Rosal.- Hacer un trozo de tubo de escape y soldarlo. Hacer al torno un tope al palier y una tuerca. Repasar las roscas.
Felipe. - Soldar el chasis del motor                                                                                                                                Benito Moure. -Tornear los pistones.   

Con los cupos de combustible muy reducidos, los particulares tenían que contenerse, pero para los industriales, a los que a veces les surgía trabajo extra para sus vehículos  , era vital disponer  del combustible que necesitaran ,para lo cual podían solicitar  al Gobernador Civil, como Jefe de Abastecimientos y Transportes  una cantidad de gasolina complementaria al cupo  asignado , y que si  lo consideraba una necesidad apremiante lo concedía.

Talón de la autorización de gasolina fuera de cupo  para el camión de “Español y Pérez”


Si ya Barreiros se había empeñado  y lo había conseguido, cambiar los motores de gasolina por otros de gasoil, que era mucho más barato, a los camiones Krupp alemanes y a los ZIS rusos que sobrevivieron a la guerra , también las pequeñas  camionetas, que tampoco tenían relevo,  tuvieron que resolver el problema de sus motores  muy “bebedores” y  gastados por los años de trabajo. A todas  les fue llegando el momento de cambiarlos por un  motor moderno  diesel o  de gasolina pero más pequeño. Incluso el  original del  Packard  de D. Ángel, de 31 HP, aguantó 28 años, hasta que en 1958, el entonces propietario, lo cambió por un motor marca Ford de 17,9 HP  (6)

Ya  en mitad de la década de  los  50 recorrían  esas viejas camionetas nuestras empedradas calles entre las nuevas “furgonetas”, los pequeños utilitarios ,algunos de recién fabricación nacional  (Kapi) y en época estival también con los enormes “haigas”, exponente del poderío económico y capacidad industrial de los EE.UU. al finalizar la II Guerra Mundial,  que alguno de nuestros  emigrantes más pudientes  traían   en sus vacaciones : Chevrolet, Cadillac, Plymouth, etc.  que se mecían con la suavidad de sus muelles y alguno “flotaba” con la amortiguación neumática y  nosotros, rapaces, quedábamos mirando con la boca abierta lo rapidísimo que  giraba el volante con un solo dedo   cuando  los de aquí casi no podíamos moverlos ni con las dos manos.  

En la cima del Monte, la furgoneta “Citroen 2CV” y otros representantes del cambio en nuestro parque móvil  en los años 50.(Postal Ed. Sicilia-C.A.)

Con el resurgir de la economía  a finales de los 50 y principios de los 60 (7), pasaron a compartir bordillo con los modernos Seat 600, las furgonetas Citroen 2CV y los cada vez  más presentes   camiones ligeros Barreiros, Ford, Dodge, Ebro, etc. que permitieron, por fin retirarse a descansar  a las viejas camionetas que  algunos desaprensivos tachaban de “chatarra”  sin conocer que un día ,muchos años atrás, fueron verdaderas joyas  mecánicas ,mimadas por sus dueños y resultado de los avances  científicos del hombre  y que cuando  la sociedad requirió de su ayuda para salir adelante en esos tiempos tan difíciles, supieron  estar a la altura y soportar la mutilación y tanto esfuerzo  durante todos esos  años, hasta que les llegó el relevo.

Discretamente fueron desapareciendo de nuestras calles y con  la invasión de esas especializadas
“furgonetas”(8)  nos olvidamos también de su nombre.

·  1.-También su caja se llenó alguna vez con las risas y canciones de nuestras adolescentes excursionistas.                                          
2.-Los propietarios de vehículos automóviles averiados, domiciliados en La Guardia, debían comunicar al Sr. Ingeniero de Recuperación de Vigo la marca, modelo, matrícula, clase de carrocería, lugar en que se encontraba y que tipo de avería tenía, bajo pena de una sanción que estimaría la Autoridad.                       
      3.- Al comenzar la II Guerra Mundial ,el resto de Europa necesitó de todos los medios de transporte que tenían  y más que pudieran conseguir.
     4.-Los vehículos particulares y los de servicio público, son tema de otro artículo .Igualmente el estudio de los gasógenos.
     5.-En 1934 se publicó el primer código de circulación, que reunía los antiguos reglamentos para cada caso, y en el artículo 93 autorizaba la velocidad de 80 Km/h para los vehículos de transporte de 3.501 K hasta 4.500 pero si tenían ruedas neumáticas. En caso de que tuvieran alguna de caucho macizo o de metal, la velocidad permitida era la mitad.
   6.-No se desechaban aún esos viejos motores: Un viejo motor de Ford fue reparado por Manuel González e instalado en “Serrerias del Miño” para remolque de vagonetas. Y un motor de 8 HP procedente del desguace de una trainera ,que poseía un ancho volante, acabó arrastrando la correa de un molino en la fábrica de Domínguez en Catoira.
     7.- Durante la década de los 60 la economía española aumentó un 6% anual acumulativo.
   8.-El Código de circulación de 1934 define al “Furgón” como el carro largo, de cuatro ruedas y cubierto; por supesto arrastrado por animales. 


Fuentes y bibliografía.-  Archivos privados - AHPPo  - Dirección General de Tráfico  - Los transportes y las comunicaciones durante la guerra civil. Francisco Capón García y Miguel Muñoz Rubio -Fundación Asociación Española de Carreteras.- Diccionario Enciclopédico Calleja de 1914. 

Publicado no libro das Festas do Monte de 2017   
                                                                                                                                                            

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