Extranjero
(ESPAÑOLES EN AMERICA)
Lo que nos dicen de Puerto Rico
Dos gratas noticias:
**.- He aquí una muy grata nueva que informar a los
lectores: la virtuosa dama doña Amparito Freiría, joven esposa de nuestro
caballeroso amigo don Emilio Cividanes, ha dado a luz con toda felicidad, en la
Clínica del Auxilio Mutuo, una preciosa niña. Nuevo encanto que a sumarse llega
a los que ya perfuman y alegran el bendecido hogar de los bien queridos esposos
Amparo y Emilio, a quienes felicito cordialmente.
**.- También ha dado a luz, esta vez un varón, la
distinguida consorte de don José Rodríguez Rolán, uno de los socios de los
almacenes de calzado de Tomás Rodríguez y Hermano. El nuevo llegado, para el
que deseo una larga vida de resonantes éxitos, viene a aumentar el número de
los bisnietos del tío Victoriano, aquel ya fallecido y tan popular artesano
guardés de cuya laboriosidad y nobleza aun queda en La Guardia imborrable
recuerdo.
De paso:
**.- Ha estado aquí durante unas horas solamente, y
por razón de sus negocios, el apreciable guardés don Juan Alvarez Español,
reputado comerciante establecido en la ciudad de Humacao, donde trabaja en
conexión con los señores Alonso Sobrino y Hermano, importadores de esta
capital.
Un verdadero héroe:
**.- Don
Olimpio Sobrino, que es ahora un destacado miembro del aristocrático Club Náutico
de esta capital, realizó recientemente un magnífico acto de salvamento al
recoger en su lancha de motor a un español trotamundos que por aquí anda, y
que, al lanzarse durante una espectacular exhibición pública, con un paracaídas
y desde una altura de cinco mil pies, a la que se había remontado en un avión,
tuvo la poca fortuna de caer en el mar, en nuestra bahía. Don Olimpio, resultó
pues, ocasionalmente el héroe final de una arriesgada aventura.
El vino de Mosteiro:
**.- Don
Saturnino Fernández, aquel maragato, bonachón que hace treinta años, tenía un
establecimiento de comestibles frente a la plazuela de Chan de Conde, y que, en
una ocasión, fue tenido como parte del grupo de bromistas que al final de una
alegre merienda en el Tecla, una tarde dejaron clavada en el Facho una bandera
roja (decían entonces que aquella era la bandera de la República), causando tan
hondo pánico en algunos pusilánimes habitantes de La Guardia que, a poco, los
juerguistas van a dar con sus cuerpos en la cárcel; aquel Don Saturnino,
repito, que tiene en este país la representación del cosechero del famoso vino
de Mosteiro, acaba de decirnos, a través de la radio de esta capital, que muy
pronto llegarán las primeras barricas del tan delicioso néctar portugués. Pero
-¡ay!- habida cuenta de los gravoso impuestos que les esperan a todos los vinos
y licores de procedencia extranjera, el Mosteiro habrá de ser, como tantos
otros, artículo de lujo para los que no guardamos plata alguna.
De Regreso:
**.- Acaba
de regresar de los EE.UU., a los que fuera buscando nuevo surtido para sus
establecimientos de calzado, nuestro compatriota D. Antonio Rodríguez Rolán.
La Estación de Madrid:
**.- Se
está escuchando muy bien aquí la estación radiodifusora E.A.Q., de Madrid, que
cierra su primer programa con el Himno de Riego a las ocho en punto de la
noche, hora de Puerto Rico. También
interceptamos, oyéndolas muy claras, las conversaciones en español que, con
mucha frecuencia, establecen entre sí la difusora que en Ginebra (Suiza) tiene
la Sociedad de la Naciones y la Estación L.S.X. de Buenos Aires.
Nos alegramos:
**.- Salió
ya del Auxilio Mutuo, donde había sido recluido para ser operado de las
amígdalas, el niño Emilio, de once años de edad y primogénito de don Tomás
Rodríguez, nuestro muy apreciable compueblano. Con tal motivo, tanto doña
Eugenia, madre cariñosa del chiquillo,
como don Tomás se encuentran muy contentos.
La Casa de España:
**.- El
plan de construcción de nuestra Casa de España en esta capital, va tomando
aspecto de palpable realidad. Como prueba, me es sumamente grato incluirle una
copia del croquis de su fachada principal, publicado recientemente en uno de
nuestros más importantes diarios. Los catecúmenos que durante tantos años
trataron inútilmente de darle vida al patriótico empeño, deberían ahora pedirle
a Dios les enviara un pronto y tranquilo morir para evitarse el sonrojo de ver
probada su incapacidad frente al rápido y valioso empuje de su joven sucesor,
el muy caballeroso y dinámico don Miguel Such.
Antolín Rey
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