viernes, 16 de mayo de 2014

(A GUARDA) "LA GUARDIA, VILLA VERANIEGA; SU PLAYA Y LUGARES DE BELLEZA libro das Festas do Monte, 1949, NATURAL


            La Guardia... En su paisaje se conjugan las gracias de los valles, la fragosidad de los montes litorales (monte Terroso) y la severa grandeza del abierto Océano.

            Su fundación hace remontarnos a tiempos muy antiguos y, por estar situada en la boca del Miño y servir de abrigo a los barcos que guiados por las luces del “facho” precisaban un abrigo forzoso, hacen su conocimiento lejano. Al fin de la Edad Media es villa de realengo y en la Edad Moderna, la Reina Católica la dona a un particular, pasando a ser cabeza de una extensa jurisdicción. Y La Guardia primero como dominio real, luego como señorío y posteriormente sede de franciscanos, ha sido la “verdadera guarda” del marino extraviado y la acogedora estación del peregrino o, quizá ya turista al monte Tecla, porque es difícil separar el momento estético y religioso en un lugar de tal belleza natural.

            De La Guardia no se dice solo fue... Es próspera villa oceánica, puerto típico de difícil entrada defendida por la roca de Genete. Una activa e inteligente emigración, sobre todo a Puerto Rico, contribuyó a la prosperidad de la villa, que luce barrios modernos y cuidados al lado del viejo puerto pescador.

            El turista encuentra paisajes incomparablemente bellos; toda una antigua tradición histórica al estudioso y, para recreo del veraneante; yodo y sol en la arena cálida de su playa de la “Arena Grande”, y hermosos lugares de excursión en las vegas de Cividáns o en la amplia llanura del valle del Rosal, esmaltada de alegres caseríos que se pierden en la lejanía.

            La noche, profunda y llena de un sentido a la vez cósmico y entrañablemente galaico-portugués dibuja perfiles y antoja sombras en el valle; mientras la luna, eterna antorcha de la noche, derrama estelas de luz plateada sobre los barquitos que anclados en la ensenada esperan el nuevo día.


                                                                                  M.ª Victoria Vaamonde Mallo

Publicado no libro das Festas do Monte de 1949

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