Es empeño
decidido de la Comisión
que año tras año se viene superando en la organización de esta fiesta del Monte
Santa Tecla, el darle el más marcado sabor típico a esta romería, para hacer de
ella la más “enxebre” de Galicia.
Y así
vemos como agrupaciones de Coros y Danzas gallegos integran su programa, y las
“ruidosas treboadas” de gaiteros ataviados con sus trajes típicos recorren las
calles de la Villa
la víspera y día de la fiesta para poner en movimiento a los guardeses y
ultimar sus preparativos para la subida al “Monte” con el clásico “xantar”.
Centenares
de personas suben este día al Monte Santa Tecla, muchos de ellos venidos de los
más apartados lugares de Galicia, y las sabrosas empanadas de “raxo” con las
“botas y garrafones de viño do Rosal”, constituyen el imprescindible
acompañamiento de los que en caravana multicolor suben, serpenteando los atajos
que conducen a la ermita.
Ya en la
cumbre y después de asistir a la
Santa Misa y procesión que en honor de Santa Tecla se celebra
en su capilla, los romeros buscan la sombra de los verdes pinos o de las
olorosas acacias para extender sus manteles, y entre las derruidas viviendas
que un día habitaron celtas y romanos, celebrar la comida familiar que
transcurre con la más placentera alegría entre “alalás” y “aturuxos”.
Para que
no falte el humor y la alegría, los gaiteros recorren los lugares donde se
celebra el “xantar” y con sus alegres “foliadas” animan el ambiente y dan una
marcada nota de tipismo regional.
Terminada
la comida y como evocación de costumbres ancestrales, la gente se reúne en la
“explanada forestal” y espontáneamente da comienzo la “troulada”, baile ruidoso
y de algarabía donde abundan más los saltos que el paso rítmico, y donde toman
parte mozos y viejos sin distinción de edades ni clases.
Al
atardecer se inicia el regreso y en la falda del monte de nuevo se reúnen los
romeros y familiares que no pudieron acompañarlos y han ido a esperar su
regreso, para celebrar la merienda-cena con los sobrantes del “xantar” que en
ese día suele ser siempre abundante y de buena calidad.
Y así
termina, forastero que no has gozado la dicha de asistir a esta romería, la
fiesta que todos los guardeses esperan con deseo y nostalgia.
Francisco López Moure.
Publicado no libro das Festas do Monte de 1955
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