Estos
dos pueblos que por su proximidad y circunstancias se tienden la mano en mutua
protección, hállanse favorecidos por dos
centros de enseñanza, los que por sus excelentes condiciones y laudables fines
son verdaderos tesoros que enriquecen la inteligencia y el corazón de la
juventud.
Instalado por la benéfica
Compañía de Jesús, uno de aquellos en
Camposancos ya hace años, bien conocida es su importancia en todos conceptos,
sin precisar de otras reseñas que elogiar pudieran justificar su mérito, que
las ya reconocidas; hasta saber que está dirigido por los beneméritos hijos de
San Ignacio virtuosísimos religiosos y sabios maestros.
En La Guardia existe otro
Colegio de las Hermanas Carmelitas con el nombre y bajo la protección del
seráfico “San José”, el que todavía este año ha podido reunir condiciones para
admitir alumnas internas, efecto de estar en construcción el edificio; pudiendo
por tal motivo decirse que fue este el primer año de su verdadera instalación.
Con mucho gusto describiría este centro de educación tan magnífico por su
mérito artístico como por las grandes comodidades que reúne; pero dejando esta
tarea a pluma mejor cortada, solo me ocuparé en la enseñanza que con admirable
afán e inquebrantable actividad dan a la educandas aquellas virtuosísimas y
hábiles Hermanas, presidida por la R. y muy inteligente Madre Trinidad.
Son verdaderamente admirables
los progresos demostrados por las alumnas tanto internas como externas, con un
solo año de aquella de aquella fecundísima enseñanza, en los exámenes públicos
a que las sometieron los días 10, 11, 12, y en la exposición de labores,
dibujo, pintura y caligrafía desde el día 13 hasta el 20 del corriente ante el respetable
tribunal constituido por insignes Jesuítas, varios distinguidos sacerdotes, el
alcalde de La Guardia y el señor D. Bernardo Alonso, protector dignísimo de tan
pía fundación; presidiendo el virtuosísimo y sabio R.P. Modesto, Rector del
renombrado Colegio de la Compañía de Jesús, establecido en Camposancos; el
tribunal tenía a su derecha a la distinguida Superiora acompañada de dos
Hermanas. La concurrencia, a aquellos ejercicios era muy numerosa y selecta y
llenaba el espacioso salón de actos desde los primeros momentos, el cual estaba
adornado artísticamente con hermosísimos bouquéts de flores naturales y
magníficos cuadros que inspiraban santa piedad; llamando la atención una
pequeña y muy bonita efigie del Carmelo colocada oportunamente como presidenta
y reina de aquellos angelicales certámenes; a aquella esbelta imagen profesa
acendrada devoción de lo más profundo de su alma la R. Madre Superiora, no solo
por lo que representa, sinó también por ser un obsequio que las Colegialas
internas le hicieron el primer día de su Santo que pasaban a su dulce lado en
aquella edificante morada.
Eran preguntadas las niñas,
especialmente por la distinguidísima Hermana María Cristina, tan feliz en
inteligencia como en virtud.
D. Bernabe Alonso (PP. Somascos)
Contestaron
correctamente las niñas en las variadas asignaturas, ejecutaban primorosamente
al piano difíciles piezas y resolvían los problemas con una facilidad que
encantaba; notándose que sobresalían entre las internas las Srtas. Purificación
Candeira y Amelia Moure, las que por su conducta y aprovechamiento fueron
agraciadas con la Banda de Honor, Diplomas, Primeros Premios, así como también
premiadas con los Segundos, las señoritas Gloria Tápias, Teresa y Mercedes
Massó, Concepción y María Candeira y Amanda González.
De las externas alcanzaron
los Premios Extraordinarios las Srtas. Pura Alvarez, Francisca Sánchez, Elvira
Pedreira y Matilde Estévez.
Consiguieron también
distinguidos premios las Srtas. Josefa Alonso, Osoria Savariz, Carmen y María
Alvarez; y Segundos Premios, las Srtas., Consuelo Candeira, María Alonso y
muchas más, que por no hacer tan extensa esta reseña dejo de nombrar.
En la exposición de labores
se admiraban la perfección y delicadeza en los trabajos, especialmente en
zurcidos remiendos, bordados, objetos de arte, lo mismo que en pintura por las
tiernas niñas que demostraban su aplicación y la asiduidad de las maestras,
distinguiéndose las Srtas. Josefa Alonso en una palia e hijuela bordadas con
oro y seda que constituyen una verdadera preciosidad: Purificación Candeira en
una escribanía que es un completo objeto de arte y varios bordados, entre ellos
un pañuelo de mucho mérito; Amelia Moure en una colección de pañuelos y una
toalla bordados con delicado gusto.
Llamaron también la atención
hermosos cuadros bordados en cañamazo; el del Carmen, por E. Pedreira; de San
José, por Francisca Iglesias y el de la Purísima, por Blanca Veiga; un edredón,
por María Moure; una toalla, por Francisca Sánchez; un cojín, por Orosia
Savariz; un canesú, por Amparo Rivas; varios dibujos en cuadros y platos, por
María Vicente; lo mismo que los formados por Josefa Alonso y Pura Alvarez.
Por no ser molesto y por que
ya en otras correspondencias se habló algo de la importancia del Colegio que
las Madres Carmelitas dirigen en la pintoresca villa de La Guardia, y de los
brillantes resultados que en él obtienen las educandas, termino esta reseña
hecha al correr de la pluma. Pero no cerraré estas líneas sin enviar antes una
sincera y entusiasta felicitación a las Madres Carmelitas que con tanto acierto
y tan cariñosa solicitud saben dirigir a las alumnas por el camino de una
sólida educación moral é intelectual. S.M. (24 de Julio de 1.897)
Celso R. Fariñas
InfoMAXE
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