lunes, 17 de agosto de 2015

(OIA) Santa María la Real de Oya - Coro de la parroquial

(LA VOZ DEL TECLA, N.º 136 – 29 de Noviembre de 1913)


Compónese esta dependencia de cuarenta y  ocho sitiales de hermosas maderas entre las cuales figuran la caoba, el palo santo, el castaño de la India, el ébano y otras piezas de gran valía. Allá en el fondo se destacan el órgano y el facistol, verdaderas joyas artísticas. Se ha valuado el coste de la sillería y columnas en once mil duros. Sobre la puerta de entrada distingue el visitante el escudo de armas del Monasterio dividido en cuatro cuarteles, en el primero de los cuales hay un castillo; en el segundo una higuera; en el tercero un báculo abacial; y en el cuarto nueve A.A.
Según la explicación que se conserva en un Tumbo de Simancas, parece que el uso de dichos atributos fué debido a lo siguiente: Después de la desgraciada muerte del rey D. Favila por las garras de un oso en la caza, doña Hermesinda, hija de D. Pelayo y hermana del dicho D. Favila, le sucedió en la Corona por no quedar sucesión a D. Favila. Estuvo ésta casada con D. Alfonso I, llamado el Católico, quien mereció tan honroso título por su heroico valor y múltiples conquistas contra los sarracenos, que aumentaron prodigiosamente las de la Fé  católica. Este valeroso y esforzado Rey, en torno de cuyo cadáver es tradición que oyéronse cánticos angélicos, persiguió tenazmente a los moros, tomándoles muchas provincias entre ellas las de Lugo y Tuy.
Fortificados los moros por ese tiempo en el castillo y monte de Santa Tecla, junto a la villa de La Guardia, y los cristianos que los perseguían dentro de los muros del monasterio de Oya, después de varias correrías y escaramuzas suspendieron las armas y hostilidades de una y otra parte por causa del invierno, haciendo treguas y pactos de que para el tiempo de los higos nuevos entregarían los moros a los cristianos la plaza y el castillo de dicho monte o que la defenderían, y quedaría dueño y señor de la tierra el que venciese.
Esperaban los moros para aquel tiempo que les llegase u socorro de Africa; y como la Providencia protegía las armas de D. Alfonso, hizo el milagro de que una higuera que tenían los cristianos en el fondo de las murallas de la “Plaza de armas” produjese su fruto maduro y sazonado a mediados de febrero. Llevaron un ramo de ellas con sus higos maduros a los moros, dándole a entender que era llegado el tiempo de la pelea, los cuales reconociendo con asombro el prodigio, dejaron libre el castillo de La Guardia y monte de Santa Tecla pasando a Portugal, como antes lo habían pactado y prometido.
Desde este tiempo tomó el Monasterio por armas de su escudo el castillo para significar que era plaza fuerte; un ramo de higuera con higos maduros para recuerdo del mencionado milagro; un báculo abacial para mostrar la unión y subordinación a la Orden del Cister, y además usó en uno de los cuarteles nueve A.A., para denotar los nueve Alfonsos que ayudaron a su fundación, donaciones y uniones.
                                                                                              NAUJ YER SAISELGY
                                                                                                                             Archivo: INFOMAXE

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