LA PLAZA DEL RELOJ
En este lugar del centro geográfico de
nuestra villa y la célula de la vida guardesa bajo todos sus aspectos.
Allí se celebraron durante muchos
siglos nuestros mercados bisemanales de martes y sábados. Allí acudían los
pueblos de su antiguo concejo para celebrar sus públicas asambleas, fuesen
estas para elevar protestas, fuesen para hacer reclamaciones ante las
autoridades, después de que dejaron de celebrarse éstas a las puertas de la
Iglesia parroquial, como veremos al hablar del Eirado. Allí hicieron sus
ejercicios militares los milicianos nacionales organizados desde el año 36 del
pasado siglo (XIX). Allí se reunieron muchas veces, durante siglos, los fieles
de la villa y de las parroquias vecinas, para oír las voces sagradas de las
santas misiones; allí, congregados al sonido de la campana de la torre del
concejo, concurrían sus habitantes para enterarse de las decisiones del juez y
regidores (hoy llamados alcalde y concejales) y para hacerse cargo de las levas
y sorteos de mozos para el servicio militar; allí se celebraron las típicas
fiestas populares guardesas que daban vida al pueblo y horas de alegre
expansión a todos los vecinos del distrito.
Fue siempre esta plaza el lugar
característico de la vida municipal del antiguo concejo de La Guardia, Foz del
Miño.
Llamóse primitivamente la Plaza Mayor, y desde mediados del
siglo XVI se conoció con el nombre de Plaza
del Reloj, por razón del reloj público allí instalado para servicio del
pueblo.
Tuvo La Guardia antiguamente una torre
para vigilancia del pueblo, de la cual estaban encargados y de la cual eran
propietarios individuos de la familia linajuda de los Correa, pero esta fue demolida en tiempos de los Reyes Católicos, y
hacia el año 1570 se erigió ésta, siendo obispo de Tuy D. Diego Fernández de
Torquemada, Señor Jurisdiccional de esta villa, como lo recuerda el blasón
heráldico de este prelado que es una torre envuelta en llamas (turris
cremata-tor-quemada) esculpida en alto relive al lado derecho del escudo
heráldico de la villa, que es una galera sobre ondas, en reconocimiento público
de su señorío temporal.
Esta torre edificada al lado de uno de
los antiguos cubos de la vieja muralla, que circundaba el casco de la acrópolis
guardesa, como amenazaba ruina, fue reedificada enteramente, siendo Juez
(alcalde) del concejo el noble hidalgo guardés D. Fernando de Castro Bullón y
Figueroa, y obispo de Tuy D. Fernando de Araujo y Queipo, el año de 1730, según dicen las inscripciones
que copiamos. El reloj instalado en la primera torre ya fue sustituido y lo
mismo su campana en esta fecha, por el que hubo hasta que se instaló el actual
que regaló el distinguido hijo de la villa D. José Manuel Andreini y Verde. La
campana actual es la misma que se colocó en 1730.
La inscripción grabada en el campo de un escudo heráldico sobre la cornisa de esta torre fronteriza a la plaza dice así:
ESTA TORRE CON SV
RELOX SE REEDIFI
CO ENTERAMENTE
SIENDO OBISPO DE TVY
EL ILMO SR D FERNANDO
IGNACIO DE ARANGO
Y QUEIPO AÑO DE
MDCCXXX
El escudo de frente a la puerta de
la villa tiene esta inscripción
HAEC TVRRIS
RENATA FVIT
BONA PROVIDEN
TIA D FERDINAN
DI DE CASTRO HVIVS
OPPIDI IVDICIS
AÑO 1730
Por exigencias tipográficas se ha
impreso esta inscripción como aparece, estando en el original de esta forma
gráfica. La letra E de la última sílaba DEN de la tercera línea está enclavado
ó inscrita en la D, y la abreviatura D de la cuarta línea está allí escrita con
una I también inscrita ó enclavada en la D. Están esculpidas en estas formas D
y D.
Desde el cubo, que aún se conserva de
esta muralla, situado sobre la torre y sobre la boca de la calle que baja,
hasta la casa fronteriza, existía antiguamente un puente de cantería en forma
de arco para cierre de la puerta. Encima de este arco existía una hornacina con
una imagen de la Virgen con el Niño Jesús en los brazos, sobre una peana, en
cuyas molduras estaba grabada la siguiente inscripción:
AVE
MARIA
PURI
SSIMA
SIN PECO CONCEVA
Al demolerse este arco fue retirada
esta peana y la imagen a la parroquial, donde se conserva en una de sus
dependencias.
En documentos antiguos llámase muchas
veces esta plaza, Plaza Mayor y Plaza Vieja, en contraposición con la Plaza Nueva, que ya figura en principios
del siglo XVI, aunque que prevaleció a aquellos el nombre de Plaza
del reloj. Entrado ya el siglo XIX, cuando la nación española
alcanzó la felicidad del sistema constitucional, se dio a esta plaza el nombre
de Plaza de la Constitución,
consignándolo en un amplio rótulo pintado en la fachada del Ayuntamiento. Esto
ocasionó repetidas protestas y algunos disturbios populares, apareciendo muchas
madrugadas embadurnada dicha nueva inscripción. Y, ahora, después de un siglo,
es también sustituida con el nombre de Plaza
de la República en honor del actual régimen político.
¿Cómo se llamará esta plaza dentro de
pocos años? Dios lo sabe, pués, El solo conoce las futuras veleidades humanas.
La nueva casa del Ayuntamiento de esta
villa se construyó en el año 1837 según lo dice la siguiente inscripción
grabada en un medallón de granito en la fachada del edificio:
CASA MUNICIPAL
EDIFICADA A ESPENSAS
DE LOS VECINOS DE ESTA
VILLA
AÑO DE 1837
En otro óvalo de la misma fachada está
esculpido el navío o galera, blasón heráldico único de nuestra villa desde muy
remotas edades.
En esta plaza estuvo desde muy antiguo
la cárcel del municipio. En un documento público del año 1505 se hace constar
el privilegio que tiene la villa para constituir Juez en cada año y nombrar
carcelero, tener cárcel y horca y ejercer jurisdicción civil y criminal en
nombre del cabildo de Tuy y su prelado, que son señores jurisdiccionales de La
Guardia. La quadea ó cadea que se menciona estaba en los bajos de la casa vieja
del Ayuntamiento, hoy Juzgado. La casa vieja del Ayuntamiento, donde ahora está
la nueva casa del Juzgado municipal, se hizo el año de 1559. Allí existía un cepo formado por dos maderos unidos por
un extremo por una fuerte charnela para sujetar los presos por las piernas.
Nosotros recordamos haberlo visto siendo niños.
Una casa muy significada de esta plaza
fue la de Ibarra, en el ángulo de la misma con la llamada hoy de Cervantes. De
gran importancia comercial en los siglos XVII y XVIII, se trasladaron los
últimos descendientes de la familia a Sevilla donde hoy ocupan un puesto
distinguido en la empresa naviera La
Vasco Andaluza de la que son
principales comanditarios los señores de Ibarra.
En esta casa había nacido en 23 de septiembre
de 1809 el religioso franciscano D. Juan Ramón Ibarra y Pastor, que fue un
orador notable de la ciudad de la Habana, adonde había emigrado. Hijo de D.
Francisco Ramón Fernández Ibarra y de Dña. Ana María Pastor, dueños de esta
casa, falleció hacia el año de 1870 en la citada capital de la isla de Cuba.
Había vivido en La Guardia, desde la enclaustración en el año 1835, hasta la
emigración a la isla de Cuba.
JUAN DOMÍNGUEZ FONTELA
DE
LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
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