ANTE LA GUARDIA
Con
lírico acento,
cantar yo quisiera
las dotes que ensalcen
la villa guardesa.
¡Son tantas que, a veces,
me pongo ante ella,
rindiéndole culto
de amable doncella!
Pues sus ricos dones,
encanta al que llega
a ver de sus cuadros
la suma grandeza.
Como son al pueblo
laudables riquezas,
¡por ser de
la vida
el preciado
néctar!
Y así, laborando
las
fértiles tierras,
florecen
los frutos,
¡del
trabajo prendas!
¡Sin que en mar y río
falte las
sirenas,
que al
pescador colman
de
abundante pesca!
Por el panorama
del gran
Monte Tecla,
al turista
atrae
en sus
primaveras.
Por eso, entre sueños,
el guardés
espera
la luz que
ilumine
sus
plácidas sendas...
Sólo así su flora,
es grande y
amena,
sin que en
ella falten
graciosas
leyendas.
En tanto, riente,
sus manos
estrechan
a quien, complaciente,
honores,
les presta...
Su célico ambiente
¿a quién no
embelesa
si todo lo
amable
vibra en
sus arterias?...
Por eso mi Musa
como fin de
fiesta,
¡un laudo
de gracia
del lector
quisiera!...
José M.ª Rolán
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