Homenaje
litúrgico del Sr. Obispo.
El acto terminal en la Plaza de España, ante el
dosel rojo levantado en honor de Santa Tecla y de su santa reliquia, fue
altamente conmovedor.
Aspecto parcial de la Plaza del Ayuntamiento en el
momento de la sentida y sabia elocución que el Sr. Obispo de la Diócesis Fray José
López Ortiz, dirigió a los fieles de las comarcas de La Guardia y El Rosal al
final de la procesión con la
Santa Reliquia. La muchedumbre llenaba por entero la Plaza y los balcones se
veían colmados de personas.
Aquella multitud
fervorosa, apretada en las bocacalles y en la plaza y en los bancos, en los
balcones y en las ventanas, después de presenciar el homenaje litúrgico
ofrecido por el Sr. Obispo, de la incensación a la santa reliquia, oyó- mejor
dicho escuchó, que es oír con atención-, en medio de un profundo silencio, las
fervorosas palabras del Prelado.
Fueron un tierno
canto a la pureza y al martirio de nuestra protomártir, lírio purísimo de
virginidad, encendida rosa del sacrificio. Y este canto, a la vez profundo
estudio de alta vida cristiana, fue también un acertado ofrecimiento de
consignas a los fieles para alcanzar la verdadera vida: pureza de costumbres y
resignada aceptación del dolor, esto es, de la cruz que a cada uno el cielo nos
haya destinado. Profundo y a la vez sencillo, nuestro amantísimo prelado
cautivó y conmovió. Y dio realce a su oración sagrada su figura ascética, de la
que parece transcienden, como efluvios naturales, el saber y la humildad.
Hondo
fervor de un pueblo
Puede tener nuestro señor Obispo la seguridad
absoluta de que toda aquella masa humana que él contemplaba, complacido, desde
el balcón de la Casa
Consistorial , ansiosamente gozosa, que con fervorosa
impaciencia deseaba aproximarse a la santa reliquia para besarla, , cumplirá
las consignas que nos dio en su oración. Y de que toda La Guardia y pueblos de la
comarca, agradecidos a los desvelos de nuestro queridísimo prelado entregarnos
este don del cielo de la santa reliquia, desvelos secundados ardorosamente- hay
que reconocerlo, porque es de justicia- por el Sr. Nandín, besan rendidamente,
con cariño filial, su pastoral anillo.
Cándido Rodríguez
Vicente
FARO DE VIGO, 24 de Agosto de 1951.
FIN
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