lunes, 13 de octubre de 2014

(A GUARDA) HERALDO GUARDES, Un periódico, una imprenta y un periodista ( IV )

MUERTE SENTIDA
            Ha fallecido el director de “HERALDO GUARDÉS”, don José Darse.
            Fue un hombre todo bondad, que siempre ayudó en lo posible a las gentes humildes. Cuando de él necesitábamos una recomendación o una ayuda, salíamos siempre complacidos.
            El inolvidable don José era hijo de don Pedro Darse, de familia francesa, y de doña Rosa Sobrino, natural de Cividanes, y estaba emparentado, entre otras familias, con la de Cibeira y Quevedo, de Orense, con el fotograbador don Ramón Lomba Portela, fallecido en Pernambuco en el año 1921, y con el que esto suscribe. En el año 1896 fue director de un semanario que fundó en los Estados Unidos del Brasil. Bastantes años después regresó a España y se dedicó a la enseñanza, fundando más tarde el tan querido “HERALDO”, del cual ha sido director hasta el fin de su vida, triste y doloroso momento que a todos nos ha dejado transidos.
                                                                                  Pepe L.

UNA VIDA EJEMPLAR
            Un hombre bueno que sabe ya de los misterios de ultratumba.
            Un gran luchador menos.
            José Darse fue algo más que periodista: fue un símbolo.
            Su nombre va unido a la historia de la política local de hace un tercio de siglo para acá.
            En épocas ominosas, en que la generalidad naufragaba en el proceloso mar de las más bajas concupiscencias; cuando el cacique, plaga terrible, aprisionaba con sus tentáculos el pensamiento, gozando del más vergonzoso amparo oficial, José Darse supo imponerse a aquel ambiente enrarecido, agitando su figura entre aquellos superhombres, ilustres pigmeos de la política nacional.
            No hubo congreso agrario ni reuniones anticaciquiles en que su voz no se haya dejado oír, anatomizando las oligarquías caciquiles que arruinaban a Galicia.
            Republicano de los históricos y secretario de algunos comités de aquellos románticos del siglo pasado, supo elevar la antorcha de la fe sin tinieblas y con la esperanza del triunfo.
            Cuando el ser republicano traía aparejado, no el enchufe de una prebenda, ni el halago del mando, José Darse conoció los procesos y las persecuciones y supo calladamente sufrir por la causa de los oprimidos.
            Dos años antes de proclamarse la República, al tratar de constituir un comité republicano, vio con dolor como los dedos de las manos sobraban para contar los republicanos que había en esta villa.
            En la hora del triunfo, los “tránsfugas” de todas las épocas y de todos los regímenes gozaron de la victoria fraguada por hombres que, como Darse, supieron darlo todo por la idea.
            Nosotros, que sabíamos de su bondad y de los sacrificios que hizo por destruir el abyecto caciquismo que asolaba a su pueblo -pueblo por cuyo progreso tanto trabajó-, en estas horas del no ser elevamos el pensamiento para pedir paz para los hombres buenos.

                                                                                  J. Noya

Continuara...

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