JOSÉ DARSE
El día 30
del finado diciembre, después de penosa enfermedad, sufrida con resignación de
hombre, traspasó los umbrales de esta mísera existencia nuestro buen camarada y
batallador agrario don José Darse.
Su labor,
de más de 27 años al frente de su querido “HERALDO”, fue siempre de franco
liberalismo y de noble defensa del honrado y sufrido gañán y de todos aquellos
sentimientos que, rompiendo vetustos moldes de desacreditada política,
iniciaban una era de reparación y progreso para nuestra amada tierra, de esta fértil tierra comprendida entre los
distritos de Tuy, Tomiño, Rosal, Oya y La Guardia.
Sin
embargo, esta obra del amigo Darse no fue del agrado del dominante cacique de
entonces, quien indignado por los constantes toques de atención que desde las
columnas del “HERALDO” le propinaba semanalmente, no hacía más que urdir
procesos en su contra, ocasionando no pequeños contratiempos económicos en la
marcha del periódico.
El fundador
del primer órgano de prensa y de cultura que vio la luz en La Guardia, bien
merecía, no procesos, ni menos jabón de bajas adulaciones caciquiles, sino que
una calle de esta villa llevara su nombre, pues otras calles hay que ostentan
el nombre de quien no merecía ni el saludo...
Las
columnas de “HERALDO” jamás estuvieron cerradas a ninguna tendencia política ni
religiosa, a los amantes del bien público o de los que quisieron dedicarse al
género literario, ni menos para nuestros coterráneos, que veían a través de sus
informaciones las palpitaciones de sus hogares ausentes.
¿Detractores?
Quien afronta en público la obra de bien y de progreso no está libre de
semejante calificativo. Este, más que él, debieran colgarle como un sambenito
al cuello de quien, por hacer aún vida de cavernas, es enemigo de la luz.
Descanse en
paz el amigo en el plano de las grandes verdades, ya que en este bajo mundo
sólo la ficción tiene asiento.
José
M.ª Rolán
MEMORIAN
O último
día do ano finalizou amaneceu triste e melancólico para revelarnos a lamentavel
noticia da morte do nosso saudoso e chorado amigo don José Darse, director de
“HERALDO GUARDÉS”.
Todos
aqueles que o conhecian e desfructavan da sua amizade, só tinhan esta frase ao
saudarem-se: ¡Morreu Darse!...
Mas este
Eu, que conservo dentro em mim; Este Eu, que todos nos sentimos; este Eu, que
nos guía nas nossas ofuscaçôes, e de quem nos avergonhamos quando nâo somos
justos no caminhar da vida, diz-me constantemente: Estais equivocados!... Darse
nâo morreu!... embora o seu corpo baixase áo sepulcro e sua alma subi-se a
mansâo eterna, Darse vive todavía.
Vive na sua
obra e no coraçâo de seus amigos.
Darse nâo
pode morrer tâo pronto para o povo guardés; começou a florecer á trinta anos e
florecerá todo o século XX.
A obra mais
gigantesca dos guardeses é sem duvida a emprehendida por a Sociedade Pro-Monte.
E foi elle
o incansavel propagandista que fiz vibrar a trompeta do HERALDO áos quatro
ventos, para levar pelo mundo adiante os feitos dum povo que escreveu na
historia da Humanidade, com caracteres de ouro, um acto de progreso e prestigio
que dignificam os filhos de La Guardia.
Darse era
quem enviava nas columnas do seu jornal, a todas as partes aonde haviam
guardeses, noticias saudosas da terra nativa, que eram recebidas como beijos de
Mae.
Por isso
Darse vive todavia e viverá enquanto houver guardeses que saibam comprehender a
sua obra.
Lutador
incansavel, vida de sacrificios e ingratidôes.
Quando
Cristo entrou em Jerusalen, a multidâo que o aclamava como rey fiz despertar
nos escribas e fariseus a idea de perseguillo.
Foi acuzado
de traidor e embustero, porque as suas dotrinas, cheias de amor e de verdade,
eran opostas as judaicas.
E tu, meu
sincero amigo, nâo por tuas ideas democraticas, mas sim por nâo colaborare com
os fariseus, foste perseguido pela igreja melitante, acusado de profanaçâo, no
celebre proceso da sardinha.
Mas a tua
bondade soube vencer todos os obstaculos e perdoar a teus perseguidores, assim
como Jesous a seus assassinos.
Tu nâo
foste um arrepentido, como dissem; foste sempre um convencido da verdade
evangelhica.
Tua vida é
digna de um hyno maior de que este, que te dedico no idioma que os dois
balbuciamos as primeiras palavras, na fala da terra onde nascemos.
Dando lugar
a que outros amigos desfollen os goivos de saudade, retirome enviando a tua
enlutada esposa, irmâo e mais familia um punhado de crisantemos cuja fragancia
sâo os meus sentidos pesames.
M.
Silvaç
Continuara...
No hay comentarios:
Publicar un comentario