Retrato a óleo de Manuel Lomba Peña existente na galería de presidentes do hospital Auxilio Mutuo de Puerto Rico.
Manuel Lomba Peña (A Guarda,
1861 – Madrid, 1933), es sin duda, una de las personalidades más destacadas
de la reciente historia de A Guarda. Nos encontramos ante un brillante hombre
de negocios entre A Guarda, Puerto Rico y Madrid, que poseía además una gran
capacidad de liderazgo social. Y ello a pesar de tener que superar diversos
infortunios en sus comienzos. Así, siendo todavía un niño marchó con su hermano
Eduardo a Cuba, en concreto a la localidad de Cárdenas para desarrollarse en la
carrera mercantil. Pero pronto tuvo que regresar por hallarse delicado de
salud. A comienzos de la década de 1880 lo encontramos de nuevo en A Guarda
dedicado también al comercio. En 1885 se casa con Carmen Signo Neda, una de las
hijas del acaudalado propietario de la localidad, Francisco Esteban Signo
Pacheco. Entre 1886 y 1888 fue agente recaudador de los ayuntamientos de A
Guarda, O Rosal y Oia, nombrado por el Banco de España. A mediados de esta
década estableció en A Guarda con su cuñado Juan Antonio Lomba Alvarez, la
sociedad industrial Lomba y Lomba
para dedicarse a la elaboración de chorizo. Al parecer la fábrica se encontraba
en los alrededores del Castillo de Santa Cruz, y gran parte de su producción se
destinaba a la exportación a diversos países americanos. Sin embargo, sus
esfuerzos no se vieron entonces recompensados con el éxito. Por ello, en 1891,
de nuevo volvió a emigrar a las Antillas, en este caso a Puerto Rico, uno de
los puntos de venta de sus embutidos. Tenía entonces 30 años.
Allí, en la capital San Juan, se colocó en la casa de comercio de
comestibles del también gallego Andrés Figueroa López quien al poco tiempo le
dio participación en el negocio, Nacía así, en el año de 1893, la sociedad A. Figueroa y Co. (1893-1895). Dos años
más tarde se retiraba el socio fundador quedando Manuel Lomba al frente de la
casa que pasaba a denominarse Sucesores
de A. Figueroa y Co. (1895-1899) Es interesante saber que entre lo socios
de Manuel Lomba en sus negocios en Puerto Rico estarán siempre su cuñado José
María Signo Neda y su hermano José María Lomba Peña. En los últimos años del
siglo XIX la personalidad de Manuel Lomba fue haciéndose notar en aquella
capital, de cuyo ayuntamiento fue regidor en los años 1897 y 1898. Este año fue
precisamente cuando estalló la guerra Hispanoamericana por la que España perdía
la soberanía de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas a manos de los Estados Unidos.
Paradójicamente, la pérdida de las muy amadas colonias no supuso un quebranto
para los negocios de los españoles en Puerto Rico sino todo lo contrario.
El momento clave para Manuel Lomba fue el año de 1899 cuando
transferida ya la soberanía de la isla a Estados Unidos, se disolvió
definitivamente la firma que dirigía fundándose en su lugar la casa de comercio
M. Lomba y Co. (1899-1901), entidad
que al mismo tiempo se convirtió en socia de la fábrica de pastas alimenticias
“La Euskalduna”. Dos años después Manuel Lomba volvía a realizar otra exitosa
maniobra mercantil: rehizo su propio negocio convirtiéndolo en Sucesores de M. Lomba y Co. (1901-1915?),
del que ya solo sería socio capitalista. Dejaba de estar al frente de su propia
casa de comercio por dos razones: para darle paso a su hermano José María
:Lomba Peña y, para convertirse, a su vez, en socio gestor de otra importante
sociedad importadora de la isla como era Sucesores
de L. Villamil y Co., fundada por asturianos, de la que fue dirigente
muchos años. En 1907 se traslada a vivir a España, fijando su residencia en
Madrid. En esta capital continuará con sus negocios de Puerto Rico, aunque
ahora ya desde el otro lado del Atlántico. Así mismo, realizará otras
inversiones en aquella ciudad. Así, muy pronto se convertirá en accionista de
la famosa Peletería Francesa, en la
que entró como gerente su yerno el puertorriqueño Isidoro Jeannot (casado con
su única hija Carmen Lomba Signo).
Pero tan importante como su faceta de hombre de negocios fue la enorme
capacidad de liderazgo social que tuvo en Puerto Rico. De hecho jugó un papel
fundamental para la colonia española de aquella Antilla tras la llegada de los
americanos en 1898. Presidió entonces las principales asociaciones españolas de
la isla, el Casino Español de San Juan (entre
1901 y 1904) y el hospital Auxilio Mutuo
(entre 1904 y 1907). El éxito de su gestión como presidente consistió en saber
adaptar las dos instituciones más representativas de los españoles a los nuevos
tiempos, garantizando al mismo tiempo su supervivencia y su futuro. El hecho de
fijar su residencia en Madrid no significó tampoco que dejara de participar en
el asociacionismo puertorriqueño. Así tras formarse la Cámara de Comercio de Puerto Rico, en 1913, Manuel Lomba, fue su
segundo presidente en 1916
Así pues, estamos ante una figura excepcional de los negocios y del
liderazgo social, a ambos lados del Atlántico. Y sus coetáneos de A Guarda lo
sabían muy bien. Por ello cuando en el año 1907 Manuel Peña fijó
definitivamente su residencia en España, José Darse Sobrino, el director del
semanario de la localidad Heraldo
Guardés, le hacía una clara llamada para que se acordará también de su
pueblo natal:
Bienvenido sea nuestro querido
amigo, nuestra enhorabuena por su feliz arribo en compañía de su distinguida
familia y ojalá veamos en D. Manuel [a un] poderoso auxiliar de los que aquí
veníamos batallando mientras él estaba ausente, por la prosperidad de nuestro
pueblo, por el progreso de esta villa. (1)
Ese momento de hacer algo por su pueblo le llegó a D. Manuel Lomba Peña
en el año 1912, cuando se convirtió en el primer presidente de la Sociedad Pro-Monte Santa Tecla. Cargo que ocupó
desde su fundación en 1912 hasta el año 1928. Como su lugar de residencia no
era A Guarda sino Madrid se puede decir que ejerció la presidencia a distancia,
sobre todo en los primeros años cuando asistía únicamente a las reuniones de
los meses de verano. Y a pesar de esta circunstancia, fue el artífice de las
principales gestiones realizadas por esta sociedad local. Algo verdaderamente
excepcional en la historia de A Guarda, de antes, de ahora y de siempre, pues
los personalismos de los grupos dirigentes suelen ahogar la inmensa mayoría de
las iniciativas de mérito tendentes al beneficio de la colectividad. Sin duda
alguna, este indiano puertorriqueño fue el hombre que marcó con su personalidad
la idiosincracia de la Sociedad Pro-Monte. Tras su relevo continuó participando
en la sociedad como Presidente Honorario hasta 1932. En el año 1930 compaginó
ese cargo con el de la propia Alcaldía de su pueblo natal, A Guarda.
Joaquín Miguel Villa Alvarez
(1) Heraldo
Guardés, nº 141, 22 de junio de 1.907, p.3
Publicado no BOLETIN EXFIMIÑO da Sociedade Filatélica
e Numismática Guardesa, Setembro-Decembro/2005.
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