domingo, 10 de febrero de 2013

(A GUARDA) Recuerdos Históricos de La Guardia, "por José Povedano, Origenes de La Guardia"


Recuerdos historicos de la guardia
Por Don José Povedano

Dibujo de Avendaño 1860

            Oscuras e inciertas son las noticias que se poseen de los primitivos habitantes de La Guardia, aunque se han rebuscado todos los rincones de los archivos y se han escudriñado todos los documentos antiguos y obras en que pudiera encontrarse alguna relación de sus aborígenes, por hijos de esta población, guiados por la noble ambición de fundar la historia del pueblo que los vio nacer.
            No puede formarse el lector idea de situación más bella que la ocupada por La Guardia. Colocada sobre erizadas rocas, rodeada de nítidos picos que parecen desafiar el cielo, y cuya granítica base es azotada y carcomida por las turbulencias olas del Océano.
            Cerca de allí derrotó el esforzado Viriato las legiones romanas; muchas también los adoradores de Odín, los audaces normandos, surcaron sus aguas con sus ligeros holkers, y sus furiosos berserkes, sus varoniles seldhomoes, o vírgenes de los escudos, y sus reyes de mar, que en tantas ocasiones habían saqueado hasta el mismo París e impuesto tributos a los degenerados sucesores de Carlomagno, encontraron cual fuerte muro, que siempre los rechazó, los esforzados pechos de los naturales del país.
            Los primeros pueblos que se presume poblaron la Galicia fueron los celtas, llamados galos, que unidos a griegos, formaron los pueblos galo-greco. Cerca de donde hoy existe La Guardia, debió de habitar una colonia céltica, que, como lo atestigua un Castro próximo a Salcidos, y que por su forma es posible haya existido en él uno de los monumentos dedicado al culto de los dioses de aquel pueblo, y una Mámoa situada en una pequeña colina del monte Torroso, lugar que sin duda estuvo destinado a la inhumación de cadáveres.
            Muchos habitantes célticos han atravesado la serie de siglos transcurridos desde aquellos remotísimos tiempos, entre ellos merece citarse la emigración periódica de sus habitantes para dedicarse a ciertos trabajos en otros países, después de haber cultivado sus tierras, y dejando éstas al cuidado de las mujeres, ancianos y niños.
            También el uso de la hoz, el palo y la quita, tan semejante a cornamusa, del bajo-bretón, son otras reminiscencias célticas.
            Los vestigios que quedan de los griegos son el baile llamado la Muñeira, que, según Padín, es retrato fiel de costumbres griegas, y algunas palabras del dialecto del país, entre ellas la de broa (pan). Después de estas presunciones, más o menos verosímiles, se sabe que antes de la dominación romana ocuparon este país los grovios o grarios.
            Es casi seguro que la actual villa de La Guardia fue el pueblo conocido por los romanos bajo la denominación Ostium Minii, (puerta del Miño, entrada del Miño), pues la única población que por su entrada pudiera disputarle ese nombre, que es Caminha, en el vecino reino lusitano, se sabe se fundó en 1.265 de nuestra era por D. Alonso III de Portugal. Se cree sea resto romano una tosca muralla que se conserva, y que sin duda cercaba la antigua población, si bien hay quien sostiene que esta muralla data del tiempo de los suevos.
            Destruido el imperio romano, rotos los diques que contenían a los pueblos septentrionales, éstos como río que saliendo de madre inunda la campiña y arrolla todo cuanto a su paso se opone, se esparcieron por toda Europa, viniendo a España varios, entre ellos los suevos, mandados por su rey Hermenerico, que se establecieron en Galicia. Los suevos quitaron a La Guardia su nombre romano de Ostium Minii, sustituyéndole por el de Gauda, Garda, o Guarda, que retuvo por espacio de mucho tiempo, y bajo cuyos nombres consta en varias escrituras reales y particulares del Monasterio de Oya(1) Diéronla este nombre los suevos, sin duda por la situación que ocupaba, como frontera del país por ellos dominado, y ser como la guarda o lugar de su territorio.
            Concluyóse la dominación sueva en Galicia, siendo el último rey de esta raza Rechiario, que fue vencido por el rey godo Teodorico, principiando con él la dominación goda de Galicia.
            Después de la invasión sarracena, que fue muy corta en Galicia, se gobernó el país por condes y reyes, entre los que contó algunos de Asturias y León, hasta que incorporada a la corona de Castilla, vino a robustecer la unidad nacional llevada a feliz término por la virtuosa y magnánima Isabel la Católica.
            Entre en el pueblo y la desembocadura del claro Miño, hállase colocado el monte llamado de Santa Tecla, que termina en dos altivas puntas, llamada una Facho y vulgarmente Ferrouquiño, y la otra de San Francisco, entre las que hay una ermita bajo la advocación de la misma santa que da nombre al monte. En esta ermita, que ya existía antes del siglo XII, se verifica todos los años, en los lunes y martes de la semana de la Asunción de Nuestra Señora, una edificante ceremonia religiosa que la piedad de los habitantes ha transmitido de padres a hijos al través de tanto tiempo, y a la que sólo concurren los hombres. El origen de esta fiesta fue un voto, hecho por los habitantes del país a consecuencia de una terrible sequía que asoló el territorio a mediados del siglo XIV, y que, según las crónicas, desapareció por intercesión divina. En este mismo momento se encontró hace poco tiempo una pequeña estatua de bronce, y existen vestigios de grandes fortificaciones. Quizás en tales lugares existiera en épocas que se pierden en la oscuridad de los tiempos alguna raza poderosa y rica que desapareció más tarde.

Hercules del Tecla

            El señorío temporal de la villa perteneció a la Orden Militar de los Templarios hasta la extinción de dicha Orden en 1312, en que se incorporó a la Corona de Castilla, y se hizo donación de aquella a D. Suero Yáñez de Parada; más habiendo éste tomado partido por el rey D. Pedro “El Justiciero” en las guerras sostenidas  por D. Enrique de Trastámara, al triunfo de este rey fraticida, fue desposeído aquel de su señorío y D. Enrique hizo donación de La Guardia al cabildo de Tuy por Real Escritura otorgada en 8 de septiembre de 1370 en el Real sobre Braga, y confirmada al año siguiente por el mismo soberano y su hijo D. Juan, en las Cortes de Toro.
            A mediados del siglo XV, D. Alvaro Sarmiento, Conde de Caminha, usurpó dicho señorío, teniéndolo en su poder hasta el año 1488, en que fue devuelto al Cabildo de Tuy, quien lo tuvo en su dominio hasta el año 1811, en que fueron suprimidos los señoríos por las Cortes de Cádiz.
            Dicha villa padeció mucho durante  la guerra sostenida con Portugal en el siglo XVII. En 1665, las tropas portuguesas, capitaneadas por el Conde de Prado, Gobernador de la provincia Entre-Duero y Minho, pusieron sitio al Castillo de Santa Cruz, que juntamente con la villa se rindió por capitulación en el mismo año ante el considerable número de sitiadores. Los portugueses saquearon la villa e incendiaron varios edificios, entre ellos el Archivo Municipal, cuya irreparable pérdida hace imposible la reunión de datos que existirían en él, y por cuya causa, La Guardia no posee su historia, a pesar de los sacrificios y afanes de muchos de sus hijos. Ocupáronla hasta el año 1668, en que se firmó la paz, y habiendo quedado tan yermos y asolados los campos, fueron dispensados sus habitantes de todos los impuestos durante el tiempo de la dominación portuguesa, por Real Cédula de Carlos II, fecha de 13 de Junio de 1669
            En 1º de Noviembre de 1855 se sintió bastante en La Guardia el espantoso terremoto que tantos desastres causó en Lisboa, de tal manera, que el mar, convertido en una gigantesca ola, invadió gran parte del territorio de aquellas, retirándose después y dejando descubierto un gran espacio de lo que ordinariamente cubrían las aguas hasta el sitio llamado hoy Bolueiro.

PUBLICADO EN DIVERSOS PERIODICOS DE AMERICA EN MAIO DO 1880
(CONTINUARÁ)


(1) En el II Concilio de Lugo, año 569, figura con el nombre de GAUDA

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