Hoy la
estrategia planteada por el Porriño superó con creces a un Guardés desconocido.
Un mal
comienzo, con una defensa sin entonar que permitía la cómoda circulación de las
visitantes, y estas no eran mancas precisamente, propició que el Porriño se
adelantase en el marcador desde el primer minuto, no cediendo ya en ningún
momento el mando del encuentro.
El Mecalia,
desorientado y sin orientador, sin coordinación y romo ante puerta, en las
escasas ocasiones que lanzaba, fue cediendo terreno, llegando ya al descanso
perdiendo de 6 tantos.
En la
reanudación no lograban enmendar el rumbo del partido que tomaba una deriva
claramente favorable al Porriño, que una y otra vez superaban a nuestra
defensa.
El desánimo
parecía cundir entre las jugadoras, no así en la afición, que animó sin desmayo
hasta el último segundo. Parecía que el balón quemaba en las manos de jugadoras
que habitualmente asumen y lanzan a la mínima, y hoy solamente estaban de
pasadoras.
Solo un par de
arranques de raza, lograron por dos veces acercarse hasta dos tantos en el
marcador superando una brecha de siete, pero solamente eran espejismos.
Menos mal que
en los dos últimos minutos se logró maquillar el resultado.
Ahora toca a
los técnicos analizar la parte de responsabilidad de cada cual y sacar a la
superficie los errores cometidos para corregirlos lo antes posible.
Recomponer el
equipo anímicamente de cara al próximo jueves donde debemos jugárnoslo todo
contra el Alcobendas, es urgente.
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