domingo, 29 de diciembre de 2013

(LA ILUSTRACION GALLEGA Y ASTURIANA) Febreiro de 1879


Cousas do Mar
1879

10-FEBRERO.- Cincuenta buques mayores, entre ellos ocho de hélice, se hallaban el 21 del mes próximo pasado fondeados en la hermosa y segura bahía de Vigo.
20-FEBRERO.-CORUÑA.-: Antes de zarpar para Santander el vapor-correo “Méndez Núñez”  y de órden del Sr. Ministro de Ultramar, dispuso el señor Candalija la detención de tres hombres y una mujer. Cumplido así y reconocidos sus equipajes se encontraron unas barras de metal que suponían oro y que tal vez, atendido su peso y otras condiciones sea platino dorado, destinado a engañar bobos o tal vez a acuñación de moneda, restos de una industria explotada sin duda en Cuba.
Los presos Avelino Piñón, Juan Mató y señora y Domingo Poanza, demostraban gran tranquilidad, y uno de ellos, según se dice, reviste carácter especial y militó en filas rebeldes hace pocos años en la Península. Han quedados detenidos hasta nueva órdén.
También han sido presos en el mismo buque dos sujetos sobre quienes recaen sospechas de un robo y dos homicidios cometidos en Cuba; dícese que se le han ocupado un baúl conteniendo alhajas y dinero por valor de 80.000 duros.
 **.- Según datos obtenidos en las oficinas de aduanas, el número de bueyes embarcados en este puerto en todo el mes de enero, asciende solo a la cifra de 746 reses, cifra relativamente escasa si se tiene en cuenta la importancia de este mercado, la facilidad de embarque y el número inmensamente mayor a que ha llegado en otras épocas este género de mercancía. La causa del decrecimiento que ahora se nota en la exportanción de bueyes se ignora, pero, ya provenga del poco esmero que nuestros ganaderos ponen en la ceba de las reses, ya de la competencia que les hagan otros mercados, el caso es que cuestión tan importante debiera ser estudiada por aquellos que no en vano están al frente de nuestros intereses, a fin de atenuar el mal o evitarlo si es posible.
**.- Han entrado en este puerto durante el pasado mes de enero, 99 buques que importaron 2.750.291 kilos de mercancías y devengaron 2.613,59 pesetas de derechos.
**.- En la tarde del sábado 8, y hacia la Estacada o Puerto Real, una lancha fue hecha pedazos a causa de la deshecha borrasca de aquel día, salvándose todos los que la tripulaban.
VIGO.-: Durante el mes de enero han entrado en este puerto 117 buques mercantes, que reunían un total de 36.827 toneladas, 1849 tripulantes y 608 pasajeros, y salieron del mismo 124 4n igual período.
De los buques entrados, 82 pertenecen a la marina nacional, 22 a Inglaterra, 6 a Portugal, 2 a Noruega, y a la francesa, sueca, norteamericana, rusa y alemana, uno.
Las cabidas  los 82 buques españoles sumaban 13.361 toneladas; 23.466 las de los 35 extranjeros.
28-FEBRERO.- DESGRACIA EN EL PUERTO DEL SON:.-: Con el laconismo que le es propio, comunicó hace días el telégrafo la triste noticia de los naufragios sucedido en el Puerto del Son. La impresión que causó en todos los ánimos fue penosísima, sobre todo  entre los gallegos, a quienes tocaba más de cerca tan lamentable desgracia.
Los periódicos de Galicia dan ya noticias detalladas acerca del siniestro. Según la relación que tenemos a la vista, el naufragio tuvo lugar en la madrugada del día 8. Parece que con el fin de recoger los aparejos llamados volantes, que destinan a la pesca de la merluza, salieron del citado puerto nueve embarcaciones con tiempo en calma y poca mar. Al querer intentar recoger aquellos, se formó en un momento un verdadero huracán de agua y viento, arrollándolos por náufragos, y solo después de heroicos esfuerzos y haciéndose superiores al inminente peligro en que se hallaban, pudieron darse a la vía refugiándose siete de aquellas y pereciendo dos, las llamadas “La Juanita” una, y “La Minerva” otra, tripulada la primera por 13 hombres y la segunda por 15. Al saber tan sensible desgracia, el pueblo todo salió a las playas del puerto, y allí era de ver esas escenas conmovedoras que quedan para siempre grabadas en la mente, pero que la pluma se resiste a reseñar. Eran tantos los gritos y lágrimas que más de 200 personas exhalaban a los vientos, que parecía todo un pueblo afectado de locura. Unas llamaban a sus esposos queridos, otros a sus padres, éstos a sus hermanos, aquellos a sus hijos del corazón. Quedan en la más espantosa miseria familias enteras sin recurso alguno de subsistencia, habiendo alguna que pierde  siete de sus individuos, y que tiene, si todos y el Gobierno de la Nación  no acude en su auxilio, que acudir  a la caridad pública en demanda del necesario sustento.
Tan pronto se tuvo en La Coruña noticia del suceso, el señor Gobernador de la provincia, a quien nunca se felicitará bastante por la actividad que desplegó y la buena voluntad de que dio muestras en este asunto, telegrafió al Gobierno, poniendo en su conocimiento acontecimiento tan infausto; ordenó que se reuniese la Diputación Provincial a fin de allegar recursos; ofició a los Gobernadores de las provincias de Galicia; ordenó a los alcaldes y a los abades que reuniesen suscripciones; telegrafió a los Diputados en Cortes para que se acercasen al Gobierno en reclamación de auxilios; mandó a las autoridades locales allegar fondos, y excitó al Círculo Mercantil, Junta de Agricultura, Liga de Contribuyentes, Sociedad Económica de Santiago, sociedades de Recreo, hasta al mismo Arzobispo de Compostela, para que hagan algo a favor de las desconsoladas familias de los 28 náufragos.
El mismo se dirigió a los alcaldes de Muros y Noya, participándoles que daba cuenta al Gobierno de lo sucedido, y que trataba de arbitrar recursos para socorrer desde luego a las familias de los náufragos. “Anúncieles V., decía el Sr. Candalija-  ese consuelo, y hágales presente lo que me afecta el profundo dolor que a ellas y al vecindario ha originado tan lamentable catástrofe”
Estas nobles palabras, así como la actividad que dicho señor Gobernador desplegó en tan tristes momentos, no se darán al olvido en Galicia, tan necesitada de hombres y autoridades que así sientan y deploren sus desgracias.
Por de pronto, y merced a las buenas gestiones del Sr. Romero Ruíz, el Gobierno puso a disposición del Sr. Candalija 3.000 pesetas de fondos de calamidades para que fuesen inmediatamente repartidas entre las familias de las víctimas. Las buenas gestiones del digno Diputado por Noya, no se limitaron a esto solo. Reunidos bajo su presidencia en la tarde del 15 los diputados gallegos, residentes en Madrid, acordaron nombrar cuatro Comisiones, una para dirigirse al Gobierno a pedir recursos con que socorrer a las familias de los náufragos; otra para dirigirse a las autoridades de la provincia de La Coruña y a las demás de Galicia, con objeto de abrir una suscripción; otra para invitar a los teatros de esta corte a que contribuyan al éxito de la misma; y la cuarta, para que se dirija a los gallegos residentes en nuestras posesiones ultramarinas y en América del Sur, invitándoles a tomar parte en ella.
Con este motivo, los diarios políticos de Madrid anuncian hoy que queda desde luego abierta us suscripción para aliviar la dolorosa y triste situación de las familias de los náufragos, señalando los puntos en que pueden entregarse las cantidades que a tan noble fin dediquen las personas caritativas.
 “Hace un año apenas, -dice a propósito del asunto “La Gaceta de Galicia”, que se publica en Santiago- hemos admirado la actitud de España entera y de la prensa en masa, a propósito de las víctimas del Cantábrico; esperando estamos a ver lo que ocurre ahora en que se trata de náufragos gallegos”
En Galicia no se descuida tampoco, ni menos se deja para el día siguiente, el buscar recursos para atender a los desgraciados del Son. El 15 debía reunirse un La Coruña aquella Diputación Provincial para ocurrir a lo que demande la necesidad de acudir oportunamente a los tristes resultados de tan gran infortunio. Los periódicos de aquella localidad anuncian que se ha formado ya una Comisión para reunir fondos y se espera que no en vano se acudirá a la caridad siempre inagotable de los vecinos de aquella ciudad. Otro tanto se espera de las demas Diputaciones y ciudades de Galicia.
He aquí la lista de los que perecieron en el naufragio:
Lancha “Minerva”: Francisco Maneiro, casado, que deja viuda y un huérfano; Daniel Bazarra, casado, viuda (en cinta); Carlos Blanco, casado, viuda; Agustín González, casado, viuda, y seis huérfanos; Bartolomé Ventoso, viuda y tres huérfanos; Juan Cruz, soltero, tres hermanos menores; José Alvariza,  casado, viuda y un huérfano, Agustín Zarzón, casado, viuda (en cinta); Francisco López casado, viuda y tres huérfanos; Eugenio García, viuda y tres huérfanos; Enrique Paz, soltero; José Ben –ídem-; Manuel Pensado, casado, viuda y dos huérfanos; Roque Montemuíño, soltero.

Lancha “Juanita”: Agustín Laurido, casado, que deja viuda y cuatro huérfanos; Celestino Landeira, casado, viuda y un huérfano; Felipe Abal, casado, viuda (en cinta) y un huérfano; José Ares, casado, viuda y dos huérfanos; Ramón Fernández, viudo, un hijo; Manuel Pensado, soltero; José Barraza –ídem-; Manuel Ventoso, -ídem-; José Pensado, -ídem-; Adolfo Mariño, -ídem-; Antonio Carballo, -ídem-; Juan Cruz, casado, viuda y cinco huérfanos; José Avilés, casado, viuda (en cinta) .- Total, 28 náufragos tragados por el Océano; 17 viudas, cuatro de ellas en estado interesante y 40 huérfanos.

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