lunes, 17 de noviembre de 2014

(REPUBLICA DOMINICANA) La Guardia: punto de partida de una progresista migración hacia República Dominicana


POR ÁNGELA PEÑA 

Llegaron a la República Dominicana cuando las condiciones de vida en España eran difíciles y este país representaba la Tierra Prometida, el paraíso oculto, descubierto por antepasados que fueron trayendo hermanos, hijos, sobrinos, primos, tíos, hasta formar aquí la colonia más numerosa de Galicia: la de los guardeses.
En esta tierra vivieron sus primeros años, su adolescencia, casaron, tuvieron hijos, desarrollaron negocios y han cultivado sus afectos esenciales. Por eso han decidido quedarse para siempre, aunque la emigración hacia América ha desaparecido y pese a que la Madre Patria es hoy el sueño de los infortunados.
Sus nombres y apellidos son tan familiares como el inmenso y variado comercio que han establecido en la capital y en los pueblos. Hasta el barón de uno de los cementerios más antiguos del Distrito era guardés: Benjamín Portela, primer difunto sepultado en el camposanto de la Máximo Gómez, desde entonces mejor conocido como “El Barón”.
En compensación a la hospitalidad que le ha prodigado esta patria adoptiva, los guardeses tienen en su villa una avenida República Dominicana, inaugurada por el entonces alcalde Hermelindo Portela y Rafael F. Bonnelly, para la época, embajador en España, y una calle La Guardia en Santo Domingo. Hoy, ese viejo tributo se amplía con los significativos actos de hermanamiento que celebrarán guardeses de aquí y de allá, presididos por el actual alcalde de La Guardia, José Luis Alonso Riego, y el síndico Roberto Salcedo, desde el 11 hasta el 13 de noviembre.
De la historia de este representativo grupo, sus vidas personales, amores, nostalgias y progresos, de La Guardia, hablan Agustín Urgal Sesto, Manuel y Alfonso Lorenzo Costa, Rafael Rey Sobrino y José Manuel Pacheco Lomba, integrantes de la comisión designada por el ayuntamiento guardés para la organización del histórico acercamiento.
Urgal Sesto es como una reliquia de esa laboriosa emigración caracterizada por la expansión de sus negocios. Vino en 1945 a trabajar con Ramón Corripio, después pasó a la tienda La Ópera, abrió La Cibeles, se estableció en La Norma hasta terminar creando El Mayoreo. Nacido el ocho de octubre de 1927, casó con Conchita Álvarez Nandín, también española. Lo trajo un tío, Manuel Sesto, que era socio de Corripio.
Casi todos tienen un lugar común de sus recuerdos: la avenida Mella. Allí estuvo muchos años don Agustín, hasta su reciente retiro, y los locuaces hermanos Lorenzo Costa. Alfonso cuenta: “Vine en mayo de 1962, en el Consejo de Estado, a trabajar en La Puerta del Sol. Después comenzamos negocio propio en la calle Meriño. Pasamos la revolución en los altos de La Troya, en la avenida Mella, y de ahí hemos vivido todo lo acontecido en el país hasta ahora”. Alfonso nació el 21 de septiembre de 1943 y habla de La Guardia con la misma pasión que los demás, que la llaman “la capital de España”.
La Guardia es una zona turística al lado del mar, vive de la pesca, es el segundo sitio más visitado de Galicia. Tiene el Monte de Santa Tecla, con unas vistas preciosas, que visita todo el mundo”. Posee, además, “la flota pesquera de altura más grande de Europa”, afirma Rey Sobrino. “Por eso la proyección del nombre de la República Dominicana a nivel turístico se ampliará con el hermanamiento”, acota Manuel Lorenzo.
Don Manuel es el alma del equipo organizador y el cronista del acontecer de esta emigración que algunos aseguran es la más numerosa entre los españoles. Nacido el veintiséis de agosto de 1940, vino el veintiocho de febrero de 1960. Trabajó en La Puerta del Sol y Almacenes Mella hasta que formó la compañía Lorenzo Hermanos y la tienda Alfonso’s Decoraciones.
A Rafael Rey Sobrino lo trajeron sus padres, Rafael Rey Peniza y Mercedes Sobrino Portela, de tres años de edad, a San Francisco de Macorís. Volvió a La Guardia, donde se hizo bachiller. A su retorno a San Francisco trabajó en Munné & Compañía. Quiso ingresar a la universidad en el país pero entonces la situación de los 60 era muy convulsionada y lo enviaron a Estados Unidos donde se graduó ingeniero químico. Al fallecer su padre se encargó del negocio familiar, Helados El Polo, “una fresca idea” que hizo desaparecer una multinacional, en 1996, según refiere. Ahora es el propietario de Hielo Mas.
José Manuel Pacheco Lomba es el más joven de edad y de éxodo. Nació el diecisiete de julio de 1951 y llegó el diez de febrero de 1967 a trabajar con su primo que era dueño de Almacenes El Encanto. “Estuve viajando por todo el país vendiendo zapatos hasta que hace nueve años nos separamos de la compañía y fundamos junto con otros miembros de la familia Hipermercados Olé, y ahí estamos”, cuenta.

Continuara...



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