POR ÁNGELA PEÑA
Llegaron a la República Dominicana
cuando las condiciones de vida en España eran difíciles y este país
representaba la
Tierra Prometida , el paraíso oculto, descubierto por
antepasados que fueron trayendo hermanos, hijos, sobrinos, primos, tíos, hasta
formar aquí la colonia más numerosa de Galicia: la de los guardeses.
En esta tierra vivieron sus
primeros años, su adolescencia, casaron, tuvieron hijos, desarrollaron negocios
y han cultivado sus afectos esenciales. Por eso han decidido quedarse para
siempre, aunque la emigración hacia América ha desaparecido y pese a que la Madre Patria es hoy
el sueño de los infortunados.
Sus nombres y apellidos son tan
familiares como el inmenso y variado comercio que han establecido en la capital
y en los pueblos. Hasta el barón de uno de los cementerios más antiguos del
Distrito era guardés: Benjamín Portela, primer difunto sepultado en el
camposanto de la Máximo
Gómez , desde entonces mejor conocido como “El Barón”.
En compensación a la hospitalidad
que le ha prodigado esta patria adoptiva, los guardeses tienen en su villa una
avenida República Dominicana, inaugurada por el entonces alcalde Hermelindo
Portela y Rafael F. Bonnelly, para la época, embajador en España, y una calle La Guardia en Santo Domingo.
Hoy, ese viejo tributo se amplía con los significativos actos de hermanamiento
que celebrarán guardeses de aquí y de allá, presididos por el actual alcalde de
La Guardia , José
Luis Alonso Riego, y el síndico Roberto Salcedo, desde el 11 hasta el 13 de
noviembre.
De la historia de este
representativo grupo, sus vidas personales, amores, nostalgias y progresos, de La Guardia , hablan Agustín
Urgal Sesto, Manuel y Alfonso Lorenzo Costa, Rafael Rey Sobrino y José Manuel
Pacheco Lomba, integrantes de la comisión designada por el ayuntamiento guardés
para la organización del histórico acercamiento.
Urgal Sesto es como una reliquia
de esa laboriosa emigración caracterizada por la expansión de sus negocios.
Vino en 1945 a
trabajar con Ramón Corripio, después pasó a la tienda La Ópera, abrió La Cibeles , se estableció en La Norma hasta terminar creando
El Mayoreo. Nacido el ocho de octubre de 1927, casó con Conchita Álvarez
Nandín, también española. Lo trajo un tío, Manuel Sesto, que era socio de
Corripio.
Casi todos tienen un lugar común
de sus recuerdos: la avenida Mella. Allí estuvo muchos años don Agustín, hasta
su reciente retiro, y los locuaces hermanos Lorenzo Costa. Alfonso cuenta:
“Vine en mayo de 1962, en el Consejo de Estado, a trabajar en La Puerta del Sol. Después
comenzamos negocio propio en la calle Meriño. Pasamos la revolución en los
altos de La Troya ,
en la avenida Mella, y de ahí hemos vivido todo lo acontecido en el país hasta
ahora”. Alfonso nació el 21 de septiembre de 1943 y habla de La Guardia con la misma
pasión que los demás, que la llaman “la capital de España”.
“La Guardia es una zona
turística al lado del mar, vive de la pesca, es el segundo sitio más visitado de
Galicia. Tiene el Monte de Santa Tecla, con unas vistas preciosas, que visita
todo el mundo”. Posee, además, “la flota pesquera de altura más grande de
Europa”, afirma Rey Sobrino. “Por eso la proyección del nombre de la República Dominicana
a nivel turístico se ampliará con el hermanamiento”, acota Manuel Lorenzo.
Don Manuel es el alma del equipo
organizador y el cronista del acontecer de esta emigración que algunos aseguran
es la más numerosa entre los españoles. Nacido el veintiséis de agosto de 1940,
vino el veintiocho de febrero de 1960. Trabajó en La Puerta del Sol y Almacenes
Mella hasta que formó la compañía Lorenzo Hermanos y la tienda Alfonso’s
Decoraciones.
A Rafael Rey Sobrino lo trajeron
sus padres, Rafael Rey Peniza y Mercedes Sobrino Portela, de tres años de edad,
a San Francisco de Macorís. Volvió a La Guardia , donde se hizo bachiller. A su retorno a
San Francisco trabajó en Munné & Compañía. Quiso ingresar a la universidad
en el país pero entonces la situación de los 60 era muy convulsionada y lo
enviaron a Estados Unidos donde se graduó ingeniero químico. Al fallecer su
padre se encargó del negocio familiar, Helados El Polo, “una fresca idea” que
hizo desaparecer una multinacional, en 1996, según refiere. Ahora es el
propietario de Hielo Mas.
José Manuel Pacheco Lomba es el
más joven de edad y de éxodo. Nació el diecisiete de julio de 1951 y llegó el
diez de febrero de 1967 a
trabajar con su primo que era dueño de Almacenes El Encanto. “Estuve viajando
por todo el país vendiendo zapatos hasta que hace nueve años nos separamos de
la compañía y fundamos junto con otros miembros de la familia Hipermercados
Olé, y ahí estamos”, cuenta.
Continuara...
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