Por Juan Domínguez Fontela
Es completamente desconocido para todos el nombre que pudo tener el suelo de nuestra comarca cuando fue colonizada por sus primeros habitantes, nuestros aborígenes. Ninguno de los geógrafos e historiadores antiguos, tan precisos y exactos en señalar otros puntos de menos importancia, y que han tenido menos duración en el teatro de la vida, dice una palabra que pudiera ilustrarnos en este asunto, objeto de la presente nota toponímica.
Es completamente desconocido para todos el nombre que pudo tener el suelo de nuestra comarca cuando fue colonizada por sus primeros habitantes, nuestros aborígenes. Ninguno de los geógrafos e historiadores antiguos, tan precisos y exactos en señalar otros puntos de menos importancia, y que han tenido menos duración en el teatro de la vida, dice una palabra que pudiera ilustrarnos en este asunto, objeto de la presente nota toponímica.
La inmigración de los fenicios en
las costas de España, en los días de la undécima centuria antes de Jesucristo
debió llegar a nuestra región, y es muy probable que en el monte de Santa Tecla
hubiesen establecido un faro que les sirviese de guía en sus navegaciones.
Algún arqueólogo extranjero que visitó recientemente los últimos
descubrimientos en las cumbres de San Francisco creyó ver allí vestigios y
elementos de dicho faro ¿Cómo llamaron a nuestra costa aquellos inmigrantes? No
hay recuerdo de ello.
También los griegos colonizadores
de nuestro país debieron dejar aquí vestigios toponímicos, como los dejaron en la Ría de Vigo, en la de Bayona y
especialmente en el Castellum Tudae
o Tyde fundado indudablemente por Diómedes de Etolia y las gentes que lo
acompañaron. En La Guardia
nada hay que recuerde, ni remotamente dichas incursiones helénicas.
Lo que a nosotros no ofrece género
alguno de duda es la inmigración céltica, de la que nos han quedado, no
vestigios sino toda una población amplia habitada, no con carácter inestable sino
con vida permanente, donde la vida social perduró algunas centurias, hasta que
la dominación romana expulsó de la cima a sus habitantes y los obligó a vivir
en el llano, como lo habían hecho con todas las poblaciones de las alturas, en
Galaecia y en Lusitania.
Los vestigios de la época
prehistórica paleolítica de la estación de Saá en Camposancos y de los hallados
en los acantilados de nuestra costa, y especialmente los hallazgos
arqueológicos de murallas, edificios, y múltiple variedad de productos de industria
lítica, cerámica, metalurgia, lapidaria, etc., en la cima del Santa Tecla y en
sus faldas hacen indudable la existencia de un gran núcleo de población, cuya
acrópolis era aquella cumbre y cuyas viviendas se extendían hasta el ámbito de
la actual La Guardia
y Camposancos. Intimamente relacionada con esa población está la inmediata
cumbre castramentada del Castro de Cividanes, antigua Civitania, cerrando ambos castros el acceso desde la playa al
valle.
¿Cómo se llamó esta población? Para
mí es indiscutible la tesis toponímica que antes de ahora hemos sustentado
desde las columnas de La Voz del Tecla. Esta población se llamó Abóbriga. Este es el primer nombre de La Guardia.
No vamos ahora a repetir los
artículos que a cerca de este punto hemos publicado en 1914 en dicho semanario,
a cuya lectura remitimos a nuestros lectores. Vamos solo a sintetizar aquel
trabajo de investigación.
1.º.- Plinio, al describir las
costas galaicas, habla así: “A celenis
conventus Bracarum Helleni, Grovi Castellum Tyde, Grecorum suboli omnis.
Insulae Siccae, opidum Abóbriga,
Minius amnis IV ore spatiosus...”es decir, que encima del convento
bracarense coloca en los grovios el castillo de Tuy, las islas Cíes, la plaza
castramentada de Abóbriga y la boca
y bahía del Miño amplia hasta cuatro millas. La interpretación literal de este
texto es: que cerca de Tuy, antes de las islas Cíes e inmediata a la foz del
Miño está el ópido de Abóbriga. La
nomenclatura medioeval al decir: la Guarda foz del Miño, parece una traducción
del texto de Plinio vinculando y acoplando con la boca de este río a la
población de Abóbriga.
¿A qué otra localidad antigua
situada en nuestro litoral pueda corresponderle con más exactitud topográfica
esta nominación como a la derruida ciudad de Santa Tecla?
2.º.- El escritor portugués Albano
Bellino en su obra Inscripçoes Romanas de Braga (inédito), pág. XII, localiza en
esta región de la ribera española del Miño a Abóbriga diciendo: Abóbriga
está en la isla o insua de la boca del Miño, donde efectivamente la hace ver
Plinio el Mayor al describir las costas galaicas de Norte a Sur”. El mapa
diagramático de las cuatro vías militares de Braga a Astorga con que el mismo
autor ilustra su obra, en la pág. LXX consigna también gráficamente a Abóbriga situándola en la boca del
Miño, aunque, por desconocer la topografía local dibuja un delta, donde no existen más que los islotes ya conocidos por
Estrabón de la barra de este río. Llevando esta población, no descubierta en
1895, cuando el erudito escritor publicó su obra, a la cumbre del Santa Tecla,
donde están ahora a la vista de todos sus potentes castros, se armoniza mi
tesis con la sospecha de aquel autor.
3.º.- La Revista Arqueológica
de Lisboa, en un amplio estudio del Sr. Fernández Guerra sobre Las
diez ciudades de la inscripción de Chaves, expone la conformidad de
este insigne académico con Dtlef
Detletsen, el Philologus de Gotinga, pág. 658, que afirma que Abóbriga estaba a gran distancia del
río Ave, y debe colocarse en la especie de península de forma triangular, que
hay al Norte de la embocadura del Miño, y termina: “Abóbriga fue quizá el
puerto situado en la costa septentrional de dicho río”, añadiendo después: “allí fijo yo el sitio de Abóbriga, en la isla fortificada que
existe a la desembocadura y costa septentrional del Miño”.
4.º.- El geógrafo árabe Al Xerif
Idrisi, conocido por el Nubiense, en una obra escrita el año 1153, en uno de
los fragmentos que se conservan de la misma, al describir uno de los
itinerarios de la costa de la península dice: “Desde este río, la boca del Duero, hasta la caída del Mahar Miño
sesenta millas, y éste es río grande, caudaloso, ancho y profundo... y en medio
de este río a las seis millas hay un castillo en isla, que está en medio del río y es extremo de fortaleza, porque está
sobre la cima del monte, y se llama Abraca”. Noten nuestros lectores las palabras “isla que está en medio del río”, “en un extremo de fortaleza”, “que
está sobre la cima del monte” y “su altura no es demasiada”. ¿Podrá
hablarse más claramente del monte de Santa Tecla?
Pudiera objetarse que aquí se habla
de una isla en medio del río, y el monte de Santa Tecla es un cabo o punta
peninsular, no una isla. Nada vale tal objeción, porque la palabra que emplea
el texto árabe para señalar este lugar tanto significa isla, como cabo y península. Conde y Saavedra, cuyas
traducciones sólo conozco y poseo, adoptaron la traducción isla, pudiendo, y
debiendo adoptar las dos últimas versiones, si conociesen la topografía de la
boca del Mahar-Minno, Río Miño, como el mismo Sr. Saavedra me confesó en carta
autógrafo que conservo. La voz chazira=jazira,
que emplea el Nubiense significa isla, península, cabo, dio lugar a la
voz toponímica hispana Algeciras,
nombre de la cuidad de este nombre en la provincia de Cádiz, situada a la
orilla del mar, en la boca del río Miel: circunstancias todas similares a las
de nuestro histórico monte, pues, forma allí la comarca de Algeciras una
península o cabo, cuya punta es Tenerife. Sí, pues, la voz chazira=jazira significa estos nombres comunes geográficos, podemos
aplicarla también al lugar en que se sitúa el monte Santa Tecla.
El ilustre arabista D. Javier
Simonet para su estudio: El apóstol Santiago, Patrón de España y los
autores árabes, hablando de esta voz abraca, empleada por Al Idrisi dice:”cuyo nombre recuerda a la antigua Abóbriga”. Ya hemos explicado la sincopación
de esta voz hecha por el vulgo y adoptada por el Nubiense: Abraca=Ab (ab) rica por evolución fonética. No es ésta una
presunción hipotética, sino una realidad apoyada en leyes fonéticas.
5.º.- Dos elementos entran en la
formación de la voz Abóbriga. Abo y Briga. Ambas son voces independientes, que en la toponímica ibérica
aparecen frecuentemente aglutinados, como sucede en nuestro caso y en otros
muchos conocidos en la geografía histórica. Abo es voz céltica afín de Abh,
Apo, Avia, Afon, Abltain, cuyas raíces ab,
av, ap, significan agua, caudal de agua y pertenecen al fondo primitivo del
habla céltica. De ellas dimanan las voces Avus,
ríos ave, avo, avia, etc. Los mismos
nombre de los ríos Minios, Aeminius,
de amhaín en gaélico, Bainis[1],
de Abhaim, Abhuin que Plinio (IV-112), Ptolomeo (II-6-I), Estrabón (153), dicen
que el río Miño tiene su génesis filológica en aquellas raíces. Es, pues, la
voz Abo o Avo un término genérico aplicable a cualquie río. Aún hoy mismo en
todos los lugares por donde pasa un río se nombra solamente el río, ni darle el nombre propio adoptado
por la toponimia geográfica. Debieron, pues, los primeros colonizadores
célticos dar el nombre genérico de Abo,
Ave, Avo, Avia a los ríos localizados, y de ahí la permanencia de esta voz
como voz aislada o elemento complementario en la nomenclatura antigua y aún en
la moderna.
El segundo elemento Briga procede del gaélico Brig, Brug, Brog que significa fuerte, ciudad, mansión defendida. Esta
voz céltico gaélica, antes de la influencia helénica y de la dominación romana
entró a formar parte de los nombres de muchas entidades de población,
especialmente en el Oeste de la península y de la meseta, perseverando su
nomenclatura aún bajo la romanización del país, y desapareciendo por completo
después para dar lugar a la toponímica medioeval y moderna. Se nos dirá que de
esta voz Abóbriga no queda vestigio
ni recuerdo en nuestra geografía histórica local. No es esta observación de
valor, porque son muchas las poblaciones actuales identificadas con
predecesoras suyas que tenían este sufijo, y de él no conservan ahora el más
mínimo vestigio.
Las principales poblaciones que en
Galicia disputan a La Guardia
este nombre, son Ribadavia y Bayona,
pero hoy están fuera de discusión estas hipótesis. El insigne escritor e
historiador de la villa de Ribero R. P. Samuel Eiján en su luminosa obra:Historia
de Ribadavia y sus alrrededores, pág. 37, citando a D. Gumersindo Buján
en su escrito De la propiedad y los Foros afirma que Abóbriga por su posición en la antigua geografía, no debía ser
Ribadavia, y a continuación escribe el sabio franciscano “al frente de las poblaciones que aspiran a empalmar con la antigua Abóbriga... figura La Guardia , la cual en los
últimos descubrimientos, que están allí realizándose, llevan trazas de ganar el
pleito”.
Respecto a Bayona, debemos
limitarnos a decir que está fuera de duda que el nombre arcaico de esta villa
hasta los días de Alfonso VII El Emperador, que se lo cambió por el actual, era
el de Erizana. Las vagas aseveraciones de Flores, Ceán Bermúdez, Cortés,
Murguía, Nogueira y otros nada sólido ofrecen en confirmación de su hipotética
tesis, ni tampoco existen allí restos o vestigios de una población prehistórica
que haya podido merecer la mención de Plinio.
Todo esto no lleva a afirmar
categóricamente que el nombre primitivo de nuestro pueblo fue el de Abóbriga.
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Notas.
1. Dice el Conc. “Ad Tudensem eclesias quae in vicino sunt: Turedo, Taboleda, Locoparre,
Aurear, Tabulela, Longetude, Carisiano, Martiliana, Turonio, Celisantu, Turbea,
item pagi Aunona Sacria Ebilione, Gauda,
Ovinia it cortese”.
2. Pagi: Pagos. En la entidad de
población que hoy se designa generalmente con el nombre de aldea y significa
una pequeña comarca habitada en el campo. Dice San Isidoro en el libro XV de la
etomología: “Pagi sunt que unlla
diguitate Civitatis ornatur, sed vulgari hamisum Conventu Coluntur et praptes
parvitatem sui, magorile Civitates attribunintur”. “Pagi sunt apta acdipuis loca inter agros habitantibus”.
3. “Wandali
navilum Turonia in litore Gallaeciae repenti advecti familias capiunt
plurinorum”. Flores IV
(366). “Los wandalos arribando de pronto
a Turonio, en las costas de Galicia, hacen cautivar a muchas familias. Marien Galicia y el reino de los Suevos,
pág. 29 y B. C. M . O., año 445. Sobre la importancia de Turnio en la comarca
comprendida desde La Guardia
a Vigo, de aquí a Puente Caldeas, de aquí a Salitrera, de aquí a Uy y La Guardia , teniendo por
límites al río Miño, el mar y el río Tea. Vid. Mi monografía de Turonium.
[1] La voz Bainis que Estrabón da a nuestro río es
muy digna de atención. El itinerario de Antonino en el trazado de la segunda
vía militar per loca marítima,
señala Aquis Baenis como primera
mansión desde Braga, a la cual sigue Vicus
Spacorum (Vigo), Dnospontes
(Pontevedra), etc. La situación deAquae
Baenis o Bainis, ajustándola a
la descripción de Ptolomeo y a la indicación de Estrabón, es en la boca del río
Miño, es decir que aquel era también el nombre de este río. Vid. Schulten Hispania,
pág. 51. Barroe Sivelo Antiguedades de Galicia, pág. 143 y
175.
Lo siento mucho pero Barros Sivelo cuando menciona en "Antigüedades de Galicia" pág. 143 y 171 (no 175) la mansión romana de nombre: "AQUIS BAENIS" que el Itinerario de Antonino refleja en la vía 20 (según numeración de Saavedra) o "per loca marítima" falta a la verdad ya que éste, el ITINERARIO DE ANTONINO, no mencionó nunca a mansión alguna de esta vía que hablamos como AQUIS BAENIS y sí la hizo como AQUIS CELENIS. Esto es así, en otros intereses no entro. NO existe ningún manuscrito ni ediciones posteriores donde figuro ese AQUIS BAENIS y siempre, SIEMPRE, el de AQUIS CELENIS. Estas cosas deberíase rectificar. Un saludo Raúl Villanueva González. VIGO
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