Tal vez parezca pueril hablar del escudo heráldico de
nuestra villa. Cuando tanto se pregona la igualdad absoluta de todos los
individuos y de todas las entidades y se tiende a abolir todos los privilegios
y títulos nobiliarios, aunque estos sean legítimos, premio a la labor
patriótica y a los méritos sociales, pudiera alguien juzgar anacrónico escribir
acerca del blasón que ostenta nuestro concejo desde remota antigüedad, pero
como en mis notas históricas no me guía ostentación vanidosa, hablaré de él,
siquiera sea para los que me lean conozcan sus fundamentos históricos y puedan
apreciar los merecimientos contraídos por los hijos de La Guardia que nos
precedieron en la vida.
El blasón heráldico de nuestra villa, y su antiguo
concejo es una galera arbolada
reposando sobre las rizadas aguas del mar.
Cinco son los ejemplares del escudo esculpidos en
granito, de carácter público que conocemos y que existen en nuestra población.
El más antiguo es indudablemente anterior al siglo XVI, y de mediados del XIX
el más moderno. En todos aquellos se ostenta una nave encima de las aguas.
Ramiro Franco y José Povedano en su librito La guardia. Un recuerdo a Galicia,
página 7, hablando de la supuesta tradición del barco de los malteses
estrellado en nuestra costa, tradición que hemos desvirtuado, hablando de dicha
calle en nuestras notas toponímicas, dice que esta villa, cuando los pueblos comenzaron a hacer uso de la heráldica, tomó por
escudo un buque “desarbolado”. Prescindiendo ahora de repetir la refutación
de esta hipotética tradición, debo decir que no es una nave desarbolada la de
nuestro blasón. En todos los ejemplares de éste aparece aquella con toda su
arboladura.
Primer escudo: El que se esculpió antiguamente en una
piedra rectangular, que se incrustó en 1559 en la fachada del antiguo
ayuntamiento, y que se ostenta hoy en la casa forestal del monte de Santa
Tecla. 2.º El de la puerta lateral de la iglesia parroquial de nuestra villa,
labrado en 1570, siendo obispo de Tuy D. Diego Torquemada Señor temporal de La
Guardia, por lo cual el mencionado blasón de la villa en este lienzo o pared de
la derecha al escudo parlante del prelado con la divisa FIDES ATQUE AMOR. 3.º El de la torre vigía ó del reloj esculpido en
la misma época que el anterior y con la misma circunstancia de tener a su
diestra las armas del referido prelado. Al ser restaurada esta torre en 1730 se
conservaron en la misma posición ambos escudos. 4.º El de la fachada de la casa
consistorial esculpido en el año 1837, y 5.º El de la fuente del rollo ó sea de
Cimadavila, cincelado en el año 1852 en el frontispicio de la caja del aguas.
En todos estos escudos aparece el barco con su
arboladura, con más ó menos palos y
mástiles, -de ordinario tres de aquellos- pero completa. No es pues una galera desarbolada el escudo heráldico de
nuestra villa.
Respecto a éste nada sabemos documentalmente, ni por
otros medios de certeza absoluta. Ramiro Franco escribe en su mencionado
opúsculo: Aseguran que el mencionado
escudo de armas fue concedido por el Rey San Fernando a esta villa y otros
pueblos de la provincia por haber tripulado hijos de la misma las dos naves
gallegas que cortaron el puente de barcas que unía a Sevilla con el barrio de
Triana en 1248.(1) Afirmación que es esta que no me permito
contradecir, y hasta me atrevo a suscribirla por las razones siguientes: Es un
hecho histórico indudable que varios puertos de la costa occidental norte de la
península y del Cantábrico contribuyeron con sus naves y con sus marinos a
aquella gloriosa epopeya. El famoso Payo Gómez Charino, sepultado en el templo
franciscano de Pontevedra, fue encargado de organizar en Galicia una escuadra
que él mismo en parte capitaneó, para tomar a Sevilla, reclutando para ello
barcos y tripulantes de la costa norte de Portugal, de La Guardia, Bayona,
Pontevedra y otros puertos de Galicia, siendo el Jefe General de la escuadra
cristiana el Almirante Ramón Bonifaz. Dos de las naves mayores lograron romper
el puente de barcas y fuertes cadenas que comunicaban a Triana con Sevilla. Los
escudos parlantes de Avilés y Santander hacen referencia esta hazaña que
apresuró la rendición de la ciudad del Guadalquivir. La tradición constante de
los puertos de Viana do Castelo, La Guardia, Bayona, Pontevedra, y los
mencionados del Cantábrico, que tienen en su blasón una nave, dicen que fue
esta concedida por la cooperación a aquel transcendental suceso.
Hay a favor de tal tradición relativa a nuestra
histórica villa un testimonio directo que acredita el reconocimiento y gratitud
de los Reyes de Castilla a nuestro puerto, es el siguiente:
El Concejo
de La Guardia, Foz del Miño, formaba con el de Bayona de Miñor un conjunto ó
núcleo colectivo para dar galeras (galeas) a la armada real en las luchas que a
la sazón sostenían los monarcas castellanos contra los moros de Andalucía. Así
consta en unas cartas de Real privilegio de los monarcas Alfonso XI, de su
padre Fernando IV y de su abuelo D. Sancho.
Querían los gobernadores de la nación imponer a ambos
puertos la mayor cantidad de barcos y tripulantes que los acostumbrados por
concesión real, y aquellos monarcas defienden a ambos concejos y determinan que
estos solo sirven para sesenta remeros para las galeras reales y que en ellas
estos sirvan únicamente durante tres meses en tan patriótico servicio. Dícese
además en estos documentos que La Guardia y Bayona, desde varios reinados
atrás, venían dando otras galeras para la guerra contra los enemigos de la
España cristiana, por lo cual en agradecimiento y por les ffacer bien y merced, tengo a bien que me den esta galera e las
otras, cuando me las envíen que sean de sesenta remos e demás non…nin que
sirvan con ellas más de tres meses.(2)
(1)La aseveración de Ramiro Franco y
José Povedano está basada en la Crónica de
la provincia de Pontevedra publicada por Fernando Fulgosio en 1867, pág.
59, cap. X (Madrid). De labios de los significados guardeses D. Bernardo
Portela Pérez, D. Francisco Baz, D. Ramón López Portela y D. José María Sesto,
nacidos a principios del siglo XIX he oído la referencia del escudo con el
barco como recompensa por la cooperación a la toma de Sevilla, tradición que
ellos habían acogido en su juventud y decían venir de muy atrás.
(2)Documento real en
pergamino del año 1337 existente en el Archivo Municipal de Bayona, publicada
por D. Emilio ramos en La Voz del Miñor
en 12 de octubre de 1929.
Es indudable, pues, que por estos repetidos
servicios, que le concediese al Concejo de La Guardia este blasón. Como lo
ostenta también Bayona de Miñor. Y que estos servicios eran de muy atrás lo
dicen lo dicen bien claro los referidos monarcas, aludiendo implícitamente al
que prestaron estos y otros puertos galaicos y cantábricos en los días de San
Fernando, con motivo de la conquista de Sevilla.
El archivo municipal de La Guardia ha sufrido muchas
vicisitudes. En él no se conserva un solo documento en pergamino. Faltan los
tomos escritos sueltos y libros de actas de la Edad Media, y por eso no se
conserva un solo privilegio real, carta
puebla ó de fuero de que indudablemente disfrutó nuestro antiguo e histórico
concejo; todo lo cual pudiera ilustrarnos en esto y en otros puntos de nuestra
vida social pasada, como en gran parte la conservan Bayona y otras villas de
menor significación que La Guardia. El mismo archivo de Avilés, cuyo antiguo
escudo parlante alude al hecho de la rotura del puente de barcas de Sevilla,
carece de documentos referentes a él, como nos dicen los historiadores de
aquella villa cantábrica. Mientras, por lo tanto, no aparezcan pruebas documentadas en
contrario podemos afirmar que el navío heráldico de La Guardia fue concedido
por nuestros monarcas en recompensa por los servicios que los marinos de
nuestra villa en la toma de Sevilla, servicios que generosamente siguieron
prestando en las armadas que se organizaban para terminar la reconquista de
nuestra libertad, iniciada en Covadonga.
Podemos, pues, afirmar categóricamente que el escudo
único de La Guardia es un barco flotante dotado de su armadura completa. Sus
colores, según las Leyes de la Heráldica con nave negra, sobre aguas azuladas
en campo de plata. Hablaremos ahora del sello oficial de nuestro municipio.
Hacia el año 1838 alguien, ignoro con que permiso
dispuso modificar el escudo de aquel, e hizo dibujar y grabar el que actualmente
usa nuestro concejo introduciendo un castillo, cuya mitad vertical aparece a la
derecha, la antigua nave flotando sobre las aguas al otro lado, y en la parte
superior del campo, coloca en jefe
una corona de marqués. Los que tal dispusieron ignoraban, indudablemente las
prohibiciones legales, que impiden la variación de escudos heráldicos, y
desconocían también las leyes del blasón que condenan la colocación de coronas
dentro del campo, las cuales deben siempre aparecer timbrando los escudos
cuando estén concedidas por Reales Ordenes. (3) Si esta corona alude
al Marqués de Santa Cruz, acusa esto gran ignorancia de la historia local,
pues, nuestra villa nunca fue de señorío seglar desde la donación de Enrique II
al Obispo de Tuy, señorío que terminó al principio del siglo XIX al ser
abolidos todos los señoríos particulares. Carecen también de fundamento
histórico las cruces dibujadas, una en la bandera desplegada del castillo y la
otra la que flamea en la popa de la galera. Estas cruces son probablemente alusión
a la cruz de Malta que ostentaría el supuesto barco maltés que se estrelló en
nuestra ribera. El castillo no sabemos si se refiere a la sección murada de
nuestra villa, al fuerte de Santa Cruz ó a la Atalaya. El autor de esta
modificación no se paró en barras; quiso hacer un sello llamativo y se
determinó a modificar el que usaba nuestro antiguo concejo introduciendo
indebidamente estos motivos de ornamentación.
(3)Real edicto de Felipe II del 8 de octubre de 1586
prohibiendo poner coronas en los escudos de armas, sellos y reposteros, bajo la
pena de diez mil maravedíes por cada vez que se incurra en esta transgresión.
Solo podrán usar coronas las personas nobles, ciudades y villas por privilegio
especial, tienen permiso de ponerla. (Piferrer, Tratado Heráldico y blasón-Madrid, 1585, pág. 40.
No es de extrañar esta modificación gráfica en el
emblema heráldico de nuestra villa a principios del siglo XIX, cuando aún la
recientemente de Viana do Castelo, que antiguamente tenía un escudo igual al
nuestro-una galera flotante- lo han saturado de figuras alegóricas: quinas,
cañones, castillo, corona murada con sus torres en el timbre y todo ello con
variados colores y sobre una bandera policromada. Las variaciones en eta
materia son una cursilería y una falta de respeto a las tradiciones venerables
de los pueblos.
La Guardia debió seguir usando en todo el antiguo
escudo del barco sobre las azuladas aguas del mar, símbolo honorable adaptado
por nuestros antepasados y concedido por nuestros reyes en premio a su patriotismo
y sacrificio por la patria.
Los regidores y demás autoridades que en 1837 y 1852
administraban nuestros destinos municipales tuvieron más sentido histórico y
tradicional. Convencidos de que tanto el castillo como la corona de marquesado,
eran improcedentes en nuestras armas heráldicas, no las hicieron grabar, ni en
el escudo que ostenta la casa consistorial en su fachada, ni en el frontispicio
de la fuente de Cimadavila ó del Rollo.
Juan Domínguez Fontela
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