miércoles, 23 de octubre de 2013

HISTORIA DE LA GUARDIA, ¿REALENGO?

¿REALENGO?

Parecíale a nuestro amigo Sr. López Portela que, al extinguirse al Orden Militar de Templarios, pasó este pueblo y su jurisdicción a ser realengo.

En prueba de su aserto consigna el hecho siguiente tomado de los Tumbos de Oya. Con fecha 17 de diciembre de 1312 el infante D. Felipe, Señor de Cabreray de la Rivera, Perdiguero Mayor de la tierra de Santiago, uno de los tutores de Alfonso XI (1312 a 1350) a petición de Abad y Monjes de Oya dirigió una carta a D. Fernán Peres de Churruchao, Adelantado Mayor de Galicia, para que protegiese al citado Monasterio contra las exigencias del Concejo de La Guardia, el cual faltando al contrato de avenencia firmado entre ambos litigantes en 1287 (Apéndice I) quería obligar a aquel a pagar más de una martiniega cada año de los bienes que tenía en esta villa y su jurisdicción. Siete años después, hallándose el nominado Churruchao de visita en aquel Monasterio, le mostraron los Privilegios Reales y demás documentos que tenían los monjes sobre el particular, y, en vista de ellos y de la orden del Infante, mandó, por carta dada en Oya el 7 de marzo de la era 1363, año 1325, dirigida a Esteban Pérez de Nobascos, que no se cobre al dicho Monasterio más que una martiniega, lo mismo que a otro cualquier vecino de La Guardia. De todo lo que dio testimonio en esta villa el Notario de la misma Paulo Pérez, con fecha 20 de mayo de la misma era.

Esta intervención de los Perdigueros de Santiago y Adelantados Mayores de Galicia en los asuntos de nuestro Concejo, nada prueba a favor del Realengo de nuestro Señorío, porque, los Señoríos no gozaban de tan absoluta autonomía administrativa y jurisdiccional, que no pendiesen de la suprema autoridad de la Nación. A ella debían de dar cuentas en caso de violaciones de justicia. Los actos del Señorío eran muchas veces anulados por la Autoridad Real.

Una prueba de esta dependencia la tenemos en los hechos acaecidos en la ciudad de Tuy, entre el Concejo y el Cabildo y su Obispo a mediados del siglo XIII. Suscitadas ciertas estridentes desavenencias entre unos y otros, a causa de no querer sujetarse al Señorío que sobre la ciudad tenía el Prelado, en virtud de las donaciones de D. Alfonso el Emperador y D. Fernando II de León, y el nieto de éste D. Fernando El Santo, llamó así la cuestión y la juzgó, ratificando el Señorío Eclesiástico, imponiendo duro castigo a los del Concejo y amonestando duramente al mismo tiempo al Prelado por “algunas cosas malas y desaguisadas contra el Concejo que non debiera facer”.


Contemporánea a la carta del Infante D. Felipe y a la intervención del Adelantado Pérez de Churruchao, es la querella referida atrás, Fernán Fernádez Señor de la villa y su xurisdicción, que nos prueba como entre los Templarios, dado que fuesen Señores de La Guardia y D. Suero Yáñez de Parada, no podemos admitir un período de Realengo.

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