MADRUGA Y D. DIEGO DE MUROS
En
difíciles circunstancias subió a la silla episcopal de Tuy D. Diego de Muros,
de la Orden de la Merced. Al encargarse de su
diócesis en 1474[1],
una de sus primeras determinaciones fue asociarse con el Arzobispo de Santiago
D. Álvaro Fonseca, para trabajar unidos contra las insolentes y violentas
usurpaciones de D. Pedro Madruga que seguía tiranizando ambas diócesis. Después
de haber entrado el Compostelano en arreglos con el Conde de Altamira, celebró
el 10 de abril de dicho año una concordia con D. Diego para defenderse y
ayudarse mutuamente a recobrar las tierras de cuya posesión se hallaban
despojados. “Por quanto- dice el documento de concordia- al tiempo de agora
ocurre que Pedro Álvarez de Sotomayor tyene ocupados las villas de Pontevedra,
Vigo y Redondela et otras tierras que son de mi el dicho arzobispo et de mi
yglesia et la ciudad de Tuy et la villa
de La Guarda
et otras cosas que son de mi el dicho obispo et de mi yglesia… yo el dicho
arzobispo porné et pagaré contra dicho Pedro Álvarez cient lanças por espacio
de cuatro meses, et yo el dicho obispo por el dicho tiempo cincuenta lanças”[2]
Viendo
además el Prelado esquilmadas las tierras de su diócesis, arruinados sus
hogares y diezmadas sus familias, juzgó de su obligación poner estos hechos en
conocimiento de los Reyes Católicos implorando su ayuda, para lo cual además de enviar
las representaciones por escrito, fue personalmente a la Corte a exponer los agravios
recibidos.
Conocidas
por aquellos la justicia de estas reclamaciones, enviaron a Galicia en 1480 por
Gobernador General a D. Fernando de Acuña, de los Condes de Buendía y por Juez
General a D. García López de Chinchilla con poderes amplios para hacer justicia
y castigar a los revoltosos.
Por
lo que respecta a nuestra comarca debemos decir que hubo entonces aquí un corto
período de calma. Cuando D. Fernando de Acuña llamó a Santiago a los nobles de
Galicia para intimarles las órdenes que traía, el Conde de Camiña, viendo que
había llegado la hora de la justicia y que todos por grado o por fuerza
trataban de arreglar sus cuentas, entró en conciertos con el Obispo de Tuy D.
Diego de Muros, llegando a firmarse entre ambos una escritura de armonía en
ocho de mayo de 1482, ante los notarios Pedro Patiño y Alonso Mouro.[3]
En este
documento refiere D. Pedro Álvarez que “por quanto el había traido cuestión y
debate por dicho Reverendo Obispo y su Iglesia sobre la ciudad de Tuy, de que
decía haberle hecho merced y Vizconde de ella el Rey D. Enrique, como así mismo
sobre la villa de La Guardia
y su alfoz, que el Cabildo había trocado su mitad con Álvaro de Sotomayor,
hermano del Conde en cinco mil maravedíes del juro de heredad situados en la
ciudad de Tuy, y también sobre la mitad de beneficios sin cura de la citada villa
de La Guardia ,
y sobre todos los Monasterios de Budiño, Tomiño, Santa Baya, Barrantes, bienes
y rentas de ellos, Cámaras de Bembribe, Biade, Parada, Corujo, Cotos de Nigrán,
Forcadela y otros bienes, rentas, vasallos, Cotos, Feligresías y Herendamientos
que los había por fueros, cambios, trueques, ventas y arrendamientos habidos
por su hermano D. Álvaro de los Obispos, que por tiempo fueron de la citada
Iglesia, de sus Vicarios, del Cabildo y de los Alcaldes y Abadesas, que fueron
de los expresados Monasterios. Que el Reverendo Obispo decía que el señor Rey
D. Enrique no le hiciera tal merced, ni podía por ser la ciudad suya, y de la Iglesia. Que el Cabildo no
había podido hacer el cambio por la villa de La Guardia y su alfoz, por
ser suyo, y del mismo Cabildo pro indiviso, ni dividirla, ni enagenarla, sin
voluntad y consentimiento del Prelado y que los Reyes que lo dieron al propio
Obispo e Iglesia había sido con condición de no enagenarla, según aparecía en
los Privilegios que tenia. Que los fuewros, cambios, trueques y ventas
respectivas de los demás efectos, se habían otorgado la dicha Iglesia al Conde
y su hermano y después de que habían echado de la ciudad de Tuy al Obispo D.
Luís de Pimentel, estando los referidos Monasterios anexos e incorporados a la Mesa Capitular , por la Sede Apostólica , sobre lo cual
el Reverendo Obispo había condenado en todo al Conde a que lo dexase y
restituyese, y por daños y costas en 40.000 florines de oro, según más
largamente se contenía en la sentencia que sobre ello había pasado; por lo cual
el D. Pedro Álvarez, por quitarse de debates y contiendas, y en descargo de su
conciencia, y del ánima de D. Álvaro de Sotomayor, su hermano, y de su propia libre voluntad renunció y
apartó de sí, y de sus hijos y herederos la dicha merced y título de Vizconde
de Tuy, el trueque y cambio que su hermano había hecho de la mitad de la villa
de La Guardia
y su alfoz, la mitad de su beneficio de Monasterios, cámaras, Cotos y demás
bienes, rentas y vasallos expresados, dando por de ningún valor ni efecto todos
los arrendamientos, traspasos, enajenaciones y otros cuales quiera contratos
que sobre cada cosa, y parte de ello había pasado, para que fuesen y tornasen a
dicha Iglesia y Prelado para siempre jamás, suplicando a los seores Rey y Reina,
que siendoles presentado este contrato por el Reverendo Obispo y su
Iglesia, le aprobasen y confirmasen. Y el expresado Rey. Obispo por sí, sus
sucesores, e Iglesia le recibió y aceptó.[4]
Fechose
este documento dentro del Convento de Santo Domingo de Tuy, hallándose
presentes como testigos el Conde de Altamira, D. Fernando de Castro, Arcediano
de Nendos en Santiago, D. Vasco de Marzazos, Arcediano de Montes en Tuy, Ruy
Álvaro de Tuy, Prior del dicho Convento, el Mariscal Suero Gómez de Sotomayor,
Diego Marzán de Salvatierra, Gutierre Falcón, Pedro Fernández de Tuy y otros
muchos. Pasó ante Pedro Patiño, Canónigo de Tuy y Notario Jurado de Tuy y
Alfonso Mouro, Escribano y Notario Real de Bayona.
Y
en efecto, por los señores Reyes Católicos se confirmó, aprobó y rectificó en
26 de junio del mismo año de 1482 y con esta fecha se libró Real Cédula para su
cumplimiento.
En
cinco de junio había hecho D. Diego de Muros la entrada en su ciudad y
diócesis. En agosto del mismo año pudo visitar la villa de La Guardia donde hizo también
solemnemente su entrada como Pastor espiritual y como Señor Temporal del mismo
Concejo y su jurisdicción.
Pero
rápidos pasaron aquellos días de paz. D. Pedro, acosado por las circunstancias
había hecho entonces de la necesidad virtud. A principios de noviembre de 1482
aun pudo D. Diego celebrar sínodo diocesano[5], pero
la paz desapareció pronto en la antigua provincia de Tuy. Tan pronto como
Madruga vio que el Mariscal Pardo de Cela atacaba y entretenía las fuerzas del
Gobernador de Galicia y que el Conde de Lemos asaltaba el castillo de Lugo,
lanzase de nuevo al campo, y unas veces en Tuy, otras en Cangas, otras en Vigo
y Pontevedra; a cada paso aparecía por doquier el aguerrido Conde humillando a
sus enemigos personales, que lo eran casi todos los señores feudales, prelados
o infanzones sus contemporáneos. “En Galicia, con mi casa de Sotomayor, queda
bastante”, era la frase ideal de D. Pedro Álvarez. Su aspiración era realizar
esta idea. Veamos ahora como él introdujo el uso de la pólvora en Galicia
valiéndose de ella, primero que nadie, para combatir a sus enemigos.
No diré
por que causa escribe Vasco D’Ponte- “se ayuntaron el obispo de Tuy, al cual ya
el Conde de Camiña dexara y restituyera la ciudad de Tuy, y García de Xarmento
y el Corregidor de Bayona y Lope de Montenegro, Alcalde Mayor de Pontevedra y
Francisco de Aballe y Lope de Aballe con otra comunidad y todos juntos vinieron
a poner cerco sobre Fornelos y acordaron darle combate , pero estaban dentro
catorce o quience hombres bem esforzados, que no se hacía menester
más…Francisco de Aballe y Lope de Aballe que tomaron la delantera o avanguardia
con quatrocentos hombres mui valientes, más un escudero llamado Alonso Ramirez,
y creo que era portugués, conociendo éstos dos capitanes por enemigos mortales
de su señor el Conde, armó una espingarda tiró y dio a uno de los capitanes por
en medio de los pechos, o de la garganta y pasándole todas las armas dio con el
muerto en tierra. El otro capitán, su compañero alzó el capacete y queriendo
ver como había caído tan presto, ya el matador tenía armada o cargada la misma
espingarda o otra, y tirole o disparole y diole por la boca, o por un ojo, y
aún me dixeron que ambas partes lo feriría, porque cuentan que estas
espingardas a veces tiran con dos promos o balas. Viendo la gente caer a estos
sus capitanes empezó a retraerse y allí acabaron de morir todos los enemigos de
la Casa del Conde
de Camiña… y de esta manera quedó Fornelos por el Conde de Camiña. El Obispo de
Tuy y sus aliados tuvieron que huir para salvar sus vidas.[6]
Al
ver D. Pedro Madruga que los Reyes Católicos andaban empeñados en sus guerras
con los moros quiso aprovechar la ocasión para vengarse de D. Diego de Muros.
Veamos como explica la prisión de Obispo de Tuy Vasco D’Ponte : “Y acaeció que
el Obispo se fue a Bayona muy bien acompañado de escuderos y peones, sin otra
gente de su casa, más presupuso que el lugar era algo poblado y fuerte y
estando en él el Corregidor por el Rey y así despidió a los suyos, riñendo con
ellos sobre las pegas de las quitaciones; despidiéronse de él treinta peones,
los mejores que él tenía y quedaron con él veinte o veinticinco escuderos sin
otra gente de casa y el Obispo pensaba que estaba muy seguro, más no se cató
sino cuando una noche estando en su casa llegaron setenta criados del Conde de
Camiña, de los cuales yo Vasco D’Ponte que esto escribo conocía por nombre a
Fernán Pérez, hermano de Pedro cru y a Payo Veloso, castillero de Sotomayor y
Vasco Corzo y Fernán Tomé de Nogueira y otros que yo no me acuerdo y acercaron
la casa del Obispo y comenzaron a meter a cinco apellidos, Sotomayor,
Villamayor, Ulloa, Andrade y Moscoso y otros apellidos, y aunque en los de la
villa había diez y veinte para cada uno, nunca osaba salir de su casa y los del
Conde echaron fogo a la casa del Obispo y le
sacaron preso por la barba encima de mula o macho y atrahianlo de monte en
monte, y de val en val, y de fortaleza en fortaleza…[7]
“El
Conde habiendo consejo con sus amigos, le dixeron que lo soltase…, Suero Gómez
o Mariscal dicen que le dixo: Señor primo, haced de dos una, o tomad a este
Obispo ponedlo en la Sede
o Iglesia de Tuy tan honradamente como nunca truxeron obispo y despedid de
vuestro servicio quantos le prendieron, o tomadlo, y hechadlo en un pozo, por
que los muertos no saben falar… Soltolo y metiese el Obispo en la Sed o Iglesia de Tuy, donde se
quejaba del Conde, diciéndoles como le trataba mal y que le llevara setecientos
mil maravedís de rescate y añadió que desde que fuera preso que le hiciera Dios
mucho bien al cuerpo por que antes de preso se sentía mal dispuesto. Replicole
el Comendador Saldaña que traía la cruz colgada en hábitos blancos que era Abad
de Conjo. Señor si un físico había que llevar a V.ª S.ª, setecientos maravedís
lo mismo es”.
“Y
entre tanto el Obispo, apercibió en casa de vituallas, escuderos y peones, y lo
que le hace menester, y envió a decir al Conde que de cuanto le había prometido
que no quería atender, y de allí en adelante pondría buen recaudo en sus
puertas”.
La
penosa y sacrílega prisión del Obispo duró quince meses los cuales le tuvo
cautivo en el castillo de Sobroso y también en otros puntos de Portugal,
teniéndolo encerrado en dura mazmorra “estuvimos preso quince mese en jaula et
en fierros, donde padecimos muchos trabajos”, como refiere el mismo Prelado.
[1] Dotado
Pedro Madruga de grandes dotes militares y habilidad estratégica, he aquí el
medio de que se valió para surtirse de armas de fuego, a la sazón desconocidas
en Galicia: “Habiendo benido a portar a la ría de Vigo una nave de unos
germanos qu trahian ciento ochenta mosquetes o arcabuces, él pidió se lo
vendiesen y ellos no quisieron y uso de un disfraz para urtarselos, que es el
siguiente: mandó en la playa de Vigo hacer una fiesta en que con danzas de
espadas desnudas y corriendo patos salieron los germanos a ver la dicha fiesta
y después que fueron en tierra con barcos que tenian disimulados, mandó con
capitán suyo que llamaba Pedro Veloso, natural de Bayona y cogió las dichas
armas y con ellas hizo grandes locuras. Allerbe, p. 58.
[2] De
esta relación resulta que están equivocados el P. Florez, Rodríguez Blanco,
Vesteiro Torres, Fernando Fulgosio, Pallares, La Cueva , y otros que dicen que
el Obispo fue preso por Madruga en el Palacio Episcopal de Tuy, Tuy, que
siempre fue muy adicta a sus Prelados, no hubiera consentido este sacrílego
atentado en su ciudad.
[1] En
este año debió ser nombrado Obispo de Tuy, pues, en él aun tomaba parte en el
Cap. De la General Orden
de Játiva, como simple definidor. Está equivocado el P. Florez señalando el año
1472 como primero de su Pontificado.
[2] Ver
Apéndice VIII.
[3] Transcribe íntegro y literalmente este documento como texto el Sr. López Ferreiro en “Galicia en el último tercio”, pág. 177, 1.ª edición, aunque sin señalar su procedencia.
[4] Pleito entre D. Benito Fernández Correa Alemparte… Marqués de Mos, con D.ª María Masones de Lima, Duquesa de Sotomayor. Madrid 1794, P. II, Folio 108 y Siguientes 250.
[5] Consérvanse las actas de este Sínodo en un hermoso códice escrito en pergamino en el archivo de la Sala Capitular de Tuy.
[6] Dotado Pedro Madruga de grandes dotes militares y habilidad estratégica, he aquí el medio de que se valió para surtirse de armas de fuego, a la sazón desconocidas en Galicia: “Habiendo benido a portar a la ría de Vigo una nave de unos germanos qu trahian ciento ochenta mosquetes o arcabuces, él pidió se lo vendiesen y ellos no quisieron y uso de un disfraz para urtarselos, que es el siguiente: mandó en la playa de Vigo hacer una fiesta en que con danzas de espadas desnudas y corriendo patos salieron los germanos a ver la dicha fiesta y después que fueron en tierra con barcos que tenian disimulados, mandó con capitán suyo que llamaba Pedro Veloso, natural de Bayona y cogió las dichas armas y con ellas hizo grandes locuras. Allerbe, p. 58.
[7] De esta relación resulta que están equivocados el P. Florez, Rodríguez Blanco, Vesteiro Torres, Fernando Fulgosio, Pallares, La Cueva , y otros que dicen que el Obispo fue preso por Madruga en el Palacio Episcopal de Tuy, Tuy, que siempre fue muy adicta a sus Prelados, no hubiera consentido este sacrílego atentado en su ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario