lunes, 28 de octubre de 2013

HISTORIA DE LA GUARDIA, D. PEDRO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR

D. PEDRO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR

En virtud del testamento de D. Álvaro Páez de Sotomayor heredó en 1468 todos sus estados y dominios su hermano bastardo D. Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido comúnmente por Pedro Madruga.[1] Lejos de cumplirse la última voluntad de D. Álvaro, que era restituir la ciudad de Tuy, La Guardia y los demás señoríos a sus legítimos dueños consiguió co hábiles industrias del Rey Enrique IV el título de Vizconde de Tuy, según escribe Sandoval y siguió ejerciendo su dominio temporal sobre nuestro Concejo y cotos de La Guardia y de otros pueblos del obispado, en donde se distinguió por las múltiples vejaciones con que señaló su paso por estas regiones desventuradas. Refiriéndose a las venganzas de éste en la comarca de Ribadavia dice Vasco D’Ponte que: “como sabía que la condesa de Ribadavia se avenía mal con los suyos por las sinrazones que les hacía, y que ellos algo revelaba, la Condesa envió por el sobrino, el cual se fue para ella, y luego hizo matar a unos y a otros cortar pies y a otros prender, y prendió al Abad de San Clodio, trájole por la villa de Ribadavia encima de un asno  y con una rista de ajos al pescuezo y allí cortó la cabeza a Diego Sarmiento”.
La Santa Irmandade que había acabado con el poderío de D. Álvaro Páez, reorganizase de nuevo a la vista de estos atropellos y violencias de D. Pedro Madruga y de otros señores feudales que tiranizaban a Galicia. “Logo en este tiempo, dice Vasco D’Ponte, se levantó la Hermandad, que todos los villanos se levantaron contra sus señores en que derrocaron todas las fortalezas que había en Galicia, excepto la fortaleza de Hambre.[2]

Conociendo Madruga que los Hermandinos no habían de ser más benignos con él que lo habían sido con su hermano D. Álvaro en Tuy, al ver que toda la Comunidad estaba contra él y sus fortalezas derrocadas, huyó con gran número de sus parientes y partidarios a Portugal, donde dándose a conocer a familias distinguidas y al Rey de Portugal, este le casó con D.ª Teresa de Tábora, distinguida señora de aquel reino, hija de Álvaro Páez de Tábora. Desde Portugal púsose D. Pedro en relación con el Arzobispo de Santiago D. Juan Pimentel, hermano del Conde de Benavente y con otros señores gallegos, a quienes los Hermandinos habían echado de sus tierras y destruido sus fortalezas y con su auxilio y, sobre todo con el de muchos caballeros portugueses, llegó a unir hasta cien lanzas y dos mil peones poco más o menos. Al frente de estas fuerzas D. Pedro Madruga atravesó la frontera por la plaza de Camiña y cayó sobre los sublebados, que le habían salido al encuentro, con tal celeridad y energía que, a pesar de su superioridad numérica, pues serían de cuatro a cinco mil hermandinos “los venció, prendió, firio y mató a cuantos quiso”, y siguió avanzando hacia Pontevedra y Santiago, siempre con igual y ventajosa suerte, consiguiendo reintegrar a D. Juan Pimentel y al Arzobispo D. Alonso Fonseca en el dominio de sus ciudades y señoríos.

No es preciso referir que la ciudad de Tuy, el Concejo de La Guardia con su coto y alfoz, y otros lugares del obispado de Tuy cayeron de nuevo con este motivo bajo el dominio del usurpador Madruga.

La sublevación de los Hermandinos en Galicia terminó sin obtener los resultados prácticos y permanentes que se esperaba por las exageraciones de muchos y las mezquinas pasiones que en el movimiento popular se ingirieron.

Declarada en 1474 la guerra entre los reinos de Castilla y Portugal, con motivo de las aspiraciones de D. Álvaro V, monarca de esta nación, al trono que ocupó en esta fecha doña Isabel II la Católica, viose de nuevo Galicia envuelta en los horrores de la guerra civil, porque, si bien el Arzobispo de Santiago y casi todos los señores feudales gallegos reconocieron de buena voluntad las cualidades de la magnánima Isabel, no faltaron sin embargo, quienes siguiesen el partido contrario, como por ejemplo D. Pedro Álvarez de Sotomayor que en la comarca que se extiende desde La Guardia, Tuy, Salvatierra y Sobroso, hasta Pontevedra y Padrón. En el Norte de Galicia Pedro Pardo de Cela, abrazó la causa de la princesa D.ª Juana la Beltraneja, hija legal de Enrique IV y sobrina de Alfonso V. D. Pedro Madruga, por las muchas relaciones que tenía en Portugal se declaró acérrimo defensor de las aspiraciones del monarca lusitano, haciendo que, en los estados que de grado o por fuerza seguía su bandería, se reconociese por reyes a D. Alfonso y D.ª Juana. Con el apoyo de algunas tropas lusitanas que traspasaron el Miño, obligó a la ciudad de Tuy, villa de La Guardia y cotos de Tomiño y Goyán que permaneciesen por D. Alfonso y D.ª Juana, mientras que el Alcalde Pedro de Mendaña y el capitán Chichorro se apoderaban de Bayona y su comarca. Cayó también D. Pedro sobre el monasterio de Santa María la Real de Oya, sujetándola a su dominio, apoderándose previamente del antiguo Castro situado en el monte inmediato, desde donde domina no solo la comarca de Oya, sino también la vía romana que conducía a Bayona.

Sobre los muros de nuestra villa y en la torre de homenaje, donde está ahora colocado el reloj público, izábase la bandera lusitana. ¿Estuvo entonces durante algún tiempo el Rey de Portugal dentro de los muros de La Guardia acompañando a la infanta, para tratar allí de los socorros necesarios con que resistir a los enemigos de su causa? Hemos hallado en algún autor referencias a esta venida de los monarcas a La Guardia, las que, por lo incompletas no nos atrevemos a reproducir esperando la ocasión propicia de poder ampliar estas noticias. V. Galicia Diplomática, pág.174.

Recompensó desde luego D. Alfonso V de Portugal los servicios de don Pedro Madruga, reconociéndole el título de Vizconde de Tuy que D. Enrique IV le había concedido, haciéndole además merced del Condado de Camiña y honrándole también con el tratamiento de DON que usó desde entonces.

Poco después de estos sucesos, hacia 1456 cayó el señor de Sotomayor en poder del Conde de Benavente, en Padrón. Desde aquí éste le condujo prisionero por la antigua estrada de Iria a Redondela y desde esta villa a Vigo, Bayona, trayéndole por la antigua vía romana desde frente a la villa de Bayona, por el Burgo, hasta llegar a las Rivas del Miño en el distrito de La Guardia y desde aquí por la vía fluvial de Tabacón, Goyán y Tomiño a Tuy, de aquí hasta Ribadavia, Orense y Benavente. Allí estuvo el Conde de Camiña preso más de un año hasta que obtuvo su libertad, merced a cierto canje de prisioneros entre castellanos y portugueses.

Aprovechó esta oportunidad el Arzobispo de Santiago, unido al Conde de Monterrey para conseguir recuperar los estados que el Vizconde de Tuy le había usurpado, y para afianzar el dominio de los Reyes Católicos en los pueblos que en Galicia permanecían bajo el dominio de Alfonso V de Portugal. En casi toda Galicia lo consiguió, pero en nuestro concejo de La Guardia y en los cotos de Goyán, Tomiño y en la ciudad de Tuy siguió ondeando la bandera de éste, porque si bien los esfuerzos de D. Alfonso de Fonseca auxiliado por el general de la Armada castellana D. Ladrón de Guevara; consiguió librar a Bayona del monarca lusitano, y los vecinos de esta villa, cayendo sobre Santa María de Oya, fortificaron su monasterio para que les sirviese de punto de avanzada y defensa contra las incursiones de los partidarios de Pedro Madruga, no consiguieron llegar a La Guardia y plantar en sus muros la bandera castellana.

Y al recobrar D. Pedro Madruga su libertad, no se contentó con estar a la defensiva sino que, con todo el rencor que había acumulado en su pecho durante el año de prisión; inmediatamente se presentó en la comarca de La Guardia y con su característica energía y actividad, empezó a hostilizar a los que se creían ya en octaviana paz.

Apoyado en efecto por sus amigos los lusitanos y en las plazas de la frontera portuguesa del Miño, y a fin de tener franco el paso por las antiguas vías romanas de La Guardia a Bayona y por el valle de las Tebras, lo primero que hizo fue caer sobre el Monasterio de Oya, destruyendo sus fortificaciones y restaurar en parte la fortaleza de Tebra, y con los elementos de que pudo disponer puso a raya a las fuerzas castellanas de Bayona. Sucedió esto el año de 1478.

Cayó después sobre García Sarmiento, señor de Sobroso, frente a cuyo castillo construyó el de Picaraza, derribó los torreones de Puente Sampayo, cerca de Pontevedra edificó el castillo de Cotovad. Conquistó más tarde el castillo de Castrizán, hoy nuestra Señora de la Peneda frente a Sotomayor, y de esta manera D. Pedro Madruga, sin descanso ni reposo, perseguía incesantemente a sus enemigos, sirviéndole de base para sus operaciones las plazas de Salvatierra, Tuy y La Guardia.

Todo esto hacía imposible la vida en nuestra comarca, ya por las fatigas y empresas militares en que traía envueltos a nuestros pacíficos antepasados, ya por las gabelas pecuniarias y servicios personales a que les obligaba.

La dureza de D. Pedro Álvarez de Sotomayor con los habitantes del distrito de Tuy y cotos pertenecientes a su jurisdicción llegó al extremo de no respetar las comunidades y fuero de los eclesiásticos. En vano alegaban éstos los privilegios del Derecho y la Bula Pontificia otorgada por Eugenio IV, a petición del venerable Obispo de Tuy D. Luís de Pimentel contra los atropellos del antecesor de aquel D. Álvaro Páez de Sotomayor, pues, D. Pedro Madruga obligaba a los sacerdotes a tomar las armas, a recomponer las murallas de Tuy, Tebra, La Guardia, Oya, etc., a hacer guardias y otras duras faenas impropias del carácter sacerdotal. Si esto hacía con los eclesiásticos, peores eran las gabelas con que tiranizaba a los seglares.

A esto debemos agregar que la mayor parte de la gente que traía consigo D. Pedro Madruga era de lo más criminal. De ello nos da testimonio Vasco D’Ponte cuando escribe que “en el tiempo de Carnoces con cartas firmadas del Rey D. Fernando y Doña Isabel con sus capítulos hechos para poner Alcaldes de Hermandad para que persiguiesen los mal fechares que andaban por el reino quebrando los caminos para los prender y después arrastrarlos… El Conde de Camiña catándose de lo que después acaeció decía y mandaba decir que todos los mal fechares se presen para él, y muchos juntó consigo”.

De este modo el nombre de Pedro Madruga era la eterna pesadilla de nuestra desventurada región. Pero la energía y hábil política de los Reyes Católicos vino a remediar esta triste e insoportable situación.



[1] En esta revuelta popular creemos que fue derribada la torre y fortaleza de Santa María de Tebra, propiedad de la Casa Suárez de Deza que tuvo el señorío del valle de Tebra. Dña. Juana (la Loca) en Real Cedula autorizó la reedificación de esta fortaleza.

[2] Llamándole Pedro Madruga por que madrugaba mucho, cuando facía sus cabalgaduras. Vasco D’Ponte.

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