jueves, 11 de septiembre de 2014

(A GUARDA) CAMPOSANCOS ( II )


Fotografía: Archivo Tato

En el año 997 Al-Mansur al Allah (Almanzor), al frente del ejército musulmán, cruzó de Sur a Norte el actual territorio de Portugal. Según el historiador tudense Ávila de la Cueva, en esa “razia” destruyó el primitivo monasterio de Barrantes (Tomiño), al que posteriormente habría de pertenecer el territorio de Camposancos.
A las devastaciones producidas por Almanzor en Galicia se añadirían más tarde, en el año 1.014, los desastres ocasionados por las nuevas oleadas de invasiones vikingos, procedentes de Normandía y capitaneadas por el famoso Olaf Haraldson. Entraron por la boca del Miño en Camposancos y, remontando el río, cayeron por sorpresa sobre Tuy, incendiando la ciudad. Olaf Haraldson sería venerado por los noruegos como santo y patrono de su país.
Tuy y comarca permanecieron en estado de ruina hasta el año 1.069, cuando la infanta Dª Urraca consigue de su hermano D. García el nombramiento de D. Georgio como obispo de Tuy, que establece el nuevo monasterio de Barrantes y las demás casas episcopales de la comarca.
Durante el siglo XII la desembocadura del Miño fue testigo de las luchas fratricidas entre las reinas Doña Urraca, Doña Teresa y su sobrino Don Alfonso, siendo la reina Teresa la que concede al Obispo de Tuy el acotamiento de la pesca en el rio Miño. Según Domínguez Fontela, en el mismo documento en el que se prohíbe la pesca sin autorización del mayordomo de la Iglesia, se basa el derecho del obispo de poner barca en el Pasaje de Camposancos.

Como hecho a destacar en el ámbito religioso, en el año 1.138 se constituye la Hermandad del Clamor del Monte de Santa Tecla, de la que forma parte activa la parroquia de Camposancos,  entre otras. Tiene por objeto canalizar el culto en la ermita, procesiones y peregrinaciones a favor de la santa. Sigue activa en la actualidad.
Según documentación existente en el Archivo Capitular de la Catedral de Tuy, en el año 1.151 comienza la vinculación de Camposancos al Monasterio de Barrantes. El emperador D. Alfonso VII concede privilegio de “coto” sobre estas tierras, disponiendo que sus habitantes sean vasallos del mismo. Más tarde en el año 1.435, el papa Eugenio IV expide una bula mediante la cual el Coto de Camposancos, feudo del Monasterio de Barrantes, pasa al Cabildo de Tuy.
Durante el periodo de 1.442 y 1.488, el Coto de Camposancos pasa al poder de la Casa de Sotomayor, ya que el Conde había despojado al Prelado de bienes, usufructos y rentas. En esos años las tierras de Camposancos fueron testigo de las correrías de Pedro Álvarez de Sotomayor, más conocido por el apodo de “Madruga”.
Una vez recobrados los bienes, en Septiembre de 1.511, el Cabildo de Tuy comienza a otorgar escrituras de foro a los vecinos de Camposancos en las que, junto con sus nombres y apellidos, figuran las casas, “cortes”, “eiras” y viñas que se les aforan. Es pues en los albores del Siglo XVI y en las escrituras obrantes en el Archivo Capitular de Tuy donde aparecen por vez primera los nombres y apellidos de las personas de Camposancos; Martínez, Alonso, Álvarez, Rodríguez, de Saá, Sobrino, Vázquez, Vicente, Domínguez, etc.
También en esas fechas, a partir de la proclamación de Felipe II como rey de Portugal en 1.580, Camposancos y su entorno fueron testigos de las batallas que enfrentaron a españoles y portugueses hasta que éstos recobraron su independencia. En relación con esto, señala Domínguez Fontela en la obra “Nuestra Guerra con Portugal en el Siglo XVII”: “en febrero de 1.644 el Conde de Castelll Mellor dispuso un nuevo ataque al fuerte de Camposancos con 200 hombres embarcados en varios galeones; no halló oposición alguna y pudo destruir el fuerte que había sido abandonado por los españoles, para atender a puntos más necesitados e importantes”. Años más tarde en 1.966 en unas dunas descubiertas tras un fuerte temporal, en las inmediaciones del actual Hotel Molino, quedó al descubierto un muero de metro y medio de ancho compuesto por mampostería; restos sin duda del citado fuerte.
El 13 de Febrero de 1.668 se firma el tratado de paz entre España y Portugal, que obligó a ambos estados a la recíproca devolución de las plazas conquistadas durante la guerra.
Años más tarde, en 1.753, y a tenor de la firma del Cuaderno del Interrogatorio “A” del Catastro del Marqués de la Ensenada formulado por la Real Contribución de la provincia de Tuy, son nombrados y elegidos Jurados ciertos vecinos de la localidad, por tener “conocimiento de la extensión del Coto de Camposancos y también inteligentes en las calidades de tierra en su término, frutos y cultivos, como del número de casas y personas de dicho Coto, sus artes, comercio, oficios, ocupaciones y granjerías y de las utilidades de cada uno y demás que comprenden las reales Instrucciones”. A partir de aquí, se extraen los datos necesarios para tener información del cuadro económico-social que presentaba en estas fechas, hace más de dos siglos, el Coto de Camposancos, en el que por cierto, “no hay pobre alguno de solemnidad” (sic).
A partir de entonces y a lo largo del siglo XVIII, se producen una serie de demandas ante la Real Audiencia de la Coruña entre los vecinos de Camposancos, Cabildo, Conde de Priegue y Marqués de Bendaña, relativas a los vasallajes, rentas, tributos, jurisdicciones, límites, etc., a las que el Coto, con el aforamiento y arriendo de sus terrenos, daba lugar.
En 1.797 el Cabildo de la Catedral de Tuy dicta auto de erección en el lugar de Camposancos de nueva parroquia desligada de la de Salcidos, reservándose la Casa del Conde de Priegue el derecho de presentación de Párroco, que duró hasta 1.909.
Ya en el siglo XIX, Juan Domínguez Fontela en su estudio “La Invasión Francesa”, citando como fuentes las obras del Conde de Toreno y de José Gómez de Arteche y Moro, señala que “en 1.809 llegan a Camposancos las primeras tropas de la invasión francesa al mando del Mariscal Soult, Duque de Dalmacia, que limpia de enemigos la orilla española del rio Miño: días más tarde, al paso de las tropas a Portugal, se produjeron combates con fuego de artillería incluido”. Según el historiador tudense D. Joaquín Fernández de la Granja, los paisanos de La Guardia, Camposancos, Salcidos y O Rosal, desafiando el peligro, dieron cara al enemigo cogiendo por la espalda a los franceses, que combatían desde la orilla española del Miño contra los portugueses.
En otro orden de cosas, un hecho digno de tener en cuenta es que debido a las deficiencias documentales del Archivo Municipal de La Guardia, entre los años 1.806 y 1.843, no se puede precisar con exactitud la fecha de la incorporación de Camposancos al término municipal de La Guardia, después de más de tres siglos de pertenencia a la Jurisdicción de Barrantes. Según D. Antonio García Lago, previo examen de la documentación del archivo, debió de producirse en el año 1.837 ó 1.838.
Más adelante, en 1.870 en virtud de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, la Dirección General de Propiedades y Derechos del Estado autoriza la redención del foro del Coto de Camposancos, que se lleva a cabo por una Junta Liquidadora formada por apoderados elegidos por los vecinos, que fueron distribuyendo los bienes a prorrata entre los usufructuarios de las casas y tierras del Coto.

Poco después, en 1.875 se produce un acontecimiento que influirá notablemente en las gentes de Camposancos; se trata de la llegada y posterior puesta en funcionamiento del Colegio Apóstol Santiago de los Padres Jesuitas.
Ya en el siglo XX, en 1.908 se funda en Camposancos  la Sociedad Recreativa “Los Amigos”, conocida en el pueblo como “casino” y que perdura como tal en la actualidad.
Más tarde, en el año 1.924 se establece la Entidad Local Menor de Camposancos.
La Guerra Civil Española (1.936 – 1.939), a pesar de no sufrirla directamente, repercutió y tuvo igual trascendencia de dolor y amargura entre los vecinos de Camposancos que la padecida por el resto de los pueblos de España.

Por último cabe señalar que durante los años 50 y 60, Camposancos fue testigo de las disputas y pleitos entre algunos de sus convecinos para el control de los bienes del antiguo Coto, que finalizaron cuando se dictaminó que la Entidad Local Menor es la encargada de su gestión, lo que continúa en la actualidad.

Continuara...

A. Armindo Martínez Sobrino 

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