sábado, 13 de septiembre de 2014

(A GUARDA) CAMPOSANCOS ( IV )

Hermandad del Clamor e Sociedade Pro-Monte.


Hermandad del Clamor
            La vida de perfección religiosa ha tenido en la iglesia cierta evolución histórica; así, en origen los ascetas que además de sus ocupaciones se dedicaban a la penitencia y a la oración; después, los anacoretas o solitarios; y por último los eremitas, que aunque vivían en solitario se reunían para celebrar actos religiosos. Estos últimos, los eremitas, fueron al parecer quienes vivieron en el monte Tecla hasta su extinción con el florecimiento de la vida monástica. De ahí nace el toponímico “Ermitán”, referido al lugar de la cima del monte.
            Una vez extinguido el eremitorio, la Ermita-Santuario de Santa Tecla fue el exponente que hilvanó el aspecto religioso, que dio lugar a la Venerable Hermandad del Clamor, que comenzaría a organizarse en 1.138 con el objeto de mantener y desarrollar el desenvolvimiento de la peculiar vida religiosa cristiana en el Monte de Santa Tecla.
            La voz “clamor” es de origen provenzal, idéntica a la bíblica “clamor” y a la francesa “clameur”. También en la liturgia mozárebe diversas plegarías llevan el título de “Clamores”. Este palabra se ha perdido en el idioma gallego en el uso común, conservándola el portugués.
            Los textos constitucionales de la Hermandad abarcan dos partes, una la litúrgica con las disposiciones rituales en gallego y los textos en latín, y otra la ascético-disciplinar, que señala el espíritu y régimen de la Cofradía o Hermandad.
            Se establecieron cuatro celebraciones al año en Santa Tecla: el lunes de Pentecostés, el lunes infraoctava de la Ascensión (el Voto), la festividad de Santa Tecla y la festividad de San Esteban.
Peregrinaciones
            El incipiente Camino de la Costa, nombre por el que se conoce la ruta que seguían los peregrinos para llegar a Santiago de Compostela procedentes de Portugal, aparece referenciado en un mapa de un Códice de Osma del siglo XII.
            Años más tarde, tal como se deduce de documentos de 1.246, cruzaron el Miño entre Caminha y el Pasaje de Camposancos, reyes, reinas, obispos y muchos peregrinos que habían cumplido la promesa de orar ante el sepulcro del Apóstol Santiago.
            El cruce del río se llevaba a cabo en “la barca del Corpo Santo” y, según cuentan las crónicas, cerca del río existió una capilla bajo la advocación al “Cuerpo Santo”, más tarde sustituidas por otra levantada en Sáa con el nombre de Nuestra Señora del Socorro, que tenía un altar dedicado a San Telmo. Una vez desembarcados en el Pasaje, los peregrinos procedentes de Portugal seguían caminos y senderos que a través de Camposancos llegaban hasta el Hospital de San Marcos (muy cerca del actual Ayuntamiento de A Guarda).

            En la actualidad este “Camino de Santiago” se encuentra perfectamente señalizado con la “flecha amarilla” a su paso por los barrios del Pasaje, Couto y Sáa.

Continuara...

A. Armindo Martínez Sobrino 

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