17-09-1920.-DON FRANCISCO J. PIMEMTEL.- Ayer,
a las seis de la tarde, rindió su alma a Dios este benemérito sacerdote,
honra y prez del clero tudense. Su muerte fue la del alma justa que vive en el
mundo solamente para merecer el cielo.
Al
sentirse enfermo –el lunes pasado- pidió que le administrasen los santos
sacramentos. Después de oírle en confesión su director espiritual, el padre
Magalháes, de la Compañía de Jesús, el Rector del Colegio de Camposancos le
llevó el santo viático, que el señor Pimentel recibió con muestras de gran
fervor y devoción.
Los
días siguientes, hasta el de su muerte, comulgó muy devotamente, edificando a
todos los presentes. Durante su dolencia estuvo constantemente acompañado por
los sacerdotes de la parroquia y de las inmediatas, que, con lágrimas en los
ojos, recogieron su último suspiro, ayudándolo a bien morir.
Así,
en los brazos de la religión a cuya defensa consagró su vida entera, baja a la
tumba este celoso ministro del Señor, a quien lloran sus amigos y bendicen los
pobres y los desvalidos.
Don
Francisco J. Pimentel nació en la parroquia de Santa María de Oya, de padres
muy cristianos, que le educaron en el santo temor a Dios. A los diez años se
trasladó a Santiago y en aquel instituto estudió el bachillerato con gran
lucimiento.
Desde
niño mostró decidida vocación al estado eclesiástico, ingresando en el
Seminario de Tuy, en el cual cursó la Sagrada Teología y el Derecho Canónigo,
alcanzando siempre las primeras calificaciones.
Conocedor
de su privilegiado talento, aquel inolvidable Rector del Seminario que se llamó
D. Miguel Vallejo, eligíole para Secretario de Estudios, y Catedrático de
Filosofía Moral y Matemáticas, cargos que el señor Pimentel desempeñó con gran
competencia y celo extraordinario.
El
preclaro Obispo Sr. Hue y Gutierrez, de santa memoria, a quien no se le
ocultaban las excelentes cualidades del joven presbítero, le llamó a su lado
para que en la visita pastoral le acompañara en calidad de Secretario. Pasado
algunos años en estos cargos, fue nombrado párroco de Puenteareas. En esta
villa aún hoy se recuerda con veneración su nombre y se aplauden con entusiasmo
sus gestiones.
Sus
superiores así lo han juzgado, y por eso, sin duda, le confiaron el cargo de
Arcipreste tanto en Puenteareas como en La Guardia.
Considerado
bajo otros aspectos, se descubría en él al orador elocuentísimo, que recorrió
en triunfo los púlpitos de casi todas las iglesias de la diócesis y algunos de
varias capitales de España.
Como
escritor, atildado y profundo, existen en la colección de La Integridad, cuyo colaborador era, pruebas muy
fehacientes.
Escritas
las presentes líneas, agobiados por la pena que nos produjo la desaparición del
ilustre amigo, no aspiramos a sintetizar siquiera los méritos y los servicios
del benemérito sacerdote, cosa harto difícil para pluma tan pobre como la
nuestra.
Sean
nuestras últimas palabras una plegaria fervorosa que, brotando de las
profundidades de la humildad y de la hoguera encendida del afecto, levántese
hasta el trono de las misericordias en demanda de paz y de descanso para el
alma del párroco ejemplar, del defensor integérrimo de los derechos de la
iglesia, del amigo cordial.
18-09-1920.-DON FRANCISCO J. PIMENTEL.- Ayer tarde, a las seis, fueron
conducidos al cementerio de La Guardia los restos mortales de su celoso
párroco.
No
se recuerda manifestación de duelo tan espontánea y tan imponente. El gentío
llenaba toda la larga calle de Ordóñez. En dos interminables filas formaban las
Hijas de María y los socios del Apostolado, ostentando las insignias de las
respectivas congregaciones Asistió también una nutrida comisión de Carmelitas
de la Caridad, cuyo confesor y director era el finado.
Presidían
el primer duelo el Padre Rector del Colegio de Camposancos y el Padre Magalháes,
director espiritual del señor Pimentel; el catedrático del Seminario D.
Francisco G. Novás, en representación de este centro docente; el coadjutor D.
Manuel Alvarez, en representación del clero parroquial; el presbítero D.
Isolino G. Villanueva, representando a la familia; el Alcalde, el Juez Municipal
y el Ayudante de Marina. El segundo duelo lo formaba una comisión de
concejales, presidida por el Teniente Alcalde, señor Troncoso.
Concurrió
al sepelio todo el clero de Camposancos, Salcidos, Rosal, Tabagones y Eiras.
Vestidos de manteo, recogían las cintas del féretro los sacerdotes don Juan
Otero Domínguez, profesor del Seminario; D. Juan A, Silva, Vicario de las
religiosas Benedictinas; don Juan G. Giráldez, Capellán de los señores de
Alonso y D. Agustín Nandín Lomba, presbítero asignado a La Guardia.
Sobre
el féretro se destacaba un hermoso ramo de flores, con sentidísima dedicatoria,
tributo del cariño de las Hijas de María a su celosísimo director. n automóvil
ofrecido por el cristiano caballero D. Primitivo Franco, enlutado con
crespones, cerraba la fúnebre y conmovedora comitiva.
El
oficio de sepultura se hizo de cuerpo presente en la iglesia, que estaba
rebosante de público. El silencio, a veces interrumpido por los sollozos de la
multitud, era realmente impotentísimo.
Esta
mañana se celebraron los funerales por el eterno descanso del bondadoso párroco
guardés. A ellos acudió el pueblo entero. El señor D. Manuel Martínez Posse,
Maestro de Capilla de la Catedral, que ayer salió para La Guardia con objeto de
tributar a su amigo el señor Pimentel la última prueba de su afecto, ostentó la
representación del Prelado en la triste ceremonia.
Durante
el día de ayer se recibieron en La Guardia numerosísimos telegramas de pésame.
Entre ellos destácase uno sentidísimo del Señor Obispo, que profesaba tierno
cariño a su antiguo profesor, señor Pimentel.
20-09-1920.-Nuestro amadísimo Prelado se
ha servido nombrar ecónomo de La Guardia, al que lo era de San Francisco de
Vigo, D. Juan Domínguez Fontela
16-09-1921.- LA GUARDIA.- Mañana cúmplese un año del fallecimiento del que fue
ejemplarísimo párroco de este villa don Francisco Javier Pimentel.
A
pesar del tiempo transcurrido, el recuerdo del venerable sacerdote vive
luminoso y atrayente en la memoria de sus feligreses.
En
la iglesia parroquial se celebrará mañana un solemnísimo acto fúnebre por su
eterno descanso, y a él asistirá todo el vecindario, deseoso de significar su
entrañable cariño al pastor difunto.
17-09-1921.- LA GUARDIA.- Según hemos anunciado, ayer se celebraron en nuestro
templo parroquial solemnes honras fúnebres por el eterno descanso del Abal y
Arcipreste de La Guardia don Francisco Pimentel, en el primer aniversario de su
fallecimiento.
Dijo
la misa el catedrático del Seminario de Tuy don José Otero Domínguez,
asistiendo de Diácono y Sub-Diácono respectivamente el coadjutor de
Puenteareas, D. Isolino G. Villanueva y el Capellán de la Casa de Alonso, D.
Angel G. Giraldez.
Asistió
todo el clero adscrito a esta parroquia, el párroco y coadjutores de Salcidos,
el párroco de Camposancos y el Director de Seminario, D. Juan González Español.
en el templo había muchísimos fieles que así quisieron dar testimonio del amor
que profesaban a su celoso pastor. Descanse en paz el virtuoso sacerdote, el
celoso párroco, el amigo del alma cuya memoria vivirá siempre entre sus
feligreses y no se borrará jamás de los corazones agradecidos.
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