TOPONIMIA GUARDESA
JUAN DOMÍNGUEZ FONTELA
“EL EIRADO”
Era este antiguamente un
lugar muy mencionado en arcaicos documentos públicos medioevales. Hoy no se
nombra para nada, pues, para ciertos servicios de carácter social le sustituyó
la Plaza Consistorial.
La voz eirado, procede de la también galaico–portu-guesa eira – era, que se deriva de la latina aera. Significa un espacio de tierra
limpia, dura, fija, algunas veces empedrada donde se trillan y secan las
mieses. En la provincia vecina nuestra del Miño, en Portugal, se llama Eirado al campo o terreno anexo a una
casa o vivienda.
El sufijo do proveniente de ado,
aglutinado al sustantivo eira,
procede de la determinación del part. Lat. de pret. ato significa aquí la acción de extender dichas mieses en la eira para majarlas y secarlas.
Para estos servicios y para los de
carácter social que indicaremos estaba destinado este sitio en nuestra villa.
El Eirado de La Guardia es el terreno, antiguamente más ancho que
ahora, que se extiende frente a la puerta lateral de nuestra iglesia
parroquial. Era el atrio situado a este lado del mismo templo. La capilla de la
trinidad mermó este terreno, al fundarse en el año 1556.
Unos documentos antiguos
relacionados con el Señorío
Jurisdiccional de nuestra villa hablan en esta forma de las sesiones de
justicia allí celebradas: “Eño eirado da vila da Guarda aos dezaseis días do
mes de agosto do ano do Señor Jhu. Xpo. mil et quinjos et dez aos seendo ay ho
ourrado alvo. ps. Juiz ordinario na dita Vª sen conto ante el dito Juiz
pareceu...et log o dito Juiz sendo asi
asentado en lugar de julgar...” En otro documento se lee: “Item despois desto
eno eyrado da dita Vª aos vinte et nove días do mes de mayo do año do Señor
Jhu. Xpo., mill et quinientos a catorce aos sendo ay en sen conto pola
igla de Tuy antel dito Juiz parescen...”
No se celebran solamente allí las
audiencias judiciales para resolver litigios particulares; allí se reunían
también las asambleas populares. Relacionado con estas reuniones en el Eirado poseemos otro instrumento
importante del que ya hemos hecho mención y publicado un extracto en uno de los
capítulos publicados e la “Voz del Tecla”, en 1920 al hablar del Señorío Jurisdiccional de La Guardia. En
el capítulo IV hablábamos de una reunión celebrada en 17 de noviembre de 1409
en el atrio lateral de la antigua iglesia parroquial bajo el pórtico
romano-bizantino del templo de Santa María. Dice así el documento de referencia
transcrito del que se guarda en el en el archivo de la Catedral tudense: “sabean
todos á sendo en concello et juntados por soido do a deel segundo costume o
juiz e alcalca da vila da Guarda et de su alfoz e no adro de sta. María da dita
vila da Guarda segundo seu costume psentes (nombra el documento muchos vecinos)
por si et nome de todos los outros moradores et pobladores do dito
concello...et homes boós da dita vila da Guarda... hordenaron e
estableceron...”
Estas reuniones y asambleas públicas
pasaron a celebrarse desde fines del siglo XVI en la plaza del Ayuntamiento,
previa convocatoria hecha por la campana del reloj público que en dicha época
se estableció en la torre de vigilancia construida siendo Obispo de Tuy D.
Diego de Torquemada (1564-82).
Volviendo ahora al Eirado debemos consignar que en un
documento foral del Monasterio de Oya se determina así el sitio donde aquel
radicaba: “Una casa sobrada en villa de la Guarda en donde solian llamar el
Eirado... como parte del naciente y del norte con la calle que baja de la Igla.
de la dcha. villa pª la plaza de ella y hace frente a las casas que fueron del
Abad Lucas Gonzalo y a otra del Lic. Julián Barbosa, Presbitero, del poniente
con la calle que baja de la Igla. para la Ribera...”. Esta casa era propiedad
de D. Domingo Antonio Bernárdez en el año 1696 en que se hizo el foro a favor
del convento de Oya. Actualmente es propiedad de D. Julián López García.
Por este documento queda plenamente
determinado el sitio del antiguo Eirado
guardés.
Este atrio lateral de nuestra iglesia tenía un cobertizo de teja, que
era un porche, como se le llama en
arqueología. Su techumbre descansaba sobre columnas, y aún se ven hoy en la
pared exterior de aquella los vestigios de los huecos en que estaban
incrustadas las vigas. En nuestra villa solo se conserva un porche semejante al que hubo en este
lado de la parroquial, en la capilla del poético barrio de la Guía.
La costumbre de celebrar las
reuniones públicas para asuntos de interés general en los pórticos de las
iglesias estuvo muy extendido en la Edad Media. Los templos eran entonces, como
deben ser siempre, las casas propias del
pueblo, y en los principios de la justicia cristiana se inspiraban entonces, al
pie de los altares, las autoridades para guiar al pueblo y sentenciar los
asuntos que se les confiaban. Siguiendo esta tradicional práctica aún hoy, en
pleno siglo XX se reúnen los pueblos para resolver lo que allí es gravísima
cuestión de pleitos sobre aguas y regadíos. Después de oír misa, reúnense en
los atrios de los templos todos los interesados y las sentencias verbales que
dan los delegados son inapelables.
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